Demasiado buena para morir: Gemma Chan, la modelo fracasada que Marvel mató y luego resucitó
La actriz londinense de 38 años, exmodelo profesional y considerada una de las más estilosas de Hollywood, lidera a la nueva generación de estrellas del tebeo que toman la gran pantalla en Eternals.
Gemma Chan ya había perdido su oportunidad. Tras conseguir el que –a tenor de los nombres que se suman cada año– parece ser el sueño más perseguido del Hollywood moderno, dar vida a un personaje en una gran producción de superhéroes, la ocasión se había saldado con un sabor más agrio que dulce. La intérprete londinense de 38 años había visto cómo su villana, la francotiradora Minn-Erva, moría en el desenlace de Capitana Marvel, dejando en casi una anécdota su participación en una saga que promete llenar las salas durante varias entregas y encumbrar como estrellas a compañeras como Brie Larson.
“Me quedé un poco fastidiada al saber que no iba a volver”, reconoce quien pocos meses antes había saboreado las mieles del éxito gracias a la película Crazy Rich Asians (Locamente Millonarios) y fracasaba ahora en su intento de surfear la ola hollywoodiense. Sin embargo, en una de las múltiples alfombras rojas que pisó gracias al triunfo de la mencionada comedia, el máximo responsable de Marvel Studios, Kevin Feige, se acercó a ella con una fe de erratas y una invitación: “Nos gustaría darte un mejor uso. Nos encantaría tenerte de vuelta y que puedas hacer otra cosa, así que busquemos ese proyecto”. Un par de años después la promesa ya es realidad y Gemma Chan, el mejor error de Marvel, ya encabeza la próxima gran fase del universo cinematográfico más popular de la cultura pop.
Dar vida a su orimera superheroína de origen asiático es el encargo que los ejecutivos de Marvel encomendaron a Gemma Chan y que se materializa este noviembre con el estreno de Eternals. La ganadora del Oscar Chloé Zhao (Nomadland) dirige la puesta de largo del nuevo grupo de héroes de Marvel, destinados a tomar el relevo a los amortizados Vengadores como salvadores del universo. Aunque Chan es una de las caras menos conocidas de un reparto estelar que reúne a Angelina Jolie, Salma Hayek o los tronistas Richard Madden y Kit Harington, la británica se pone en la piel de Sersi, la líder de un grupo de inmortales que protegen nuestro planeta desde las sombras y a través de los siglos. Un rol clave para captar a la nueva generación de espectadores y cuyo superpoder no es ni una fuerza sobrehumana ni una velocidad vertiginosa, sino “la empatía con la raza humana”. Priorizando el talento al raccord, Kevin Feige ofreció a Chan el personaje de Sersi siendo consciente del error de continuidad que supone que una misma actriz interprete a dos personajes distintos en apenas tres años. “Hubiera sido como pegarnos un tiro en el pie”, alegó el ejecutivo en Entertainment Weekly sobre la controversia generada por su fichaje.
“Vas a tener muy difícil conseguir trabajos como actriz”, recuerda Chan que le avisó un profesor de interpretación en una entrevista con The Guardian. No se equivocaba. A principios de la pasada década apenas había papeles para mujeres no caucásicas en la ficción inglesa y el consejo recibido fue que comprara un billete de avión y cruzara el charco. No lo hizo. Pese a su tesón, la falta de diversidad en la industria ha supuesto un freno para su carrera, que solo floreció del todo a raíz de la última oleada de protestas feministas. “La mayor parte de mi carrera no solo he sido la única persona asiática en el plató, sino la única que no era de raza blanca”, admite. En 2019, cuando logró un papel de reparto en el drama de época María, reina de Escocia, tuvo que salir públicamente a defenderse de las críticas furibundas que le negaban el derecho a dar vida a una noble de la época isabelina por tener los ojos rasgados. “Si John Wayne ha podido interpretar a Genghis Khan, yo puedo interpretar a Bess de Hardwick”, manifestó.
Aunque su rostro ocupe ahora marquesinas y carteleras, portadas de revistas y anuncios publicitarios, mochilas y figuras de acción, Chan se ha pasado más de una década tratando de hacerse un hueco en la industria británica y posteriormente en Hollywood. Sumando papeles episódicos en series del prestigio de Doctor Who o Sherlock, pero siendo descartada en las oportunidades que podrían hacer de ella una estrella, como un rol como chica Bond en Skyfall. Antes del éxito global de Crazy Rich Asians, que supuso su gran salto de popularidad, los directores de casting ni siquiera le ofrecían la oportunidad de optar a papeles protagónicos. “Hay un grupo muy selecto de intérpretes que están en esa lista y a mí no me dejaban ni hacer la audición, no estaba ni en la conversación”, contó en la edición británica de la revista Elle. Una paciencia que da ahora sus frutos con proyectos del calibre de la propia Eternals, la comedia Déjales hablar (junto a Meryl Streep) y Don’t worry darling, la próxima y esperadísima película de Olivia Wilde en la que comparte reparto con otras dos estrellas británicas de nuevo cuño: Harry Styles y Florence Pugh.
Nacida en la pequeña población de Sevenoaks, un municipio de clase media-alta a poco menos de una hora en coche de Londres, Gemma Chan es la mayor de las dos hijas de un matrimonio de inmigrantes conformado por un ingeniero de Hong-Kong y una farmacéutica china. Su infancia fue la de una niña de catálogo: violinista dotada, bailarina de ballet clásico, nadadora de competición y una estudiante tan brillante como para licenciarse en Derecho en la Universidad de Oxford. Pero Chan decidió rechazar la oferta de un prestigioso bufete de abogados y cumplir su sueño de dedicarse a la interpretación, apuntándose en secreto a una escuela de arte dramático. “Es mejor intentarlo y fallar que no intentarlo nunca. El disgusto es temporal, pero el arrepentimiento dura para siempre”, aduce. Una decisión que mantuvo en secreto para no enfadar a su familia y que la llevó a trabajar como modelo para poder pagarse la matrícula.
Su nombre comenzó a sonar en el Reino Unido en 2006 por su participación en la primera edición de Project Catwalk, el trasunto británico del reality Supermodelo que se emitió en España en las mismas fechas. Fue una de las finalistas y protagonizó varios editoriales de moda y campañas publicitarias, pero jamás logró despuntar sobre la pasarela. Hoy, una vez consagrada como actriz internacional, esos antecedentes se traducen en una de las apuestas estilísticas más excitantes y aclamadas de todo Hollywood. Embajadora de L’Oréal, sobre la alfombra roja ha brillado luciendo diseños de Tom Ford, Miu Miu, Oscar de la Renta, Prabal Gurung o un Valentino que firmó el espectacular diseño alta costura con el que se convirtió en el foco de todas las miradas de los Oscars de 2019.
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