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El síndrome de la novia muerta en la moda

Una campaña denuncia el efecto de la publicidad que ‘glamouriza’ la violencia y el abuso sobre las mujeres.

cover

"Eres un sádico". Estamos en los años 70 y la top Susan Moncur explota contra el fotógrafo Guy Bourdin en una sesión infernal para una campaña de Charles Jourdan. El artilugio del que cuelgan Moncur y dos modelos más para conseguir esta foto les está cortando la piel. "Allí estábamos, sufriendo y padeciendo mientras él no paraba de decir Oh, ¡Ce n'est pas bien!, ¡no va a funcionar!", desveló años más tarde la modelo al New Yorker. La top vino a verbalizar lo que muchas pensaban y padecían. Trabajar con Bourdin, uno de los fotógrafos estrella de Vogue, no era plato de buen gusto para las maniquíes. El oscuro e inquietante universo de sus instantáneas –marcado, dicen, por el abandono materno cuando solo era un niño y por los suicidios de su primera mujer y de una de sus novias– implicaba sesiones de trabajo en las que las modelos se veían en la tesitura de emular a mujeres sangrantes o ahorcadas. Un mórbido instinto que fue en aumento con los años y que incluso llevó al fotógrafo a plantear, en una fiesta en 1979, la posiblidad de hacer una sesión, que nunca se llevó a cabo, en una morgue para fotografiar cadáveres en descomposición durante lapsos semanales.

Fallecido en 1991, el legado de Bourdin es indiscutible y su síndrome de la novia muerta sigue presente entre nosotros. Aunque el artista no siempre tiró por los derroteros que exaltaban a féminas moribundas y tampoco fue el primero en hacerlo, los objetivos de Terry Richardson o David LaChapelle han sabido imitar ese halo de sumisión femenina del fotógrafo francés. Y no solo ellos.

La boutique de Nueva Zelanda Superette y su polémica campaña de 2009.

Imagen via stopfemaledeathadvertising.com

En el último medio siglo, el mundo publicitario también ha 'glamourizado' imágenes de mujeres sumisas o víctimas de violencia doméstica. La firma de moda masculina Duncan Quinn decidió en su día que lo mejor para promocionar sus trajes era mostrar a un hombre arrastrando a una mujer semidesnuda y atada en corto a una corbata, la zapatería de lujo australiana tuvo que retirar este anuncio en 2009 por el alud de quejas que recibió y qué decir de la la infame portada de Hustler que ideó Larry Flint como respuesta al feminismo que denunciaba que a las mujeres se les trataba como simples trozos de carne o de la sesión de fotos que disparó Tyler Shields a Lindsay Lohan. Un fotógrafo que también tuvo la brillante idea de retratar a una de las chicas de Glee, Heather Morris, apaleada y atada a una plancha.

Pero hay más ejemplos, muchos más. Una abrumadora recopilación está disponible en el proyecto Stop Female Death in Advertisiment, todo un antídoto para los que creen que llevar al mundo publicitario el mito de Ofelia con fórmulas de sumisión y violencia no está tan presente en los códigos de comunicación. La iniciativa, que inició este mismo año Lisa Hågeby, estudiante del Beckmans College of Design de Estocolmo, reúne en mosaico cientos de imágenes en su homepage (los usuarios pueden añadir más si lo creen necesario) para ratificar su teoría de que "estamos tan acostumbrados a ver este tipo de publicidad que apenas reaccionamos".

La primera campaña de la firma masculina Duncan Quinn fue la más polémica. Sobra decir el porqué.

Imagen via stopfemaledeathadvertising.com

Hågeby no es la única activista a la búsqueda de la reflexión. Jean Kilbourne lleva años intensificando el debate sobre la imagen femenina en el mundo publicitario. Su serie de videos Killing us Softly (Matándonos suavemente) acumula millones de visionados en YouTube. "Necesitamos implicarnos para cambiar no solo este tipo de anuncios, sino estas actitudes que están tan integradas culturalmente que nos afectan profundamente, seamos o no conscientes de ello", apunta .

No solo el mundo publicitario está afectado por el síndrome de la novia muerta, el mundo del cómic también tiene el suyo propio (conocido popularmente como el síndrome de la novia en el congelador) y tampoco parece que se cambien patrones. Este mismo mes, un concurso de DC Comics abrió la veda para que aspirantes a un trabajo en la industria enviasen dibujos de una heroína (Harley Queen) suicidándose y desnuda. Pese a las quejas que suscitó y el revuelo en Twitter, la editorial optó por emitir un comunicado en el que pedía disculpas a los ofendidos, a la vez que denunciaba que su concurso "se había sacado de contexto". Quizá es necesario destacar que se trata de una editorial que esa misma semana había aceptado la dimisión de dos de sus dibujantes a los que les prohibieron una boda gay entre Batwoman y su pareja, la oficial de Gotham, Maggie Sawyer. Heroínas muertas, sí; bodas lésbicas, no. Lo llaman progreso.

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