Ana Duato: «Aquí somos muy brutos, trabajamos a lo bestia»
Ha colaborado con Pilar Miró y Mario Camus, pero su papel de Merche Alcántara en la serie ‘Cuéntame’ ha marcado su carrera y su popularidad. La actriz valenciana es, además, una activista combativa.
Mira directa a los ojos. Los tiene de un azul chispeante, inquieto. Ana Duato asegura que convive con «unos cuantos yos, por ser géminis y por ser actriz». También sostiene que no sigue las modas y que le da igual haberse convertido casi en el álter ego de Mercedes Alcántara, la protagonista de Cuéntame cómo pasó, a la que lleva interpretando 14 años. Este personaje, parte ya de la memoria colectiva, ha marcado una carrera que la intérprete valenciana inició a los 18, en la película Madrid, de Basilio Martín Patino. También fue Marcela en El perro del hortelano de Pilar Miró en el 96. Y la musa de Mario Camus en Adosados (1996) o El color de las nubes (1997). «Me considero una afortunada. He interpretado a un personaje que engloba a muchísimas mujeres durante más de una década. Merche es un mural de féminas, de sueños», se reafirma la actriz, alta, estilizada y de piel muy blanca, mate. En su trayectoria, la televisión ha pesado mucho: Brigada central, Querido maestro, Médico de familia… En algunas de estas series ha coincidido con Imanol Arias, su esposo en la ficción (Antonio Alcántara), y en otras, con el productor Miguel Ángel Bernardeau, su marido en la vida real. Los tres trabajan juntos en Cuéntame.
¿Es esto un ménage à trois consentido?
(Carcajadas) ¡No, no, no! Imanol es un gran compañero profesional, con el que después de tantos años sigo aprendiendo, una fuente constante de creatividad y de sorpresa. Que sea tan inteligente hace que las cosas sean fáciles y divertidas cada día.
¿Ha sido complejo compaginar estas dos familias? ¿No se han celado sus hijos de verdad (Miguel y María) de Inés, Toni, Carlitos y María?
Sí, han tenido celos, porque llevamos toda la vida juntos. Ricardo [Gómez, Carlos en la serie], que es un ser adorable, llegó a mí con 7 años, y acaba de cumplir 21. Lo he visto crecer. Esa otra familia ya forma parte de mi vida cotidiana. Lo que le pasa a cada uno en su trayectoria personal nos importa, es una fusión.
¿La televisión proporciona una cercanía con los compañeros y el público que otros medios no dan?
Yo me siento agradecida por cómo me quiere la gente y por las cosas tan maravillosas que me dicen a través de Mercedes. Porque ya no es Ana Duato, es Mercedes la que hace que me paren y me cuenten su vida de una manera cercana y sincera. Me siento recompensada con creces por mi trabajo. Hemos conseguido traspasar la pantalla y que quienes nos ven sientan que somos verdaderos, que formamos parte de su vida. A los espectadores les cuesta imaginar la vida sin los Alcántara, y lo digo con humildad, se ven reflejados en ella, toman puntos de referencia y les ayuda en una cosa muy importante y necesaria ahora mismo: retomar valores fundamentales en la sociedad.
¿Cómo cree que habría sido su carrera sin Merche?
Me puedo imaginar que, tal y como están las cosas, habría trabajado poco. He tenido la suerte de coger un personaje como éste, que ha evolucionado durante más de una década. Mercedes es una mujer que se encuentra entre tres generaciones distintas: la de las abuelas, las madres y las hijas. Eso es lo bueno de esta serie, que conseguimos llegar a muchas personas de distintas edades. El que empezó a vernos de niño ahora es un adolescente y el que era adolescente se ha casado y tiene hijos. Es una de las claves de Cuéntame: haber reunido a varias generaciones delante del televisor, de la vida de una familia, de nuestra historia.
La acción comenzó en 1968, justo el año de su nacimiento. ¿Se basó en los recuerdos de su madre?
