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Lauren y López: la otra unión con historia en el día de la boda de JLO

Emblema del estilo de vida tradicional americano, la carrera del diseñador estadounidense Ralph Lauren ha estado plagada de polémica.

Jennifer Lopez, con uno de sus tres vestidos de novia, todos ellos firmados por Ralph Lauren.
Jennifer Lopez, con uno de sus tres vestidos de novia, todos ellos firmados por Ralph Lauren.On The JLo

Jennifer Lopez ha desvelado los tres vestidos que llevó en su segunda boda con Ben Affleck, celebrada el pasado 20 de agosto, a través de su boletín oficial de noticias, On The JLo. El primero, un diseño de cuello alto acabado en una voluminosa falda de volantes cosidos a mano que utilizó durante los 45 minutos que duró la ceremonia. Después, la cantante optó por un diseño con collares de perlas colocados en forma de cascada, para terminar la celebración con un tercer vestido con silueta de sirena, adornado con cristales de Swarovski sobre la espalda y el escote. Todos ellos firmados por un mismo nombre: Ralph Lauren.

El diseñador y la cantante comparten su origen humilde. Ambos crecieron en el barrio neoyorquino del Bronx y encarnan a la perfección el sueño americano: crecieron en un entorno modesto y lograron alcanzar el éxito en sus respectivas carreras. El creativo es hijo de inmigrantes judíos y, como cuenta en su documental Very Ralph, estrenado en HBO en 2019, de pequeño solo aspiraba a tener un armario propio en el que poder ordenar sus zapatos. Pero gracias a la capacidad de recrear un estilo de vida ajeno al suyo, pero al que accedía a través del cine —actores como Marlon Brandon o Paul Newman eran sus referentes— consiguió labrar su exitosa carrera y pasó de vender corbatas a encabezar un imperio.

La intérprete ya había vestido de la firma estadounidense en más de una ocasión. En los premios CFDA de 2019 recogía el galardón de Fashion Icon con un dos piezas de color naranja creado por el diseñador, y en la gala Met de 2021, que rendía homenaje a la moda estadounidense, hacía lo propio con un vestido marrón de cuero de inspiración cowboy.

La unión de los universos simbólicos de Lauren y López sorprende, teniendo en cuenta algunas polémicas que han rodeado a la marca del caballito a lo largo de su trayectoria y que son completamente opuestas a la filosofía de vida de la cantante de origen portorriqueño: él es el creador del uniforme por excelencia del estadounidense blanco adinerado, ella la gran defensora del viaje del barrio a las alfombras rojas.

La clara proximidad al imaginario WASP —el acrónimo en inglés de blanco, anglosajón y protestante (White Anglo-Saxon Protestant) que hace referencia a la élite estadounidense que históricamente ha ostentado el poder en el país— del diseñador y el hecho de que eliminase su verdadero apellido, Lifshitz, de origen judío, proyectaron sobre él la sombra de la sospecha racista. Si a lo largo de la década de los 2000 consiguió darle un nuevo rumbo a su imagen gracias a la inclusión racial y étnica en sus campañas, volvió a protagonizar una polémica cuando Melania Trump se puso uno de sus diseños en el acto de investidura de Donald Trump. 

Sobre el tema del apellido, su hermano y vicepresidente ejecutivo de la firma, Jerry Lauren, arrojaba luz sobre el tema en el documental sobre el diseñador: «La gente piensa que se cambió el nombre porque quería parecer más WASP, pero no es verdad. En realidad lo del nombre fue idea mía, llevábamos toda la vida deletreando nuestro primer apellido, era algo duro con lo que vivir. En ningún momento quise querer escapar de mis orígenes», apuntó. Con respecto al melaniagate, el propio diseñador quiso dejar claro que el mono blanco con el que Melania celebró la victoria de su marido, firmado por él, se lo había comprado ella misma sin haberse puesto en contacto con ellos. Sin embargo, la entonces primera dama volvió a vestir de la marca en la toma de posesión, con un traje azul hecho a medida por la firma estadounidense. 

Tras conocerse la noticia del nombre que estaba detrás del diseño, se inició una campaña contra Ralph Lauren en las redes sociales. Numerosos usuarios de Twitter arremetieron contra el diseñador utilizando el hashtag #BoycottRalphLauren, mostrando su descontento por vestir a la esposa de Trump.

Jennifer Lopez, sin ser una activista, sí quiso dejar claro su sentir con respecto a la política antimigratoria de Trump durante su actuación en la SuperBowl junto a Shakira, protagonizada por dos mujeres latinas, precisamente en el momento en que el presidente había levantado un muro entre Estados Unidos y México; como se puede ver en el documental narrado por la diva latina, Halftime, en la misma gala, quiso expresar su fuerte sentimiento de pertenencia a la nación norteamericana y su total apego por la bandera de barras y estrellas. Es en este hueco en el que encaja su afinidad con Lauren: pese a las polémicas que han perseguido al diseñador a lo largo de su carrera, JLo se ha decantado por sus diseños para dar el «sí, quiero», lo que confirma que la identidad de la firma cada vez está más alejada de las acusaciones de clasismo y racismo que le han perseguido durante décadas y más cerca de la noción del sueño americano que también ha aspirado a que la definiera.

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