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Un pretendiente de 7 años regala a la hija de Kim Kardashian un colgante de Tiffany

Un año más, la familia más mediática y polémica del universo celebrity ha vuelto a hacer de las suyas en el día de San Valentín: incluido el «novio» de North West.

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Instagram/KimKardashian

Que al klan Kardashian le gusta celebrar todo a lo grande no es ninguna novedad. Son sonadas, sobre todo desde que existen las redes sociales, sus estrambóticas Navidades o sus increíbles (y a veces terroríficas) fiestas de cumpleaños: la última, la que le dedicó Kylie Jenner a su hija Stormi, que cumplía un año. Un auténtico e irracional festival –#StormiWorld– inspirado en el festival de música de su padre Travis Scott, llamado Astroworld.

Pero lo de este San Valentín ha alcanzado límites insospechados. Polémica incluida, al conocer que incluso la pequeña North West, de 5 años, está ya metida en el ajo…

Es lo que pasa, claro, cuando cada año uno debe superar los regalos y celebraciones del anterior bajo la presión de tener que compartirlo y ser juzgado por el mundo entero… Y es que, ayer, Kanye West declaró de nuevo su amor a Kim Kardashian con un regalo-performance que más bien parecía un juego de scape room.

A saber: el rapero pagó una (seguro) ingente cantidad de dinero para «encerrar» a Kenny G en una habitación de su casa atestada de rosas, todas bien colocadas en jarrones individuales llenos de agua. El nombre del saxofonista ha sido trending topic durante horas y, por supuesto, objeto de todo tipo de memes, entre los que el más repetido se preguntaba qué iba a hacer si necesitaba ir al baño…

El revuelo ha sido tal, que solo ha podido ser eclipsado por un regalo de San Valentín tan desorbitado como este, pero por otras razones: el que ha recibido la hija de la pareja, North West. Y es que, desde ya hace unos días Caiden Mills, hijo del también rapero Consequence, ha estado mostrando en su cuenta de Instagram -sí, con 7 años tiene cuenta de Instagram y más de 42.000 seguidores-, los regalos que le ha comprado a su “novia” North y lo bien que se lleva con ella y su familia.

Pero lo peor no ha sido el colgante de Tiffany&Co. que le ha comprado, sino lo que suponen las fotos y los comentarios que, seguramente, sus padres le han ayudado a compartir. Todo un poco extraño teniendo en cuenta que ninguno de los niños tiene edad suficiente para ir a comprar un regalo de semejante valor económico ni tampoco de administrar sus propias cuentas de redes sociales.

Desde el «Se lo grito a Northie, ‘babygirl’ te veo pronto” o el «love is in the air» hasta el “Boo’d Up”, que literalmente significa “estar en una relación con alguien”, que el pequeño ha compartido junto a sus fotos han dejado a Internet bastante perplejo y preguntándose cuál es el límite de algunas celebrities a la hora de beneficiarse de la imagen de sus hijos…

Y es que, dentro de la normalidad en la que se encuentra que ambos niños sean amigos -dado que sus padres han trabajado juntos en muchas ocasiones-, su presencia en redes sociales, involucrados en casos tan polémicos como la alteración de sus fotos por sus propios padres, es, cuanto menos, polémica. Algo que se debería tener en cuenta a la hora de calificar este tipo de publicaciones como «románticas» o «tiernas».

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