«El diseño de moda puede ser comunicación política en estado puro»
Preguntamos al experto Antoni Gutiérrez-Rubi por el estilo de los políticos. De los zapatos-guante de Rosa Díez al efecto moiré.
Aburrida y marcada por la crisis, durante esta campaña electoral no parece que vayamos a ver muchos trajes de Chanel anunciando recortes. El reto de los políticos es más bien transmitir autenticidad por todos los medios, algo que parece escasear. Pero eso ultimo no lo decimos nosotros, lo dice Antoni Gutiérrez-Rubi, experto en comunicación política, con quien que hemos hablado sobre el estilo de nuestros dirigentes, de Photoshop y de algunos de los trucos que asesores se guardan en la manga.
Rosa Díez causó hace poco cierto revuelo por los peculiares zapatos con forma de guante con los que apareció en los medios. ¿No piensas que algo así le da cierto aire aire egocéntrico? ¿Es un error en política cuidar la imagen hasta el punto de parecer presumido o destacar en exceso?
Destacar, incluso excesivamente, no es egocéntrico necesariamente. Puede ser una muestra de personalidad acusada, carácter, autoestima, desparpajo, apuesta por un determinado diseño (nacional o de autor) o bien… una estrategia calculada para conseguir una notoriedad que no siempre está garantizada. El diseño de moda puede ser comunicación política en estado puro.
Hace poco vimos que en la foto de portada en Newsweek aparecía Michelle Bachman, una candidata del Tea Party, con una expresión que no era precisamente favorecedora. No cabe duda de que el medio se arriesgó a recibir críticas al mostrar esa foto en los kioscos pero… ¿No será que estamos demasiado acostumbrados a que la prensa de una imagen excesivamente benevolente de la clase política?
No, no lo creo. Es más, pienso que hay un retroceso. La percepción negativa que existe sobre la política, su praxis y nuestros representantes está favoreciendo la presencia de imágenes desmitificadoras, a veces claramente negativas, que muestran la vulnerabilidad y la fragilidad de nuestros representantes. Creo que vamos a más en ese tipo de tratamiento. Hay algo de escarnio lacerante, de crítica despiadada por su supuesta falta de transparencia, su arrogancia, su ineptitud, que favorece la publicación de imágenes que dañan la imagen pública de representantes que ya tienen, en buena medida, dañada su reputación.
Cuando Carmé Chacón apareció con un esmoquin en la Pascua militar a algunos les pareció criticable que apostara por convertirse con esa vestimente en centro de todas las miradas. ¿No piensas que el uso de prendas y complementos más o menos exclusivos entre la clase política puede generar cierto rechazo social en momentos difíciles como los que vivimos?
Sí, lo creo. Pero en el caso de Chacón creo que el debate se centró más en la idoneidad de la prenda. No en su percepción de cara, elitista o inconveniente. Lo que estaba en juego era una determinada interpretación del protocolo. Chacón apostó por una lectura propia y avanzada. Y quizás fue eso, precisamente, que no se le perdonara: que se saliera del guión, bordeando lo aceptable por una tradición o unas normas de etiqueta y de protocolo demasiado rígidas y, quizá, obsoletas.
En Francia algunos políticos del partido de Sarkozy hablaron en su momento de lanzar una ley para para que fuese obligatorio avisar si una foto está tratada con Photoshop en publicidad o en cualquier ámbito, y eso incluiría los retratos de los carteles electorales. ¿No piensas que la gente ha alcanzado un grado de alfabetización visual suficiente como para que le produzca rechazo ver en una valla la imagen manipulada de un candidato?
Los electores, como los consumidores, son muy exigentes con la veracidad, la autenticidad y la naturalidad -estos tres conceptos son claves en comunicación política- de los productos, servicios y presentaciones. En este sentido creo que no hay nada más cierto que la naturalidad de lo auténtico ni quizá nada más hermoso, convincente y seductor.
¿Los asesores de imagen controlan los posados de los políticos en las sesiones de fotos para los medios de comunicación?
Sí, los controlan. Los asesores conocen, en principio, mejor que los fotógrafos cuál es la pose ganadora, el gesto adecuado o la disposición corporal más favorecedora. Además, casi siempre hay algunas ‘colisiones de intereses’ entre la fotografía que busca el fotógrafo y la que desea o necesita el asesor para una correcta administración de las imágenes y los mensajes. Lo más importante es cuidar los fondos. Una buena fotografía con un letrero de fondo con mensajes contraproducentes, por ejemplo, es letal. La temida ‘fotografía de salida’ es un buen ejemplo.
Se sabe que se toman precauciones en televisión y en sesiones de fotos cuando aparece un político sobre las cosas que puede crear problemas con las cámaras: textiles con rayas, colores que no combinan, gafas que pueden crear reflejos molestos, etcétera… ¿Qué ropa y que complementos están prohibidos en una sesión de fotos o en un plató de televisión?
El temido efecto moiré de algunas corbatas es letal… Así como el rechazo al blanco en el vestuario de ellas, ya que la saturación de luz que provoca acostumbra a jugar muy malas pasadas. Pero los errores más habituales están en los complementos (pulseras que tintinean o golpean la mesa de debate de un plató) o, por ejemplo, relojes voluminosos que brillan y despistan al espectador haciciéndole pensar sobre el coste, la marca… algo que también sucede con cualquier joya o complemento. Otro error muy frecuente es no conocer bien la gama cromática del escenario o del plató y quedar ‘aplastado’ o ‘integrado’.
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