‘Looks’ de altos vuelos
A la hora de vestirse para pasar ocho horas en la cabina de un avión, son pocas las estrellas que aciertan con la imagen adecuada para tocar el cielo.
Los expertos en moda deberían olvidar las alfombras rojas, photocalls, fiestas y demás eventos para juzgar el estilo de las celebridades y fijarse en otras situaciones más reveladoras, auténticas pruebas de fuego para detectar dónde hay estilo y dónde no. Por ejemplo, la hora de pasear al perro, la salida de la clase de pilates y, si fuera posible, el look casero, con el que los famosos se pasean por la intimidad, y que seguramente revelaría –con gran decepción– la afición de algunas reinas del estilo a ese invento diabólico bautizado como batamanta. Es fácil asistir elegante a una gala cuando las grandes marcas de moda prestan la ropa y las firmas de joyería los diamantes, con guardaespaldas incluidos. La cosa se pone más peliaguda si la alfombra roja se cambia por el pasillo de un avión y hay que conjugar comodidad y glamour para pasar –en el caso de los vuelos transoceánicos– nueve horas en un pequeño habitáculo con temperaturas que pueden alcanzar varios grados bajo cero por obra y gracia del todopoderoso aire acondicionado. ¿Cómo mantener el tipo huyendo del uniforme de sombrero, gafas de sol y pañuelo, que hace que cualquiera vestido así por una terminal levante claramente las sospechas de ser una estrella?
La familia Pitt al completo en el aeropuerto de Haneda, Tokio.
Cordon Press
De momento son pocas las que han encontrado la fórmula mágica, aunque algunas estrellas latinas como Salma Hayek o Jennifer López parecen salidas de un cóctel en vez de un vuelo, a juzgar por lo impecable de su aspecto. La mayoría no renuncia a sus tacones, como Charlize Theron o Eva Longoria, que mantienen la dignidad, aunque sus zapatos no tengan mucho mérito porque se trata de pasar sentada muchas horas. La maleta es un complemento a tener en cuenta si hay que arrastrarla por el aeropuerto. Una elección equivocada, que en el caso de Mariah Carey se suma a su erróneo atuendo, podría conseguir un efecto ‘pasajero low cost’, en las antípodas del glamour. El estilo grunge al que se apunta Rachel Bilson colinda peligrosamente con el look mendigo, especialmente si se acompaña de numerosos complementos, entre ellos la almohada (para dormir en el banco de un parque) y una gran maleta (con todas las pertenencias). Familia que viaja unida permanece unida, parace ser la consigna de los Pitt y los Beckham, que podrían confundirse con una excursión de fin de curso si no fuera por que las tutoras y jefas de estudios jamás han sido tan atractivas ni estilosas. Pero pocas son tan valientes como Tilda Swinton, que aparca las gafas de sol y se enfrenta a las cámaras a cara descubierta. Claro, que unos simples cristales oscuros jamás podrán esconder a Melanie Griffith o a Gwyneth Paltrow.
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