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El nuevo objetivo de la mujer poderosa: dejarse ver con ropa barata

Es la estrategia para ganarse la simpatía del pueblo. La última en apuntarse ha sido Samantha Cameron que acudió al congreso Tory con un vestido de 42 libras.

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Getty

“Un vestido de 42 libras para asistir a la intervención del Primer Ministro durante el congreso Tory dijo más de lo que David Cameron pudo haber dicho nunca”. Así describía el diario británico The Guardian la enésima aparición de la esposa del Primer Ministro llevando ropa low cost. En este caso la marca elegida era Asos (combinada con un cinturón de Emilia Wickstead de 190 libras), pero antes han sido Topshop, Marks&Spencer y varios pares de zapatos Zara. Samantha Cameron (o SamCam para los amigos) trabajaba como diseñadora en la firma de bolsos de lujo Smythson antes de que su marido fuera elegido, así que se podría decir que, en lo que a estilismo se refiere, no da puntada sin hilo. “Llevando un vestido de 42 libras, Samantha Cameron subrayó los temas del discurso de su marido, lleno de referencias a la gente ‘trabajadora’ y de a pie”, continuaba The Guardian.

“Esta estrategia se remonta a hace años. En España la primera en atreverse con Zara fue Esperanza Aguirre”, cuenta la periodista Patrycia Centeno, experta en imagen gubernamental y autora del libro Política y Moda. Ahora todas las políticas se apuntan al low cost patrio “Es un recurso muy inteligente. Reivindican la moda española y a la vez visten como viste el pueblo”, continúa.

Letizia Ortiz y Belén Esteban, ‘princesas’ que van de Mango.

En julio, la secretaría de los Príncipes de Asturias emitió un comunicado oficial pidiendo que los modistos españoles no enviaran más vestidos a la princesa. Si hay un diseñador español que interese a Letizia, es Felipe Varela. Pero cuando la princesa no acude a eventos oficiales, prefiere mostrar su nacionalidad vistiendo de Mango, Zara o Massimo Dutti. Una elección criticada por muchos (entre ellos, los propios modistos) y alabada por otros. “Letizia no viene de una clase aristocrática. Siempre ha vestido con este tipo de marcas”, explica Patrycia, que considera que uno de los estilismos más polémicos de la princesa fue “ese vestido de Mango que también llevó Belén Esteban”. Su precio, 69 euros.

Pero aunque el low cost llene los armarios del poder, hay que saber distinguir entre las intenciones de las políticas y las de las royals o las primeras damas. “La ropa nunca debe eclipsar el mensaje de una política”, sentencia Patrycia. “El arquetipo de Primera Dama o consorte, sin embargo, se creó para que esta fuera un modelo estético a seguir”.

Y nadie sabe más de modelos a seguir que Kate Middleton. Siempre sonriente, accesible y a la moda, agota cada prenda low cost que luce. Ya sea un vestido de lunares de Topshop o una camiseta de Zara. La futura Reina de Inglaterra apareció por primera vez tras el nacimiento de su hijo llevando vaqueros de JBrand, americana de Ralph Lauren y camiseta del emporio gallego, un atuendo impensable hace unas décadas. Y menos si hablamos de royals británicos. “Kate representa a su generación; es joven, ni excesivamente guapa ni excesivamente delgada. La época de Lady Di fue otra, escogió a los mejores diseñadores y creó una imagen más aspiracional que cotidiana. Si ahora viviera, creo que podría escoger ropa low cost perfectamente”, cuenta esta experta.

Kate Middleton con un vestido también de lunares de Topshop.

Cordon Press

La otra gran consorte mediática, Michelle Obama, comparte con Samantha Cameron y Kate Middleton su afición por ASOS, pero ella suele mezclarlo con marcas más vanguardistas (y caras) como J. Crew, Jason Wu o Comme Des Garçons: “Michelle representa el modelo de Primera Dama del siglo XXI. Quiere dar a entender que no es una mera acompañante, que piensa, actúa y decide por sí misma, por eso mezcla con acierto moda no convencional, diseñadores pocos conocidos y prendas low cost”, sostiene Patrycia. El arquetipo representado por la señora Obama se opone, según esta analista, al de Carla Bruni, que en sus años como esposa del Primer Ministro francés representó a la perfección su papel de consorte a’a la antigua usanza’: “Ella sabía perfectamente que la iban a juzgar por sus modelos y se preparó para medir cada una de sus apariciones, lucir diseños de las grandes marcas francesas y adoptar el aspecto de las Primeras Damas de antaño” Su estilismo más recordado, es, precisamente, aquel que reproducía los celebrados trajes de chaqueta de Jackie Kennedy, sombrerito pill box incluído.

La función que cumple el vestuario de las políticas es otro, y ojalá no tuviéramos que leer, a día de hoy, ríos de tinta sobre los pantalones de Hillary Clinton o el escote de Merkel. Su apuesta por el low cost sigue la misma estrategia de la de Obama y Cameron; mostrarse cotidianas y accesibles, pero su función no es la de seguir la moda, sino la de valerse de ella para subrayar su mensaje. Patricya recuerda a la directora gerente del FMI Christine Lagarde, que se vistió de blanco cuando se hablaba de esos ‘hombres de negro’ que controlan los rescates financieros. “Dudo mucho que estas marcas quisieran que alguna política fuera su imagen….”, concluye.

Para acudir al show de Jay Leno, seguido por millones de estadounidenses, Michelle escogió una falda de J. Crew.

Cordon Press

Antes de dar un mítin en A Coruña, Esperanza Aguirre quiso que la fotografiasen en Zara.

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