Aaron Paul: «Me he tatuado una frase de ‘Breaking Bad’»
La exitosa serie lo puso en el mapa. Pero él mantiene que, además del traficante de droga más popular de la televisión, también es «un buen chico de Idaho». Aunque le gusta ir de malo.
La fama se la debe a Jesse Pinkman, ese mal estudiante convertido en gran (aunque algo cutre) narcotraficante asociado con su exprofesor de Química, un hombre desesperado en busca de dinero fácil antes de morir de cáncer. Una premisa extraña para un actor tan peculiar como Aaron Paul. Peculiar porque pocos intérpretes en Hollywood son tan normales como él. Un hombre que, a sus 34 años, posee una energía contagiosa manteniendo, al mismo tiempo, los pies muy arraigados al suelo. Resulta tan fácil creértelo interpretando a Jesse como difícil distinguir en él esa imagen de la fama y el triunfo propia de los chicos de moda. Pero es obvio que 2014 será su año. El hijo de un predicador cristiano y la encargada de publicidad de una emisora de radio local es nativo de un pueblito de Idaho, en la América profunda.
Con dos Emmy en su poder, nos cuenta que ahora comparte la felicidad de despedirse de la serie que le ha dado fama en olor de multitudes el mismo año que ha aprovechado para «sellar en matrimonio» una relación que lo unía desde 2011 a la que él define una y otra vez como la mujer de su vida, la directora de cine Lauren Parsekian. Los hijos vendrán pronto, afirma convencido. Los otros, sus películas, se multiplican. Los dos proyectos más inminentes son Need for Speed (que se estrena el 4 de abril) y Exodus, el nuevo filme de Ridley Scott sobre la vida de Moisés (en cartelera el próximo diciembre). Incluso se cuenta con él para un spin off de la serie donde fue uno de los pocos que salió vivo para contarlo. El mundo es suyo y está dispuesto a disfrutarlo.
Antes que nada, ¿puede explicarnos su tatuaje?
Pone «No half measures» [Nada a medias], una frase de Breaking Bad. La idea que transmite es clara: nunca te quedes a medias. Si te dedicas a algo, debes hacerlo al cien por cien, con toda tu alma. Y no puedo estar más de acuerdo. Así fue nuestra experiencia en la serie durante casi siete años. Fuimos una gran familia que lo dimos todo desde el piloto hasta el último episodio, una experiencia cargada de emociones. Así que cuando llegó el momento del adiós todos nos despedimos con un tatuaje. Y el mío es este.
¿Ha sido fácil decirle adiós a Jesse?
Estoy convencido de que la gente me seguirá llamando así una buena temporada. O bitch. La verdad es que el personaje es tan icónico que es difícil despedirse de él. Tampoco me preocupa, aunque ya me apetece hacer otras cosas.
¿De ahí su trabajo cinematográfico en Need for Speed, donde se convierte en un piloto de carreras clandestinas?
Tobey Marshall es el polo opuesto a Jesse. Hacerlo fue una decisión muy pensada, llámale de posicionamiento en el mercado de Hollywood: convertirme en el protagonista de un gran estreno de acción. Pero no es solo eso. Además hay una historia detrás, me encantó el personaje. Y encima me dejaron conducir un montón de coches de ensueño por todo el país. No está nada mal…
Si a eso le sumamos los rumores de que fue Steven Spielberg quien lo llamó para participar en esta película…
Sabía que Steven era un forofo de Breaking Bad. Y que en DreamWorks estuvieron pensando qué proyecto podían ofrecerme hasta que, al parecer, me vieron en los Emmy y se dieron cuenta de que yo tenía el carisma que buscaban para el personaje.
Aaron Paul como Jesse Pinkman.
Cordon Press
Y si a eso le volvemos a sumar el último Emmy y la celebración de su boda justo en medio del rodaje, 2013 no pudo ir mejor…
Ha sido una extraña bendición, porque le tuve que pedir a Lauren que aplazáramos nuestra luna de miel. Ya lo teníamos todo preparado, pero en ese momento me llamaron para hacer esta película. Así que nos casamos y al día siguiente ahí me tenías, metido de lleno en un nuevo rodaje.
Conducir a toda velocidad por el país también suena, cuando menos, a una luna de miel peculiar.
No lo niego, pero a nosotros nos apetecía más una de hamaca, tirados bajo el sol a la sombra de un cocotero. Somos así.
¿Le pone la velocidad?
Desde que era niño e iba en una silla en la parte de atrás del coche.
¿Hay algún modelo que lo vuelva loco?
¡Hay tantos! Y he tenido la oportunidad de probarlos todos: Koenigsegg, Bugatti, Lamborghini… Me habría llevado a casa sin pensarlo dos veces el Gran Torino o el Camaro, el clásico. Ese es mi estilo. Aunque el amor de mi vida es el Shelby Cobra del 65. Pero como su precio ronda el millón de dólares y no es algo que vaya gastando por ahí, pues me conformo con la réplica. No puedo pagar otra cosa. Ni lo haría.
