«No soy ni la más guapa ni la mejor, pero tengo algo que me hace única»
Cher regresa por todo lo alto a los 72 años: estrena Mamma Mia! Here We Go Again y repasa su carrera en una nueva gira.
Mi madre me animó a dar los primeros pasos como artista, pero Sonny fue quien lanzó mi carrera. Mi Pigmalión. No existiría Cher sin Sonny». Cherilyn Sarkisian, mundialmente conocida como Cher, recuerda sus inicios con su exmarido, quien la introdujo en el mundo de la música. «Fue mi héroe, mi maestro. De ahí que uno de los peores momentos de mi carrera llegara cuando nos separamos tras once años juntos. Nos conocimos cuando yo tenía 16, y no sabía qué hacer con mi vida tras haber dependido tanto de él», repasa la cantante y actriz, un icono que ha ganado todo tipo de premios, del Oscar al Grammy, pasando por el Globo de Oro o el Emmy. Porque nada puede con esta californiana de origen armenio que acaba de cumplir 72 años y no para. Dice que necesita unas vacaciones. Pero su calendario muestra algo bien distinto: este 20 de julio estrena en España Mamma Mia! Here We Go Again y, hasta finales de año, recorrerá Estados Unidos con The Cher Show, un viaje por la extensa trayectoria de una diva incansable.
¿A la segunda va la vencida? Porque lo de trabajar en Mamma Mia! suena a espinita clavada desde la primera película…
Sí, no pude participar porque estaba de gira. Me habría gustado, porque no se hacen tantos musicales y lo que me apasiona es cantar. Soy amiga de Meryl [Streep] desde Silkwood y siempre hemos seguido en contacto, nos escribimos. Y con Pierce Brosnan he coincidido alguna vez, aunque tampoco es que seamos amigos. Pero la experiencia fue maravillosa. Las cosas son mejores con música. En la película interpreto a una abuela que no es de las más agradables, justo lo contrario que las mías: una era más estricta pero la otra era una persona dispuesta a disfrutar de sus nietos como no lo pudo hacer con sus hijos.
Andy García es el otro nuevo en esta troupe.
Y nos echamos un buen baile en la película. Los dos somos buenos bailarines; algo así no lo puedes fingir si no lo llevas dentro.
¿Qué más lleva usted dentro?
Llevo una mujer muy fuerte. Descubrí mi pasión a los 4 años. Mi madre me llevó a ver La Cenicienta y supe que quería ser lo que soy. Ella fue mi mejor apoyo. Yo era disléxica y los estudios nunca fueron lo mío, pero mi madre nunca le dio importancia. Estaba segura de mi talento. Me decía que no me preocupara, que iba a ser Cher.
¿Y quién es Cher, cómo se describiría para quien no la conozca?
No sabría describirme, y quien no me conozca lleva años viviendo en una cueva [risas]. Utilizaría las palabras de mi madre cuando me dijo: «No serás la más guapa, ni la de más talento o la más joven, pero tienes ese algo diferente que te hace única y por lo que te conocerán siempre». Soy aprendiz de todo y maestra de nada.
¿Cuál considera el momento álgido de su carrera?
El día que recibí el Oscar. Fue una noche mágica, por fin me sentí reconocida. Tenía unos 35 años cuando comencé en el cine y me costó ser tomada en serio… A los hombres no les gustaban tan mayores. Por eso el Oscar por Hechizo de Luna me hizo tanta ilusión. Y estaba una de mis actrices más admiradas, Audrey Hepburn. No sé qué me hizo más ilusión, si el premio o conocerla.
Ha pisado muchas alfombras rojas. ¿Se siente un icono de moda?
Mi estilo es ¿ecléctico?, ¿inmaduro?, ¿improvisado? En más de una ocasión es como un disfraz, cuando no te apetece comprarte nada, solo buscas algo divertido y cómodo. La gente lo ve como si marcara tendencia, pero yo lo que hago es disfrazarme y divertirme.
¿Cómo es capaz de mantener la energía que desprende?
Genes y buenos alimentos, como de la forma en que me enseñaron en casa, sin excesos. Entonces era por dinero, ahora lo hago por salud. La apariencia es muy importante en esta industria. No hay tantos trabajos y los estudios no salen corriendo a ofrecerte un papel una vez que pasas de los 60.
¿Y en cuestión de amores?
Yo digo que los hombres son como el postre: algo maravilloso pero no para cada comida. Aunque en ocasiones te vayas directa a los postres… Los paparazzi no lo ponen fácil, nunca acaba bien.
¿Se arrepiente de algo?
Podríamos hablar de esto sin parar. Pero no lo veo como algo negativo. El fracaso es necesario. Te hace pensar, rumiar, mejorar .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.