‘Maramanía’: La carrera de fondo de las hermanísimas
Celebramos el gran año de Rooney y Kate Mara, dos actrices de raza que comparten apellido y todos los elementos necesarios para conquistar su futuro.
Bellas, trabajadoras y con talento. Las hermanas Rooney y Kate Mara nacieron entre los cómodos algodones de dos de las fortunas más importantes del fútbol americano. Sus bisabuelos, Timothy Mara y Art Rooney, fundaron los New York Giants y los Pittsburgh Steelers. Y las bisnietas, obedientes seguidoras del secreto del éxito, han trazado años más tarde su propio camino. Rooney, nominada al Oscar y al Globo de Oro por su papel en la película Los hombres que no amaban a las mujeres y protagonista este año del retorcido thriller que Steven Soderbergh nos regaló en abril, representa la cara más rebelde de las hermanas. Y Kate, actriz de películas independientes y estrella de la televisión gracias a la serie revelación House of cards, encarna el rostro más amable de un dúo nacido para despuntar.
Pese al éxito de su hermana mayor, Rooney ha conseguido lo imposible en su breve carrera cinematográfica. Su primer papel importante fue en el remake de la primera parte de Pesadilla en Elm Street, en 2010. A finales de ese año participó en La red social, que acabó otorgándole la notoriedad que desde entonces nadie ha conseguido arrebatarle. Hasta entonces, su imagen angelical y nada arriesgada no pasaba de las portadas de las revistas especializadas y alguna cabecera que advirtió algo especial en ella. Su camaleónica conversión para el papel de Lisbeth Salander en la versión estadounidense de la primera entrega de Millenium fue el trampolín definitivo que le dio el pasaporte para las páginas de estilo.
Ese cambio de imagen le llevó a protagonizar sonadas primeras planas en revistas de moda y a codearse con lo más granado de los front rows. En noviembre de 2011 la edición estadounidense de Vogue la coronó definitivamente con un titular que marcaba la diferencia. La tildaron de "talento feroz". Sus últimos dos años han sido una constante exposición a los flashes de los photocalls, posando en fiestas como la de la CFDA, el poderoso sindicato de diseñadores de moda estadounidense, o la gala anual del museo Metropolitan. En el mes de mayo sorprendía en dicho evento a propios y extraños con un escotadísimo diseño de transparencias blanco de Givenchy Haute Couture. Del brazo de su creador, Riccardo Tisci, la actriz consiguió respetar la factura punk de la velada y demostró que para lucir ese estilo no era necesario disfrazarse.
Kate y Rooney, reinas de la ‘red carpet’.
Cordon Press
Sometidas al yugo del look preppy, las hermanas han seguido durante años los dictados de estos códigos. Rooney, quizás mejor asesorada, ha evolucionado sin temor y con acierto. No es el caso de Kate, que todavía hoy sigue manteniendo las reservas a la hora de pisar fuerte. Su trabajo en la pequeña y gran pantala tampoco le han ayudado en exceso a la hora de arriesgar con la indumentaria, pero su talento ha prevalecido a la hora de valorar su trabajo. Curtida en numerosos papeles secundarios en el séptimo arte, la participación en la serie House of cards interpretando a una intrépida periodista le ha valido este año el aplauso de crítica y público. Pendiente del estreno de la película Transcendence en 2014, todo indica que en el futuro sabrá compaginar el cine y la televisión.
Tanto Kate como su hermana siguen caminos paralelos en sus trabajos. Por todo lo que pueden aportar, las diferentes maneras de mostrarse las confirma como una de las alianzas más interesantes del momento. Rooney ya conoce Cannes y otros festivales, viste joyas millonarias en la alfombra roja y acaba de estrenar Her, una producción cinematográfica que se estrenará en España en febrero de 2014. Kate, por su parte, sigue volcada en la televisión y prepara la segunda temporada de su actual serie. Quién sabe cuál será el futuro de estas mujeres, pero no tenemos ninguna duda de que seguiremos hablando de ellas. Mucho y bien.
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