Jennifer Lopez enfunda todos sus buenos propósitos en este mono despampanante

Jennifer Lopez quiere monetizar su brillo. Más aún. Podría decirse que el 2021 será su año, si no fuera porque ya lo fue el 2020: con nominación al Globo de Oro por su papel en Estafadoras de Wall Street y triunfo innegable tras su actuación junto a Shakira en la Super Bowl. Pero, tirando un poco más de hemeroteca, también lo fue 2019: entonces se proclamó icono de estilo en los CFDA y rompió internet al desfilar para Versace con el vestido de palmeras que motivó la creación de Google Imágenes 20 años atrás. Así que, por resumir, se podría concluir que todos los años son para Jenny from the Block.

El 2021 lo ha inaugurado en una nube resplandeciente. Literalmente. Para celebrar Nochevieja, la artista se subió a un andamio y se cubrió con uno de los esponjosos e inabarcables abrigos blancos de la última colección alta costura de Valentino. Se encargaba de la actuación que cada fin de año se celebra en la neoyorquina Times Square. Esta vez, por las restricciones de la pandemia, la plaza estaba prácticamente vacía y JLo actuó frente a su equipo, su familia y algunos trabajadores esenciales que fueron invitados por el ayuntamiento.

Cuando cayó la prenda de Valentino, la cantante lució un traje de chaqueta completamente cubierto de cristales (al igual que sus uñas, sus botas, sus mitones y su micrófono). Un diseño de Balmain que también terminó desapareciendo para dejarla con un ajustado y escotado mono reluciente firmado por la misma casa francesa. “Mi mantra para este año: #DREAMON [sigue soñando] Nuestro futuro es brillante!!! 2021 va a traernos oportunidades infinitas para que todos hagamos nuestros sueños realidad. El sueño de unirnos para hacer desaparecer a este virus. El sueño de un mundo más unido”, escribía en su cuenta de Instagram junto al vídeo de su aplaudido espectáculo.

Mucho destello, vozarrón y presencia para demostrar una vez más que Lopez es una de las estrellas más chispeantes del firmamento de las celebridades y lo sigue siendo, contra todo pronóstico, a sus 51 años. De ello también ha hecho emblema y negocio. La mujer de los muslos de acero nos dice que la belleza no tiene fecha de caducidad y ahora embotella la idea en tarros de 118 dólares. Una apuesta que tiene todos los ingredientes para ser otro éxito: solo unas horas después de bajarse del escenario de Times Square, aprovechaba para anunciar el estreno de su nueva línea de belleza JLo Beauty.

Inaugurado por Rihanna y su Fenty Beauty, la industria de la belleza vive un absoluto romance con las famosas, que son capaces de multiplicar exponencialmente las cifras de ventas al asociar su rostro y sus valores a una oferta concreta de productos. Kylie Jenner, Victoria Beckham, Kim Kardashian o Lady Gaga dan buena cuenta de ello. A ellas se suma la cantante de Let’s Get Loud, abrazando la idea de la naturalidad y la belleza que sale de dentro. ¿Su lema? “Si quieres ‘esa’ luminosidad, ahora puedes conseguirla”. No es barato, porque nadie dijo que imitar el brillo de Lopez fuera sencillo: el combo de crema y suero se vende por 176 dólares (unos 145 euros). Su gama se completa con un limpiador, un iluminador (que sirve de prebase), una crema específica para el contorno de ojos, un filtro solar y mascarillas. En línea con la idea de aceptación que promulga la estrella, en la web es la propia JLo la que se encarga de presentar cada uno de los productos, en un vídeo con la cara lavada.

No es la primera vez que Lopez prueba suerte más allá del cine y la música. Su negocio diverso ha llegado a incluir moda, ropa interior, calzado, bisutería o gafas. Aunque su mayor éxito comercial fue sin duda su perfume, Glow, que lanzó en 2003 y se convirtió en un icono de los dosmiles y en una de las fragancias de celebrity más vendidas de la historia. El glitter sale rentable. La página especializada Celebrity Net Worth estima que la fortuna de la artista ronda los 400 millones de dólares.

Pero de aquel éxito vendiendo su imagen sacó varias lecciones. ¿La más importante? Ganas más si eres la jefa. “Me di cuenta cuando me senté con la empresa que hacía mi perfume y me enseñaron los números”, confesaba el año pasado en una entrevista en WSJ Magazine. “Me dijeron, ‘mira, hemos hecho miles de millones de dólares’. Y yo sentada allí me pregunté: ‘¿Están ganando miles de millones?’, la idea fue mía, se me ocurrió el nombre, lo comercializo, es mi cara la que sale en mis anuncios. ¿Dónde están mis miles de millones?”. Por eso ahora renuncia a cualquier partner y se embarca ella sola en esta nueva compañía, de la que ya dice «es mi bebé».