La desconocida doble vida del cantante de La Habitación Roja
Estrella de la música en España, enfermero y cuidador en los fiordos noruegos. El documental ‘In the middle of Norway’ ofrece un perfil inédito de Jorge Martí, vocalista de una de las bandas emblema del rock alternativo de nuestro país.
«Esto, más bien, va sobre lo antihéroe que soy en realidad». Al otro lado del teléfono habla Jorge Martí, vocalista y líder de La Habitación Roja, una de las bandas más veteranas del indie español, ese grupo que da la impresión de haber formado parte, desde siempre, del cartel de cualquier festival veraniego patrio. Sus seguidores saben que Martí lleva más de dos décadas abriéndose en canal en sus letras. Ahora también lo hace en la pantalla. El valenciano protagoniza In the middle of Norway, un documental dirigido por la catalana Mia P. Salazar donde ofrece una inédita (e íntima) visión sobre su vida. Expatriado por amor a Noruega desde 2006 («no lo dudé y me llevé mi coche, mi paella y mi todo; me iba con el amor de mi vida»), Martí lleva casi diez años combinando una desconocida doble vida para muchos. Una existencia que él mismo define como «montaña rusa emocional». Durante el verano disfruta del hedonismo y adrenalina de las giras y conciertos en España. En invierno se aísla de todo en su casa en los fiordos noruegos y trabaja como enfermero en turno de noche en un centro para enfermos de Alzheimer y demencia.
El líder de La Habitación Roja buscó ingresos extra porque a su pareja, Ingrid Øverås, doctora en antropología, le diagnosticaron encefalomielitis miálgica en 2010. «He luchado toda mi vida por la música. Al principio, cuando empezamos en el grupo, siempre decíamos que vivíamos para la música. Con esfuerzo, conseguimos ese ideal de vivir de la música. Mucha gente cree que estamos forrados, pero los músicos profesionales hoy en día difícilmente sobrepasan el mileurismo», matiza sobre el origen de su pluriempleo. La encefalomielitis miálgica, sin cura, implica que los afectados pasen el mayor tiempo en cama por elevado cansancio y requieran asistencia. Quien la padece se ve afectado por la luz, los ruidos o mareos por movimientos. Difícilmente se puede ver una serie o leer un texto con calma. La capacidad de concentración se esfuma y el agotamiento es constante. Sus hijas «todavía eran muy pequeñitas» cuando el diagnóstico de Ingrid cambió sus vidas. «Vendimos la casa en la que vivíamos y nos mudamos al pueblo de mis suegros para poder sacar adelante todo lo que se nos venía encima», explica. Martí había trabajado de enfermero en España, así que decidió convalidar su título y apuntarse a clases de noruego para poder trabajar allí. «Fui durante un curso a una escuela que enseña el idioma a inmigrantes. Envié mi currículo a un centro de cuidados que había cerca de mi casa y me aceptaron para cubrir sustituciones, guardias o bajas. Noruega, además de ser un país carísimo, tiene algunas cosas buenas como poder trabajar en Sanidad a la carta», cuenta.
Ese trabajo intermitente le ha permitido continuar con su carrera como músico. «Yo nunca había tenido en mi familia una enfermedad de este calibre y al principio me impresionó bastante. Dejas la vida bohemia y te acojonas un poco. Te afecta a nivel emocional, pero todas esas frustraciones las vuelcas en la música porque eres un artista y es en lo que crees». En el documental, rodado entre 2016 y 2018 entre Noruega y España –con concierto en el FIB incluido–, Martí afirma que su vida es como la de un superhéroe, solo que en su desdoblamiento de personalidad «en contra de lo que muchos podrían pensar, soy Clark Kent cuando estoy encima del escenario». Una faceta que ratifica Mia P. Salazar, la directora del proyecto, que se estrenará el próximo 24 de octubre en la Mostra de València-Cinema del Mediterrani y después pasará a ser una de las joyas del cartel del Beefeater In-Edit en Barcelona*. «Los verdaderos superhéroes están en la cafetería de urgencias a las cuatro de la mañana, cansados, tomando café para seguir cuidando de sus familiares con una media sonrisa cuando reconocen a otro en su situación», apunta al teléfono desde Estocolmo.
Salazar y Martí se conocieron en 2013 en las Furious Sesions –grabaciones a grupos en directo– en colaboración con El País. Ella era productora de los vídeos y su pareja, Georg Bungard, el cámara. Congenió con Jorge al instante. Al igual que él, también tenía una doble vida: cuidaba de su padre enfermo y lo combinaba con una carrera musical como líder de la banda Big Head Troubled Boy. «Fue una etapa muy difícil y dura para mí, mi padre estuvo seis años enfermo. Yo dormía en urgencias y luego te encontrabas, agotada, con toda esa maraña de tener que sonreír en el escenario o desenvolverte frente al sexismo de ponerte modelitos sexis para las entrevistas. Con Jorge nos reconocimos mucho por esa labor, invisible para muchos, de ser cuidadores de un familiar«, explica esta natural de Terrassa que también ha engrosado las listas de los jóvenes expatriados. Un año después de su primer encuentro con La Habitación Roja, el padre de Mia falleció. Dejó la música y se mudó a Estocolmo con su pareja. Montaron una productora juntos, Bungard Film, donde combinan encargos comerciales para marcas con trabajos para otros documentalistas. In the middle of Norway es su debut en la dirección documental y nace para reflejar «esa dualidad que viví así como mostrar la fortaleza y sensibilidad de Jorge. Le mandé muchos mails diciendo que tenía que contar su historia. Tenía esa necesidad». Pese al recelo inicial de ver expuesta a su familia, Jorge accedió. Mia y Georg cogieron su coche, condujeron 20 horas hasta los fiordos y empezaron un proyecto «muy nuestro» que ha crecido sin financiación externa –parte de la banda sonora la ha compuesto la directora. También aparece en el tráiler y en el documental Circe, de integrantes de Sigur Rós, que aceptaron incluir su música al ver la cinta–.
