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Blake Lively, la diva de Gucci

Con una belleza clásica y un talante sereno, la actriz Blake Lively apunta maneras de diva. Por eso, su rostro inunda las calles de medio mundo con la campaña del perfume Gucci Première.

Blake Lively
Getty Images

Cuando ondula su melena dorada, la deja caer sobre un hombro y marca el lunar de su mejilla, Blake Lively es la viva imagen del viejo Hollywood. Así la encontramos al llegar a la suite del Westin Palace de Milán, donde están disparando la campaña de Gucci Première, la nueva fragancia de la firma. «Blake tiene ese encanto único de las protagonistas más emblemáticas de la era dorada del cine. Es nuestra musa perfecta», afirma Frida Giannini, directora creativa.

Todo lo que rodea a la actriz remite a esa distinción. «Nos referimos a la señorita Lively como Mrs. Goldsmith», nos susurra el conserje cuando preguntamos por ella en recepción. Cosas de la discreción en torno a una estrella. Una vez en acción, y rodeada de flashes, tan solo el móvil (que coge entre foto y foto) y unas sandalias con plataforma de color azul metalizado (nada que ver con las que llevó Rita Hayworth en su momento) la delatan como la chica moderna que es en realidad. Pero a ella le encantan. «Ojalá me las pueda llevar a casa cuando terminemos la sesión», confiesa.

Frida Giannini la eligió personalmente como imagen de Gucci. Louboutin diseñó unos zapatos con su nombre. Y Anna Wintour la ha declarado un icono de estilo. ¿Cómo se enamora así a la industria de la moda?

Gossip Girl ayudó. Me abrió las puertas de este mundo y me permitió conocer a personas como Anna (Wintour), quien me ha guiado todo este tiempo. Pero si he congeniado con ellos es porque compartimos el aprecio por la moda. Mi madre era modelo, y le encantaba confeccionar ropa. Ella me enseñó lo importante que es el estilismo, saber coger un vestido y darle un giro.

Parece inevitable hablar de usted sin mencionar Gossip Girl. ¿Le molesta?

Es lo que sucede cuando interpretas un personaje durante seis años. La gente cree que Serena y yo somos la misma. Pero aparte del amor por la moda y Nueva York, no tenemos nada que ver.

Getty Images

Como blanco de paparazis, ¿siente la presión de mantener las apariencias? 

No puedes vestir para los demás. Tienes que representarte a ti misma, y más en este negocio. Lo más importante de un look es la confianza, aunque suene cursi.

¿Sigue esa fórmula al elegir un papel?

Busco trabajos que me lleven a plantearme si seré capaz de hacerlo, independientemente de lo que piensen los demás. Lo emocionante de actuar es el reto, no ir a lo seguro. Lleva un tiempo sin aparecer en la pantalla.

¿No le preocupa perder su sitio en una industria tan caprichosa como la del cine? 

Que no se me vea no significa que haya desaparecido. En primavera empiezo a rodar una película… y lo único que puedo decir de momento es que lo mejor del proyecto es el vestuario. Pero no, no tengo miedo. Mi vida no se reduce al trabajo. Siempre puedo dedicarme a la decoración o a abrir un restaurante, mis dos grandes pasiones.

Suena muy hogareño… 

Vengo de una familia sureña. Me crié con valores tradicionales, aunque nací en Los Ángeles. Supongo que por eso la gente no cree que sea de aquí. Por eso, y por mi forma de comer. Cuanto más azucarado, grasiento y frito, mejor.

Hablando de familia, ¿volvería a actuar con Ryan Reynolds ahora que es su marido? 

Haría todas las películas del mundo con él. Pero tengo que ir con pies de plomo. No podría ser cualquier filme: la gente lo juzgaría más duramente por el hecho de que somos pareja.

¿Hay algo que no haría por un papel? 

Muchas cosas. No es que me niegue a hacer un desnudo o raparme el pelo. Depende del contexto. Hoy, muchas escenas son explícitas de forma gratuita. Se convierten en una distracción innecesaria, y se podría contar lo mismo de otra manera. Pero si ayudan a desarrollar la historia o a dar vida al personaje, puedo plantearme hacer muchas cosas.

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