Jane Fonda, la mujer a la que nadie hace sombra
La actriz protagoniza junto a Lily Tomlin la serie Grace & Frankie que este otoño llegará a España de la mano de Netflix. Un capítulo más de una vida única.
Creada por Marta Kauffman (una de las cabezas pensantes de Friends) y Howard J. Morris, las protagonistas de Grace & Frankie son dos mujeres maduras a las que de pronto abandonan sus maridos. Ese final significa un comienzo: el de una nueva vida de soltería a la que enfrentarse después de décadas de matrimonio.
Es posible que la experiencia vital de Fonda la haya ayudado a la hora de componer su personaje y es que la actriz, que actualmente tiene 77 años, ha tenido una existencia intensa. Su entorno familiar, su vida amorosa, sus ideales y su trabajo componen un puzzle que da lugar a una de las celebridades más fascinantes de la historia reciente, con una capacidad para la reinvención de la que no todo el mundo pueden presumir. Estas son (solo) algunas de las piezas que componen su persona.
La actriz en una escena de Grace & Frankie
Cordon Press
La familia Fonda
Hija del famoso actor Henry Fonda y de Frances Ford Seymour no tuvo una infancia muy feliz. Su padre, que ya tenía una hija de su anterior matrimonio, esperaba un hijo varón cuando ella nació. Eso hizo que ella sintiese que había decepcionado a su padre desde su nacimiento y la impulsó a buscar su aprobación durante casi toda su vida. Su madre se suicidó cuando ella tenía 11 años, al rajarse la garganta con una cuchilla en el centro médico donde estaba ingresada debido a sus problemas mentales. El padre intentó ocultarle el hecho tanto a ella como a su hermano menor, Peter, pero acabaron enterándose a través de los medios. Él intentó quitarse la vida con un tiro en el estómago y ella comenzó una relación con la bulimia que mantuvo durante 35 años en su intento por alcanzar la perfección con la que conseguiría la atención de su padre y después la de los hombres que entrarían en su vida.
Jane Fonda en 1967.
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La actriz de culto
Aunque no siempre sea la que más se remarca, una de las facetas de más peso es su trabajo. Barbarella se ha quedado grabada como uno de los iconos cinematográficos (y eróticos) de todos los tiempos gracias al vestuario de Paco Rabanne y a su innegable atractivo. Estuvo nominada cinco veces al Óscar y ganó dos: uno por la película Klute (Alan J. Pakula, 1971) y otro por Coming Home (Hal Ashby, 1976). Además, también ganó varios Globos de Oro y estuvo nominada en los Emmy y en los Bafta. Ha compartido pantalla con los mejores actores del siglo XX como Robert Redford (con el que confiesa que hubo una innegable atracción pero que nunca llegó a pasar nada porque ambos estaban casados), Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Jack Lemmon, Michael Douglas o Robert de Niro. Incluso llegó a trabajar con el mismísimo Jean Luc-Godard en la película Todo va bien grabada en 1972 y en la que compartía protagonismo con Yves Montand. Su última película hasta el momento ha sido Ahí os quedáis, dirigida por Shawn Levy en 2014.
Jane Fonda junto a Roger Vadim en «Barbarella» (1968)
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La activista
A principios de los años 70 Fonda se implicó profundamente en las protestas contra la guerra de Vietnam (se la conocía como Hanoi Fonda) y la CIA llegó a interceptar su correo. También ha luchado por la difusión del feminismo, participando en campañas contra la violencia de género como One Billion Rising, promovida por Eve Ensler, autora de Los Monólogos de la Vagina. Su propia madre sufrió abusos sexuales a los diez años, lo que hace que Fonda se sienta aún más comprometida con la causa, como expresó en el programa de Oprah Winfrey hace cinco años.
Jane defendiendo los derechos de las mujeres.
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En 1982 lanzó el primero de sus famosísimos programas de aerobic Jane Fonda’s Workout, que vendió 17 millones de copias. Aunque parte del dinero obtenido del exitoso negocio fue para las causas políticas en las que participaba con su segundo marido Tom Hayden -llegaron a viajar al norte de Vietnam- éste la criticaba por ser una promotora de la vanidad de las mujeres. Según declaraciones a la revista W: “La gente asume que las estrellas de cine son ricas. Pero yo no tuve dinero hasta que el negocio del fitness empezó a funcionar y yo quería apoyar a las causas en las que creía. Además mi padre me había dejado dinero para comprar una casa y conseguí devolvérselo en un año. No quería que pensase que era una vaga. Para mi era muy importante tener mi propio dinero”. El feminismo también puede actuar en mallas y calentadores.
También se le han echado en cara sus operaciones de cirugía estética que ella nunca ha negado: “Con ellas he ganado diez años” refiriéndose a la presión a las que están sometidas las actrices para mantenerse jóvenes si quieren seguir trabajando. Su conversión al cristianismo también ha dado que hablar, aunque tampoco le ha dado demasiada importancia ya que afirma que no se ha convertido en una fundamentalista, sino que más bien es una cuestión de espiritualidad. Y de hacer lo que le da la gana al llegar a la madurez.
La actriz junto al director Roger Vadim en 1967.
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Las relaciones de Jane
Fonda se casó tres veces. La primera con el director de cine Roger Vadim, con el que tuvo a su hija Vanessa y del que se divorció en 1973. De él obtuvo un buen material para su futura autobiografía, publicada en 2005 y en la que explica que hicieron tríos con prostitutas. Tras él llegó Tom Hayden, activista y político, con el que tuvo a su hijo Troy Garity, y al que abandonó en 1990 por serle infiel. Durante ese periodo también adoptó a su hija Mary Luana Williams.
El último fue Ted Turner, el multimillonario creador de la CNN, con el que contrajo matrimonio en 1991 y del que se separó en 2001 porque también la engañó (ella le pegó con el teléfono al enterarse). Durante los años en los que estuvo casada con él, Fonda se apartó (aunque nunca del todo) del mundo de la actuación al que regresó en 2005 con la película La madre del novio, junto a Jennifer López. Actualmente mantiene una relación sentimental con el productor Richard Perry.
Jane con su actual pareja sentimental Richard Perry.
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