«Este no va sobre La habitación roja. Es un proyecto donde más que cerrar una etapa personal, doy perpetuidad a la valentía de la figura invisible del cuidador. Donde se muestra a una persona que vive a caballo entre dos mundos. Sirve como reflejo para entender cómo nos sentimos los expatriados. En España, en el fondo, todos somos estrellas del Rock and Roll, hablamos con todo el mundo y todo es mucho más abierto. Aquí, todo es más pequeño. Vives a oscuras medio año. El documental refleja esa sensación de sentir que te estás perdiendo algo estando lejos. Vivir esta dualidad es doloroso, pero es el eterno drama del ser humano, siempre quieres lo que no tienes», cuenta mientras aclara que, a nivel laboral, Escandinavia sí que le ha ofrecido ventajas personales como poder formar una empresa. «Mira que Terrassa es fea y aquí todo es tan bonito que hasta duele, pero echo de menos mucho una cosa tan pequeñita a simple vista como hablar con mi vecina a gritos través del patio. Aquí, aunque nadie te mire a los ojos y vayan más a su rollo, las cosas funcionan, el sistema, de base, es feminista y no existe la corrupción que hay en España. Todo es más profesional».
Por su parte, Martí bromea con el hecho de ser tan desconocido lejos de España. «Aquí soy totalmente anónimo. Cuando les preguntan a mis hijas a qué se dedica su padre y cuentan que soy músico les dicen: ¿Ah, entonces toca la guitarra flamenca? Es otro mundo». También admira «esa naturaleza y potente que sublima los sentidos y las emociones» y destaca «la economía de las emociones» de un país en el que «es más fácil sentirse solo».
El artista todavía anda de pruebas médicas por el tromboembolismo pulmonar que sufrió el pasado mes de abril, a sus 43 años, y que lo mantuvo hospitalizado varios días.»Me encuentro bien, estoy bastante recuperado. Haciendo vida normal pero todavía con tests genéticos para averiguar la causa de lo que me pasó o cuánto tiempo tendré que estar medicándome», explica. El trombo, apenas dos meses después de grabar las últimas escenas del documental, provocó que se cancelasen varios conciertos de presentación de Memoria, el undécimo disco de estudio de la banda –ya llevan dos más que Los Planetas–, y añadió un grado al más-difícil-todavía que es su vida. «Durante los últimos años he estado muy condicionado. Arrastraba esa sensación de que yo no me podía poner malo. He tenido que hacer de mamá y papá al mismo tiempo muchas veces mientras luchaba para que pudiésemos vivir de la música todos los del grupo. Si se lesiona el bajista, pues mira, buscas uno de urgencia para no perder esos ingresos, pero conmigo es todo mucho más difícil al ser el vocalista. Hay una responsabilidad detrás», dice. Salazar –que se enteró del ataque por una llamada de Ingrid mientras ella y Georg se comían, casualmente, un salmón que Jorge les había regalado durante el rodaje– asegura que ese «estrés» ya era patente en los últimos días de grabación. «Se ahogaba mientras grabábamos. Jorge es muy emocional, no le cuesta mostrar su vulnerabilidad. Es una persona muy abierta y protectora y carga con mucho sobre sus espaldas. Siente, como les pasa a muchos cuidadores, que no está haciendo bien las cosas. Cuando le mandamos el documental le dije: ‘Aquí vas a ver tu vida desde fuera, vas a ver que lo estás haciendo bien y será tu recompensa'», cuenta.
Martí repite varias veces durante la conversación que él simplemente no puede «dejar tirado a nadie». «Siempre me he sentido un privilegiado. Me casé con el amor de mi vida y mis dos hijas, por suerte, están sanas. Tengo la música. Aunque haya momentos en lo que todo parece que se va a truncar, hay cosas muy bonitas. Mia ha sabido captarlas. Todo el mundo puede sentirse identificado con esta historia. Tiene reveses, hay momentos duros, pero siempre hay que reponerse. Esto también es una reflexión sobre tu gente y tu país, el desarraigo que crea una vida así. Yo no me siento ni de aquí ni de allí. Pero tampoco quiero dogmatizar».
*’In the middle of Norway’ se estrenará el 24 de Octubre en la Mostra de València-Cinema del Mediterrani. También se proyectará el 28 de Octubre en el teatro del CCCB dentro de la programación del festival In-Edit Beefeater en Barcelona.
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