Al principio me inspiraba en mujeres que conocía y representaban ese perfil: gente que viene del pueblo y cuenta solo con la educación básica, pero tiene valores. Esa generación lo dio todo por sus hijos.
¿Ahora ya no es así?
En aquella época, y eso es algo que a lo mejor ahora se ha perdido, se hacía todo el esfuerzo para que tus hijos recibiesen una buena educación, porque se tenía la idea de que, gracias a eso, se mejoraba la calidad de vida. A través de la educación se puede mejorar el futuro de un país.
Ha convertido esa idea en activismo, como embajadora de buena voluntad de Unicef.
Con esta labor quiero llamar la atención sobre problemas como el hambre, la educación y la igualdad. Que en la sociedad aceptemos que mueren tres millones de niños por desnutrición es increíble. Esas cifras tienen que tener un rostro. En algunos países, las niñas siguen sin poder estudiar, lo tienen prohibido. Afortunadamente, en España ya no pasa. Pasa que cobran más los hombres que las mujeres, eso sí.
En Hollywood también ocurre, como recordó Patricia Arquette en los Oscar.
Sí, y hace poco salió un estudio que decía que las mujeres tienen que trabajar 79 días más para ganar lo mismo que los hombres… Todavía nos queda mucho por luchar en la desigualdad: en países desarrollados en temas como el salario, y en los que están en vías de desarrollo, en aspectos como el educativo.
¿Cree que la implicación de personajes como usted en Unicef o de Emma Watson en ONU Mujeres sirve para concienciar, que la fama ayuda?
Que el ciudadano vea que un personaje que para él es cercano está ahí sobre el terreno, con los niños de Níger, por ejemplo, acerca el problema, hace que aumente la capacidad de ver más allá, que el ciudadano se pueda poner en su piel, sentir con ellos, ponerles nombre y apellido… Le das voz o luz a niños, a problemas y necesidades. En la solidaridad no tiene que haber fronteras. Nos tenemos que ocupar de lo que pasa aquí, pero de lo de allí también. El ser conscientes de que cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres en el mundo es muy importante para la integridad personal de cada uno, es un compromiso social e individual. Cuando viajas al terreno y haces un reportaje, el espectador tiene que palpar, sentir y oler lo mismo que tú. Uno tiene que tener la capacidad de ponerse en el lugar de los demás para sentir ese compromiso.
Ana viste chaqueta de Gerard Darel, camisa de Max Mara y pantalón de Michael Kors. Pulsera de Dinh Van y colgante de Suárez.
Félix Valiente
En Cuéntame también son reivindicativos; han abordado temas que hoy en día siguen siendo polémicos, como el aborto.
Parece que no hemos avanzado demasiado en ese asunto. La política a veces no es nada justa. Dependemos de los políticos, por eso no se hace justicia con algo por lo que se ha luchado mucho: la opción de que la mujer pueda decidir sobre su futuro.
Si hubiera más mujeres en primera línea política, ¿eso cambiaría?
Me gusta que haya chicas al mando. Aunque no por ser mujer se comparte una forma de mirar, una moral, una ideología o una forma de vida. Pero creo que está muy capacitada, manda muy bien y es muy sensible y muy inteligente a la hora de abarcar el poder.
Una de las trabas para llegar a ese poder radica en el problema que supone conciliar. ¿Para una actriz resulta más fácil que para una persona que trabaja en una oficina?
No, en mi caso ha sido muy difícil también. Nuestra sociedad no está hecha para ayudarnos a conciliar. Nos queda mucho por aprender de otros países que ya lo hacen y tienen unos horarios más normales. Aquí somos muy brutos, muy apasionados para todo. Trabajamos a lo bestia, las horas que nos echen, pero nos falta una organización más evolucionada. Al final, nuestros hijos son lo que más nos importa, hay que velar por ellos. Y su bienestar implica que sus padres estén presentes en la vida familiar, porque necesitan tomar referencias, recibir valores, amor, descubrir juntos cosas cotidianas, como la salud a la hora de comer… Que se transmiten conviviendo, como pasa con los animales.
