El universo multicolor de los chicos que viven como Paris Hilton
La fabulosa vida de Kurt Jay Coleman y Aless Gibaja, alumnos aventajados de la rubia heredera, arrasa en las redes sociales. ¿Su ‘leitmotiv’? Vive y deja vivir.
Hay algo hipnótico en la desarmante naturalidad que rodea la vida de Kurt Jay Coleman (Queensland, Australia, 1998) y Alessandro Gibaja (Madrid, 1988), dos chicos de melena ribereña que un día decidieron capturar su vida en imágenes y publicarla en las redes sociales. Sus apacibles existencias rebosantes de opulencia atraen como las moscas a la miel a hordas de internautas que se deshacen con las cucamonas y las contorsiones de estos dos jóvenes. No se conocen, pero son almas gemelas. Comparten filosofía de vida y una legión de acólitos que jalean y comentan sus correrías. Son, sin pretenderlo (o eso dicen), estrellas virtuales de un universo paralelo donde no existen obligaciones ni pesares, un mundo fabuloso que ambos han tenido el coraje de diseñar a su imagen y semejanza.
Adorados por unos, descuartizados por otros, tanto las imágenes que protagonizan como los pies de foto que las acompañan son pasto de alabanzas y agravios. Frente a la experiencia de Gibaja, que lleva años monitorizando sus aventuras en internet, Coleman es un recién llegado. Tras abandonar el instituto el año pasado, decidió dar fe de su desocupada agenda a lo largo y ancho de las playas y los paseos marítimos de su país. Desde entonces, casi 93.000 seguidores en Instagram y más de 177.000 en Facebook avalan el magnetismo que producen sus estilismos, poses y comentarios. "Soy perfecto incluso cuando duermo", afirma.
Kurt Jay Coleman en la costa australiana.
Instagram (@kurtcoleman)
Tras un intercambio de emails, Coleman accede a responder un breve cuestionario para S Moda. Su agente da el visto bueno a la operación, pero finalmente decide echarse atrás con vagas explicaciones. Demasiados compromisos laborales, imaginamos. O demasiado poco tiempo para el mundo real: "Una de las cosas más duras en esta vida es el tiempo que hay que esperar antes de una sesión de bronceado", leemos en su timeline. Adicto al tinte rubio y a calcinarse la piel, sus apariciones en televisión y radio, donde lo presentan como "el Paris Hilton australiano", le han servido para darse a conocer y ser invitado a eventos y estrenos. Tanta exposición lo ha hecho vulnerable a las críticas, y también ha recibido amenazas de muerte. Pero él no se arruga. "Digan lo que digan, siempre seré yo mismo; si no te gusta, no es mi problema", dice.
La veteranía es un grado en estas lides, y eso se nota en la actitud algo más terrenal de Aless Gibaja. Alcanzó la popularidad hace un lustro gracias a Tuenti, desde donde ha extendido sus dominios hasta llegar a los 43.000 seguidores en Twitter y casi 15.000 en Instagram. Entrevistarlo requiere grandes dotes de interpretación, pues emplea el inglés y el castellano indistintamente, y cuando quiere enfatizar algo modula su voz hasta llegar a lo que él denomina baby voice. "Me siento superagradecido de poder contar con el apoyo de mis followers y personas que me admiran de verdad, y lo cierto es que no me considero una inspiración, pero muchas personas sí ven en mí un modelo a seguir", defiende. Sus looks californianos y ese estilo de vida tan personal han llamado la atención de la actriz Paula Echevarría, admiradora confesa, o el diseñador David Delfín, quien le dedicó dos obras gráficas en una reciente exposición. "Mi filosofia de vida la resumiría con la frase 'live life to the fullest'. ¡Vive la vida al máximo!", explica.
Doce meses dura el verano de Aless Gibaja.
Instagram (@alessgibaja)
Formado en moda y estilismo, este hispanoitaliano es el embajador en España del estilo de vida de Paris Hilton, musa y madrina virtual. Ha colaborado con ella en el diseño de su firma de complementos y está preparando el lanzamiento de su propia marca, Acorán. "Busco la inspiración en la playa o en el mar, así como en celebrities del estilo de Lindsay Lohan, Ashley Tisdale o Belinda", confiesa. Además escribe en la plataforma Club Fashionista, una comunidad global de blogueros de moda, y participa como imagen y DJ en eventos y discotecas. También ha desfilado en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, e incluso ha versionado el videoclip Wrecking Ball de Miley Cyrus para Mordor, una de las delirantes fiestas de Cuenca Club, en Madrid.
Pese a la candidez que proyectan, estos chicos saben muy bien lo que hacen. Son objeto de críticas viperinas, pero también son conscientes de que ese peaje resulta consustancial a su condición de celebrities virales. El ensayista griego Plutarco afirmaba que no se debe descartar lo que los enemigos pueden hacer por uno. "Los haters son mi motor, aunque parezca una locura son quienes me hacen ser mejor persona y crecer", dice Gibaja. Quién sabe el porqué de la animadversión que despiertan nuestros protagonistas. "Hay muchas personas que no me conocen y solo me juzgan por la imagen que transmito, y pese a que pueda sonar a supercliché pienso que hacer tal cosa es un error", asegura el Instagram star español. Tanto Coleman como Gibaja hacen lo que quieren y viven como les parece. Son felices, probablemente la mayor de las provocaciones.
<iframe src="//instagram.com/p/kpo9Q8ANX0/embed/" width="612" height="710" frameborder="0" scrolling="no" allowtransparency="true"></iframe>
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.