¿Ha tenido tiempo de asimilar su fama?
No es un problema de creértela o no. Se trata más bien de intentar mantener los pies en la tierra. De saber cuál es la razón por la que realmente te dedicas a hacer esto.
¿Y en su caso, cuál fue?
Antes hablábamos de los motivos para hacer Need for Speed. ¿Y sabes qué fue lo que me convenció? Que tanto la historia como el director no dejaban de mencionar el nombre de Steve McQueen. ¡Mi ídolo! Poder vivir esa cultura por el coche que existía en la década de los 60 y los 70.Bullit es una de mis películas preferidas. Esos filmes son los que me convirtieron en un fan, los que me llevaron a querer ser actor. Nombres como el de Jack Nicholson, a quien todavía no he tenido el coraje de saludar. Una vez llegamos juntos a una fiesta previa a los Globos de Oro. Yo no me lo podía creer. Estaba ahí, junto a él, en la alfombra roja. El protagonista de Alguien voló sobre el nido del cuco y yo compartiendo el mismo espacio. No me atreví a dirigirle la palabra. Me pasó lo mismo con Leonardo DiCaprio, pero con él sí llegué a hablar. DiCaprio, alguien tan joven y capaz de realizar trabajos como los que hizo en Vida de este chico o ¿A quién ama Gilbert Grape?, también me inspiró a dedicarme a la actuación. Todos son muy grandes.
Aaron Paul y su mujer en el estreno de Need for Speed.
Cordon Press
¿Son igual de respetuosos con usted sus fans?
Si algo tengo claro es que si no fuese por ellos este negocio no existiría. Así que no soy de los que les pone pegas. Todos jugamos el mismo juego. Yo tengo siempre presente al chaval de Idaho que llegó a Los Ángeles con un sueño. Y pienso en todos esos otros que llegan a diario persiguiendo el suyo. Es lo bueno de esta industria. Imagínate los Globos de Oro o los Emmy, da igual. Lo que ves, siempre, es una sala llena de soñadores.
Llegó a confesar que la popularidad, a veces, le hacía tener pesadillas. ¿Tiene miedo al fracaso?
Claro que asusta. Lo contrario sería irresponsable. Pero prefiero pensar en las historias que quiero contar. Da igual si son películas minúsculas como la que llevé este año a Sundance o grandes comoExodus, el épico bíblico de Ridley Scott.
También se rumorea su posible regreso a la televisión. ¿Le apetece repetir la experiencia?
Sí. Pero nada volverá a ser Breaking Bad. Esa serie me puso en el mapa. Me dio una carrera. Además de una familia… porque por mucho que me guste el cine, da igual que sea una película independiente o una superproducción, se trata de una experiencia limitada. Pero en televisión se forman lazos a través de cinco, seis, siete años, si tienes suerte, que solo se parecen a los de tu familia. Claro que volvería a trabajar en televisión. Sería tonto no hacerlo. Por muy difícil que sea superar lo que hemos hecho en Breaking Bad, la pequeña pantalla sigue siendo el mejor medio para contar una historia sin tener que condensarla en dos horas. Y que conste que adoro el cine. Pero son dos retos diferentes.
Y en su vida personal, ¿cuáles son los objetivos más cercanos?
Mi mujer y yo queremos tener familia. Así que contad con ello [ríe]. ¡Tengo 14 sobrinos y sobrinas! Nos gustan mucho los niños. Pero de momento mi meta más inmediata es hacerla feliz a ella, y seguir realizando cosas en las que creo y con las que me lo paso bien.
¿Qué le divierte fuera del rodaje?
Mi mujer. Ella me hace reír. Nos encanta viajar. Y yo soy un colgado de la adrenalina. Pocas cosas me gustan tanto como el snowboarding, algo que a ella también le encanta. Es increíblemente buena ¡y está tan atractiva cuando lo practica!
¿Qué le cautivó de su esposa?
Son tantas las cosas que considero sexies a su lado. El mero hecho de ir juntos en el coche, conduciendo a toda velocidad. Ese es otro momento en el que me rindo ante su forma de disfrutar. Nadie me inspira como ella.
¿Aprendió algo del rodaje de Need for Speed que haga su conducción más rápida pero segura?
Me considero un buen conductor, pero lo primero que me enseñaron fue cómo salir de las situaciones peligrosas sin que supusiera un riesgo para nadie, claro.
El fallecimiento de Paul Walker, el protagonista de la saga Fast & Furious, en un accidente de coche debió de impactarle.
Fue una muerte devastadora. Tuve la oportunidad de conocerlo hace unos años y Paul era alguien lleno de amor. La noticia nos entristeció a todos. Y claro que nos enseñó algo. A apreciar más la vida.
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