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‘Egobloggers’ con velo islámico

Una nueva generación de adolescentes muestra en la red que se puede ser musulmana y seguir las tendencias de la moda. Incluso ser punk.

cover

La globalización avanza a pasos agigantados y el fenómeno de las egobloggers ha calado hondo entre las jóvenes musulmanas. Cada vez son más los blogs donde ellas le cuentan al mundo cómo se han vestido. La cuestión no tendría nada de especial por cuanto a la ropa se refiere, ya que abundan etiquetas de Zara, Mango, Primark o H&M, como en los posts de las egobloggers de todo el mundo globalizado. Pero sí por cómo integran el hijab (el tradicional velo islámico) en su indumentaria diaria y por cómo logran seguir los dictados de la moda urbana (esto es, cómo se viste en su instituto de Londres para que no la miren como un bicho raro), con la modestia en el vestir que impone la tradición islámica.

Sin llegar a los excesos de la danesa Tesnim Sayar, una estudiante de arte que más que ponerse el mundo por montera se ha puesto el velo con cinco pinchos realizados en tartán. El look se completa con un palestino tejido a mano, cadenas y chapas. Dice que es musulmana, punk y seguidora del Taqwacore (movimiento punk-rock islámico nacido a raíz de una novela de Muhammad Knight) y que lo uno no quita lo otro. Más chula que un ocho recrimina al mundo “creer que las musulmanas son aburridas”. Desde luego, ella ni lo es ni lo parece. Pero su actitud pone los pelos como escarpias a los sectores más conservadores del Islam.

Menos radicales, pero más en cantidad, irrumpen las egobloggers. La reina de la blogosfera es, y por goleada, Amena, una joven londinense cuyo canal de Youtube bajo el alias Amenakin cuenta con 60.236 suscriptores y casi 20 millones de reproducciones de vídeo. Es guapa y posee ese desparpajo de la ‘simpática vecina de al lado’ que parece que siempre ve el lado positivo de la vida. Cada vídeo suele comenzar con un asalamulaikum, lovelies (hola, queridas) y lo mismo desvela qué hay en el interior de su bolso (un billete de metro, la billetera, un eyeliner, dos botellas de limpiador de manos al alcohol, ticket de la pizzería donde ha almorzado…), que explica cómo ponerse el hijab con gracia.

Esto último le ha granjeado tantas seguidoras que ha terminado por crear su propia tienda online, Pearl Daisy, donde vende desde velos y bajovelos a broches o alfileres para sujetar el velo. Y, por supuesto, su propia invención: el hoojab, una especie de capucha con alas largas que hacen las veces de pañuelo y con el que – según muestra en el vídeo – se pueden hacer varias composiciones de velo, pliegue aquí, pliegue allá, coquetas y sin parecer Doña Rogelia.

En el polo opuesto, desde Michigan, la llamativa Imaan Ali muestra en The Hijablog sus outfits diarios. Tan estrafalarios y provocativos, por mucho turbante, falda larga o boa de piel con la que se cubre el cuello, que ella misma explica que aquello “es primero y más importante, un blog de inspiración de estilo y no un medio para promover ningún tipo de agenda religiosa”. De hecho, Imaan no responde al estereotipo de blogger sin más: es profesora en la universidad, activista y portavoz en cuestiones del mundo árabe. Y cuenta con casi 23.000 seguidores en Facebook.

Imaan Ali, de Michigan (EEUU), muestra en The Hijablog sus outfits diarios.

Thehijablog.com

Aunque a la hora de mezclar colores chillones las orientales se llevan la palma. Singapore Hijab Girl, Shida Manshor, Kai Darul  o Aishah Amin, the hijab diaries son solo una muestra de la nueva hornada de jóvenes musulmanas a las que el mundo árabe más tradicional mira, a veces con sorpresa, y otras con decidida reprobación. Posar con velo no es solo cosa de egobloggers. Hijabs High (¡Arriba los Hijabs!) viene a ser una especie de The Sartorialist donde mujeres de todo el mundo posan ante el objetivo en las calles de París, Nueva York o Kuala Lumpur.

Llevar un hijab molón, pero sin salirse de lo que manda la tradición y sin arruinarse, implica salirse del circuito habitual de tiendas de barrio donde compran mamá y la abuela. Buscar algo más. Y sin arruinarse, porque una familia de clase media inglesa no es como una de Dubai. Por eso, porque “encontrar ropa ponible, modesta pero estilosa y a precio razonable puede ser una pesadilla” Jana creó el blog Hijab Style. No es egoblogger, lo suyo es más bien una guía de shopping bien informada. Si Zeena estrena nueva colección de burquinis, Abaya Addict hace descuentos o Bellissima Scarves tiene rebajas en sus pañuelos Jana no tardará en anunciarlo en su blog. Desde Alemania la afgana Sakina cuelga bodegones con diferentes combinaciones de ropa en su blob Hijab Fashionista. Podrían estar en cualquier revista de moda casual – hay desde prendas de Mango a Chloé – de no ser porque el pañuelo no pretende ser usado como fular al cuello sino como hijab. Hijab Chic Blog se mueve también en esa línea.

La presencia del velo islámico en Inglaterra está tan integrada en la sociedad que lo mismo encuentras una dependienta en Barneys con su hijab y haciendo pompas de jabón que te topas con la versión musulmana de Isasa Weis. Coincidiendo con el Día de la Mujer Trabajadora la fotógrafa de origen iraní Sara Shamsavari presentó una exposición con 50 instantáneas tomadas en las calles de Londres a otras tantas mujeres llevando diferentes formas de velo islámico. Con tanto estilo y saber estar ante la cámara que el velo parece casi un elemento de moda y no un cumplimiento religioso. Una exposición que pretendía erradicar los prejuicios o los estereotipos que hay ante esta prenda que en Occidente se entiende como elemento de sumisión de la mujer musulmana y que muchas jóvenes entienden como signo de identidad y, también, como contestación a los sectores más tradicionales del Islam.

Que llevar velo islámico no es obstáculo para trabajar es incuestionable. Incluso para dar consejos de belleza universales como hace Zukreat Nazar conocida profesionalmente como The Artist of Make Up, maquilladora y consejera de belleza con casi 41.000 suscritores en su canal de YouTube. Sin parpadear ante una única cámara casera explica cómo hay que limpiar los pinceles de maquillaje, cómo depilarse las cejas o por qué le ha defraudado una máscara de pestañas de L’Oréal. Los comentarios sus vídeos son para todos los gustos. Desde los que la condenan por engrandecer la banalidad y las que la defienden a capa y espada. “Nadie irá al infierno por arreglarse. Si esto fuera pecado Alá a no se le habría pasado ese detalle en el Corán”, espeta una de sus incondicionales. “No hay nada más agravante que esos hombres que creen tener un conocimiento superior de la fe y que meten las narices en la relación de otros con Dios”, espeta otra aún más virulenta. “Esto es Youtube, no una mezquita”, sentencia una tercera. 

‘Singapure hijab girl’ muestra el lado más naíf de la moda: su blog está marcado por los tonos pastel y ‘cupcakes’.

Sghijabgirl.net

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