‘Exponiendo infieles’: por qué nos engancha el último gran éxito de Youtube
Más de 30 millones de usuarios siguen los vídeos de este formato mexicano que se cuela cada semana entre lo más visto de la plataforma en nuestro país. ¿Cuál es la clave de su éxito?
Nadie puede decir que se ha topado con ellos por error. Los títulos de los vídeos, algunos tan dignos de celebrar como Se la arrimó a la prima equivocada, El peor viejo lesbiano de la historia o Rata de dos patas, escoria de la vida –homenaje a la siempre reivindicable Paquita la del Barrio– no dan lugar a engaño. Lo que está por venir si se decide reproducir el contenido, en caso de que haya alguien que todavía no se haya encontrado con algún fragmento en ese grupo de WhatsApp que cada mañana juramos abandonar, es la reinvención milénica del mejor drama salido de la tradición telenovelesca latinoamericana. El formato Exponiendo Infieles ha trasvasado la pasión de los gavilanes a los pájaros tuiteros que bendicen y distribuyen asombrados un catálogo de traiciones, gritos y golpes tan perfectamente indiscriminados que se antojan coreografía. Dinero a cambio de leer los mensajes de los móviles de una pareja. Esa es la sencilla premisa del formato que ha tomado por asalto las conversaciones, digitales y físicas, de buena parte de los jóvenes españoles en las últimas semanas y se posiciona como un sospechoso habitual entre lo más visto en la plataforma de Youtube España. ¿Por qué nos fascina?
“Poder ver en personas ajenas un comportamiento que es lícito pero poco aceptable socialmente, nos alarma, nos avergüenza, pero también nos atrae”, explica a S Moda la psicóloga y sexóloga Silvia Sanz, que considera esencial en su notoriedad actual el morbo que produce la contemplación de las reacciones humanas ante situaciones dolorosas. Coincide en el diagnóstico un profesional del drama, el guionista de series como Vis a Vis Raúl Encinar: “La infidelidad es un tema universal, un fenómeno polémico y morboso con el que es fácil atraer nuestra atención. No en vano, autores como Woody Allen centran casi la totalidad de sus obras alrededor de este aspecto. Ser testigos de las reacciones de estas parejas nos provoca una curiosidad morbosa. Vivimos el engaño pero desde una seguridad controlada, con el alivio de que es a otra pareja a la que le pasa. De eso se alimenta la ficción: del drama y de la identificación”.
El formato es parte de Badabun, un canal mexicano de YouTube que en el último año se ha convertido en el segundo en español con más suscriptores (36 millones y subiendo), desbancando a tótems de la plataforma como ElRubius. El youtuber español no se ha tomado bien el reciente sorpasso, sosteniendo que en los próximos meses Badabun va a ser castigado por la utilización de bots para crecer en una especie de dopaje digital. También ha acuñado un nuevo nombre para la plataforma, Teletube, no como tributo al mítico programa infantil sino como denuncia con respecto al tipo de contenidos de esencia televisiva que se cuelan en el ránking de tendencias de la plataforma. Aunque Exponiendo Infieles es su creación más exitosa hasta la fecha, Badabun cuenta con otras producciones que congregan millones de usuarios como La mansión del influencer o Atrapando Infieles, embrión pasivoagresivo –más si cabe– del éxito actual.
La repercusión del programa entre los más jóvenes es para muchos una evidencia de que las nuevas generaciones siguen acercándose a las relaciones sentimentales repitiendo comportamientos y prejuicios tradicionales. “En la gente más joven se dan dos polaridades y una de las partes se ciñe a estos patrones del amor romántico. Tienen una idea del amor más posesiva y dependiente, son generaciones más celosas que creen que como su pareja tiene más acceso a conocer a otras personas –por la libertad de comunicación digital– tienen más posibilidades de encontrar a alguien mejor. A mayor libertad de uno, mayor control del otro”, explica Sanz. La psicóloga añade que por muy banal que pueda parecer el consumo de este tipo de contenidos, su visionado sí afecta a cómo los espectadores perciben la realidad, pudiendo influir de forma negativa en la relación. “Fomentando la desconfianza, provocando dudas, haciendo pensar que casi todo el mundo es infiel…”.
Buena parte del debate alrededor del programa, cuyo contenido no se aleja demasiado de lo emitido cada día desde el plató de programas como Mujeres, hombres y viceversa, alude a la autenticidad o no de los hechos relatados. La presentadora y fiscal de Exponiendo Infieles, la youtuber e instagramer Lizbeth Rodríguez (con más de 12 millones de seguidores entre ambas plataformas) explicó en un vídeo que los casuales encuentros se planean con antelación. “A diario recibo una cantidad enorme de mensajes en mi Instagram de personas que sospechan que su pareja es infiel y solicitan mi apoyo para saber si están siendo engañados o no”. Según afirma, es ella misma la que hace la criba de entre los centenares de peticiones a través de un cuestionario que certifica su idoneidad y viabilidad. Una vez llegan a la localidad de los elegidos, se ponen en contacto con la pareja gancho para ‘encontrarse’ en un emplazamiento determinado. Antes de comenzar el juego, ambos firman una autorización dando su permiso para ser grabados.
Esta mecánica ha sido puesta en tela de juicio tanto por los medios de comunicación como por sus seguidores. Tras el estreno de uno de sus últimos interrogatorios, protagonizado por una supuesta pareja de prometidos en plena realización de las fotos del álbum nupcial, una usuaria descubrió a través de Facebook que ni los nombres de los novios ni la tercera persona que acaba con su relación en el vídeo eran reales. “Todo está guionizado y funciona con un timing perfecto, nada se deja al azar”, argumenta Encinar, que concluye: “Se entrevén herramientas clásicas de la narrativa: el sembrado de pistas que se recogerán más adelante en pleno furor detectivesco, la escalada de tensión hacia el clímax, la inversión de las expectativas, un ritmo continuo de revelaciones, música dramática… Que el mecanismo parezca natural depende del espectador y de si acepta, o no, el pacto de suspensión de la credulidad que toda ficción nos propone”.
Estafa o precongelado, lo que resulta evidente a tenor del imparable crecimiento del número de visualizaciones en Badabun es que, hasta la fecha, millones de usuarios han decidido suscribir ese pacto. Ávidos, como reitera Silvia Sanz, de «la curiosidad que genera lo prohibido». El culebrón venezolano 2.0 puede seguir gobernando las pantallas de nuestros móviles sin líneas rojas ni cordones sanitarios. A Fake news, fake lovers.
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