“Ya he oído que soy muy vieja para algunos papeles”: Eva Green, la icónica mujer fatal que huyó de Hollywood
Chica Bond, musa de Tim Burton, referente de estilo… La actriz parisina que conquistó a toda una generación por su imagen de misteriosa dama gótica lleva varios años alejada de la primera línea de la meca del cine. ¿Qué ha sido de ella?
No importa que hayan pasado casi diez años desde su mayor momento de popularidad, el pasado 6 de julio los tuiteros convirtieron a Eva Green en Trending Topic perpetuo durante toda la jornada. Pocos homenajes más pertinentes para celebrar su cumpleaños y pocas señales más inequívocas de la huella e impacto que ha dejado la actriz de Casino Royale o Soñadores en toda una generación de espectadores que crecieron anhelando la belleza gótica –ojos azules perfilados en negro, piel pálida y melena azabache– de la parisina de nombre anglosajón. Chica Bond y musa de Tim Burton, a sus 42 años Eva Green sigue siendo una dama por la que matar y último gran ejemplo de la femme fatale cinematográfica por antonomasia. Enemiga de la exposición y el glamur hollywoodiense de alfombra roja y photocall, la introvertida intérprete prefirió apartarse de la meca del cine justo cuando tenía todo para convertirse en la próxima gran estrella global. “Aún me siento como el patito feo en este mundo”, confiesa. Tras más de tres años sin asomar su rostro por la gran pantalla, la leyenda de Eva Green sigue tan vigente como el primer día.
“No sé si es por mi pelo de perro o porque no hablo mucho”, divaga ella cuando le preguntan sobre los motivos de su imagen de figura misteriosa e inaccesible. Haya motivos o no, lo cierto es que pocas actrices de la actualidad han podido permitirse el lujo de liderar los repartos de producciones taquilleras mientras hacen gala de una invisibilidad mediática que inhibe cualquier información sobre, por ejemplo, los vaivenes de su vida sentimental. De su día a día poco se sabe más allá de que vive en Londres, trabaja en París y que utiliza su cuenta en Instagram –con más de un millón de seguidores– para recuperar viejas fotos de rodajes o mostrar su apoyo a causas activistas como la resistencia ucraniana tras la invasión del ejército ruso. En una de sus últimas entrevistas, la artista reconoce que sus recién cumplidos 42 años ya pesan para algunos directores de casting de la meca del cine, poniendo el foco en el edadismo histórico que sigue asolando Hollywood. “Ninguna mujer quiere envejecer (…) Ya he oído que soy muy vieja para algunos papeles, así que no voy a mentir y decir que es genial”, evocaba.
Porque entre sus planes nunca estuvo el de ver su nombre grabado en el Paseo de la Fama de Hollywood y ni siquiera una carrera de dos décadas ha fomentado sus anhelos de fama y posteridad. El acercamiento de Eva Green a la actuación fue terapéutico, no vocacional. Dueña de una timidez patológica, fueron las profesoras de su colegio quienes le recomendaron dar clases de teatro para superar un retraimiento que le impedía relacionarse con sus compañeros de clase y casi desmayarse cada vez que tenía que hablar en voz alta. “Soy tan tímida y, al mismo tiempo, me expongo tanto a mí misma ante decenas de miles de personas, en plan ‘aquí está mi cuerpo’, que todavía no sé muy bien por qué lo hago. Tengo que ir a terapia por ello”, corrobora ella, que se define a sí misma como “masoquista”. A pesar de poner a prueba sus límites con cada nuevo rol, la hija de un cirujano dental y de la actriz Marlène Jobert reconoce que ha perdido muchas oportunidades profesionales por su alergia a las fiestas de Hollywood y las “charlas triviales”.
Pero Green siempre ha defendido las ventajas tener una personalidad diametralmente opuesta a los papeles a los que da vida en la gran pantalla, sirviéndose de su profesión como una forma de terapia para lidiar con sus emociones rutinarias. Se considera una persona “callada, casi aburrida”, pero apuesta por interpretar a brujas locas, antiheroínas fatales o vampiresas vengativas. Dice que los papeles de chica buena le aburren mientras que en la vida real jamás ha protagonizado ni medio amago de escándalo. Y, en contraposición a su retraimiento confeso, ha sido una de las actrices que más escenas de contenido sexual ha interpretado en este siglo en Hollywood desde que debutara en el cine con el menage a trois, ya de culto, de la Soñadores de Bertolucci. 300: El origen de un imperio, Perfect sense, Sombras tenebrosas, Sin City: Una dama por la que matar o Penny Dreadful son algunos ejemplos. “No me gusta hacer escenas de desnudo, son muy incómodas, pero la gente en Estados Unidos se queda completamente fascinada con la desnudez (…) Se creen que por ser francesa lo hago muy fácil”, aseguraba en Vice.
Al contrario que Maria Schneider en El último tango en París, Green siempre ha defendido el caballerismo de Bertolucci durante el rodaje de las secuencias íntimas, la francesa sí fue víctima del productor Harvey Weinstein, el depredador condenado a 23 años de cárcel por violación y otros delitos sexuales. La actriz tuvo que empujarlo para librarse de él durante una reunión de negocios que ambos mantuvieron en la capital francesa. “Se comportó de manera inapropiada. Me escapé antes de que la cosa fuera a más, pero la experiencia me dejó impresionada y angustiada”, relató a Variety.
En 2006, su papel de la espía Vesper Lynd en Casino Royale no solo la catapultó a ella la fama –ganó incluso un Bafta a la estrella revelación–, también fue clave en la revitalización y modernización que ha vivido la franquicia multimillonaria desde que Daniel Craig tomara el relevo como 007. Además de que su fatal destino vertebró la trama de las películas venideras, Green esbozó los primeros trazos de las chicas Bond del nuevo siglo que, como demostraron después Léa Seydoux o Ana de Armas, dejaron de ser solo damiselas en apuros hipersexualizadas para convertirse en personajes fuertes, “pensantes” y decisivos en el desarrollo dramático de los acontecimientos. “Para no una actriz no hay nada peor que ser un caparazón vacío (…) ¿Qué debo hacer? ¿Estar allí y ser… guapa?”, se preguntaba la parisina.
El próximo año podría convertirse en un año de renacimiento profesional para Eva Green, que se ha refugiado en la industria natal para reactivar su carrera. Además de la serie de AppleTV+ Liaison, un thriller anglo-francés bilingüe, la actriz dará vida a una empoderada Milady en la ambiciosa revisión cinematográfica del clásico de Alexandre Dumas Los tres mosqueteros. Acompañada de Vincent Cassel y Louis Garrel, el proyecto es uno de los más caros de la historia del cine galo –su presupuesto supera los 60 millones de euros– y llegará en dos partes a los cines en 2023. Si de la devoción que sienten los tuiteros por ella depende, serán un éxito asegurado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.