Esa es la base del programa Un país para comérselo, que usted presenta: conectar con las raíces, valorar la materia prima. ¿Le preocupa la alimentación?
Por supuesto, estar sano es muy importante. Doy mucho valor a qué como, a cómo lo como, a cómo lo preparo. En mi casa, la cocina es un protagonista fundamental. La comida forma parte de nuestra vida, nos alimenta, nos mantiene sanos, nos da equilibrio, vitaminas… Hay que transmitírselo a nuestros hijos.
De todas las recetas que ha probado por la geografía española, ¿tiene una preferida?
He probado cosas maravillosas, pero sobre todo he comido de gente verdadera, auténtica, que se dedica a nuestra tierra, a nuestro mar, a nuestro campo, a alimentarnos. Gente que pone todo el amor y todo el trabajo y el orgullo para hacerlo. He catado recetas increíbles… platos que te hablan del pasado, de la familia, del clima, del paisaje, y, por encima de todo, de personas.
Y cuando es usted la que cocina, ¿cuál es su plato estrella?
Me gusta mucho cocinar. Diría que los arroces, pero depende de la época; cada vez lo hago más en función del producto de temporada. Hay que saber de dónde viene cada ingrediente. Con esta vida tan apurada a veces ni lo pensamos, pero es importante ponerle cara al productor. Deberíamos ser más exigentes a la hora de la compra.
Con Imanol Arias, caracterizados como Merche y Antonio en la serie.
Getty Images
Con el cine y las series, el público sí es cada vez más exigente. Este año ha sido muy bueno para la industria española, en cifras y calidad.
¡Menos mal! Hace tiempo ya que tenemos una industria buenísima. Después de 15 años boyantes en la televisión existe un elenco de técnicos fantástico y no tenemos nada que envidiar a lo que hay fuera. Ni en producción, ni en guiones, ni en equipos creativos. Qué pena que con esto del 21% de IVA que nos tiene machacados se nos frene la producción propia en el cine, porque hay talento y al público le gusta el trabajo made in Spain.
¿Habría que reivindicarlo más?
Absolutamente, porque al espectador, tanto de cine como de televisión, en cuanto le das algo con lo que se siente identificado, le gusta.
Sorprende la falta de candidatos para presidir la Academia de cine. Si usted ocupara el cargo, ¿cuál sería su primera medida?
Yo no querría serlo, porque no valgo y no sabría cómo atacar los problemas que tenemos. Lo que tendría claro es que hay que hacer todo lo posible para salvar el cine español, para que sobreviva nuestro talento.
¿Cree que la promesa se cumplirá y se reducirá ese 21% de IVA?
Ojalá que lleguemos a bajarlo al 4% de un modo pacífico, que no tengamos que montar una revolución para conseguirlo. Pero si hay que hacerla, se tendrá que hacer…
¿Cómo convence a su hijo adolescente de que no hay que ver series en streaming?
En los hogares de los que nos dedicamos a esto, nuestros hijos están muy concienciados. A otros no sé qué les podría decir, hay que utilizar su lenguaje.
Fue una de las pocas actrices en la recepción de la coronación de Felipe VI. ¿Cómo se siente al formar parte de la historia real?
Es un orgullo, porque sabemos que a los antiguos reyes y a los actuales les gusta muchísimo Cuéntame. Y ellos son parte de la historia que contamos.
Para la ocasión eligió un vestido de Ángel Schlesser…
Era precioso. Después de haber ido a muchas galas, eventos y estrenos, pongo una condición para vestirme: que me sienta yo, estar cómoda, que no sea un disfraz.
¿Y cómo es el armario que la define?
Con ropa más informal. A la moda le presto la atención justa, pero me gusta y admiro su parte creativa.
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