_
_
_
_

El arte del ‘tattoo’

Las mujeres marcan tendencia con sus dibujos en la piel. Seleccionamos los trabajos de nueve artistas nacionales con estilos diferenciados que triunfan en el negocio.

box
Gorka Postigo
Toni Torrecillas y Paula Delgado (Realización)

ORIENTAL, por Aitor Gutiérrez

Tres de cada cuatro personas que entran en su estudio de Rivas (Madrid) son mujeres. Todas impacientes, ya que esperan unos cinco meses para que Aitor les grabe un oriental. «Yo me incluyo entre los admiradores de esta estética. A ellas les fascina por su trazo fino y elegante, que estiliza. Aunque, normalmente, los piden más pequeños que el de Flor (en la foto)». Cuando se enfrenta a uno de estos trabajos lo hace con mucha precaución. «La mayoría no son obras mías, sino reproducciones de artistas clásicos a los que nos debemos ceñir».

OLD SCHOOL, por David Ramírez

«Este estilo ha pasado de underground a tendencia gracias a Ed Hardy y el revival del que fue partícipe en el Tokio de principios de los ochenta. Entonces tatuaba como Sailor Jerry (fundador de este estilo) a jóvenes rockabilly. Más tarde lo subió a las pasarelas con Christian Audigier». David los admira, pero buscó otro camino. «Mi obra es sintética, fresca y siempre encaja en el cuerpo». Un aviso: «No los hago si creo que envejecerán mal o tienen referencias ofensivas».

Paula San José, estilista de moda. «La pantera es el animal que representa el Old School. Oscuro, discreto y elegante». Top y falda de Versace.

Gorka Postigo

GRÁFICO, por Sergio López

«Es una de las escuelas más recientes. Surge con los programas de diseño», nos explica Sergio. «Trabajarlo primero con el ordenador es muy laborioso, tal vez más que el proceso con las agujas, que es de precisión, ya que son líneas muy finas». Considera que es su delicadeza lo que atrae a las mujeres que solicitan, cada vez más, sus servicios: «En el estudio, más del 60% de la clientela es femenina. Muchas se han lanzado al ver a Rihanna o Angelina Jolie, aunque los que ellas llevan son muy feos y están mal hechos».

Julieta Sally, estudiante de decoración cerámica, con sus abejorros de Nezumi. Braguita de Calvin Klein.

Gorka Postigo

PUNTILLISMO, por Marla Moon

Los artistas Aubrey Beardsley, del siglo XIX, y el contemporáneo Thomas Hooper definieron su deseo de construir imágenes usando minúsculos puntos negros. «Las fotografías que más circulan por Internet determinan muchas de mis peticiones», nos explica. «Ahora mandan los gatos y estudios anatómicos como corazones, manos o esqueletos», dice la tímida joven, que prefiere esconderse tras sus trabajos, que muestra en Instagram.
 

Cristina Cela, propietaria de la zapatería madrileña Autónoma, con mono de Oysho.

Gorka Postigo

ONÍRICO, por Laura Juan Sevilla

«Partir de un sueño. Esa es la base para que las composiciones funcionen», dice la artista. Le molesta ver cómo su obra queda deteriorada por una capa de piel quemada por el sol. «Ana (en la imagen de abajo), los cuida muy bien. Me enorgullezco de lograr esos colores que parecen siempre vivos». Tras unos años en los que grabó por medio mundo, «con el nacimiento de mis dos hijas me he asentado». En su estudio, Le Tatouage (Móstoles) atiende a fans y a «quien busca cubrir tatuajes de los dañinos noventa».

Ana Isabel Lozano, peluquera, invirtió en su brazo 2.400 euros. Vestido de Michael Kors; zapatos de Jimmy Choo y anillo de Thomas Sabo.

Gorka Postigo

TRADICIONAL, por La Dolores

Se mueve entre España, Viena e Irlanda. Países en los que es reconocida por ser una de las actualizadoras de los motivos de hace un siglo. «Incluso trato escenas actuales, pero con la técnica clásica». Sobre la piel de Marta Cachón (abajo, en la imagen) grabó una gitana «que utilizo como logo». En ella se observa de lo que se siente más orgullosa: «El estudio previo del dibujo y la pintura. En una obra así un pequeño error sería muy evidente».

Marta Cachón, que pertenece a las Fuerzas de Seguridad del Estado, viste body de Undiz.

Gorka Postigo

LINEAL, por Pablo Torre

Para él, la atracción femenina por la tinta tiene una razón sociológica. «Hay una connotación ligada al deseo (y derecho) de mostrar su piel sin miedo a sentirse reprimida. La llegada de las mujeres ha generado nuevos estilos que se aproximan al trabajo que yo hago». En sus poéticas construcciones destacan las siluetas blancas sobre fondo negro. «Hay influencias de la geometría, los mandalas y cierto efecto 3D». Pablo realiza sus obras más pequeñas desde 40 euros.

Claudia Pierucci, que trabaja en el showroom de moda Carole Cervera.

Gorka Postigo

ACUARELA, por Leonardo Luna

«Desde hace ocho años realizamos diseños con este acabado. Es un método muy delicado, ya que al curarse debe garantizarse que los tonos no perderán intensidad», explica Leonardo Luna, encargado de Synesthezia. Este equipo realiza giras cargando dos tipos de agujas: las que usan para dibujar la piel y con las que pinchan los discos de sus dos sellos discográficos –de techno & house y drum‘n’bas– que determinan su ritmo de vida.

Iara Cristina Lledó, tatuadora, con braguita de Balmain.

Gorka Postigo

REALISMO, por Pablo Ash

Pronto celebrará sus 25 años dedicado a este oficio. Ash es conocido como el gran referente del realismo. «Me identifico dentro de esta técnica, pero busco recursos que corten con su lenguaje común: las líneas muy marcadas, los colores chillones. Prefiero los que, con el tiempo, se incorporan a la piel como un elemento natural», explica. Le gusta trabajar para mujeres. «Sienten la necesidad de expresar sus reivindicaciones a través de estas marcas. Eso es algo que me entusiasma». Lo encontrarás en la calle Valverde, 26, de Madrid.

Sara Sánchez, esteticista. Su brazo dedicado a Tim Burton le costó 2.500 euros. Luce top de Oysho, pantalón de Anthony Vacarello y anillo de Aristocrazy.

Gorka Postigo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_