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Dueñas del asfalto

Elevadas a la categoría de fetiche juvenil por las corrientes musicales y convertidas en fenómeno de moda por obra y gracia de los diseñadores, las zapatillas deportivas son la pieza imprescindible de la revolución urbana.

Zapatillas converse
Cordon Press

La música de Leonard Bernstein, las calles de Nueva York, la coreografía de Jerome Robbins y el cuerpo elástico del actor Georges Chakiris moviéndose al compás. Un par de zapatillas negras All Star Converse señalan el cielo de la isla de Manhattan. Y así, el musical West Side Story (1961) inmortaliza uno de los iconos de la cultura popular americana. En ese momento habían pasado 50 años del nacimiento de la fábrica de zapatillas de lona y suela de caucho creada en 1908 por Marquis Mills Converse. La misma que en 1917, con el debut de la Converse All Star, ponía en el mercado el primer calzado deportivo de marca.

Desde las filas de la NBA y los vestuarios deportivos, la zapatilla saltó a la calle después de la Segunda Guerra Mundial como objeto de distinción de la nueva «nación juvenil», acunada por el ritmo del rock & roll y los discos de vinilo. Eran los 50 y James Dean y Elvis Presley se convirtieron en sus mensajeros en la Tierra. Converse y rock & roll sellaron un flechazo inmediato que se prolongaría en sucesivos noviazgos, de los Stones y The Who en los 60 a Sid Vicious y Ramones en los 70, y a Kurt Cobain en los 90 o The Strokes en 2000.

En los años 70 las zapatillas deportivas sufrieron su primera gran mutación en calzado urbano. Pero fue en la década siguiente cuando vivieron su explosión a manos de los tres grandes colosos: Nike, Adidas y Reebok. En una lucha estratégica por conquistar el mercado con los últimos diseños y hallazgos tecnológicos, sus vigorosas campañas de marketing y publicidad acabaron transformando las antiguas zapatillas de deporte en objetos codiciados por grandes y pequeños. Nike contrató como imagen al jugador Michael Jordan en 1985; Adidas hizo otro tanto un año después con los raperos Run DMC, con la emergente cultura hip hop como telón de fondo. El street style caminaba hacia su mayoría de edad.

Y el calzado deportivo desembarcó en los espacios hasta entonces reservados a la sociedad fashion. Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood, siempre dispuestos a captar el soplo de la calle, las incorporaron a sus colecciones y las presentaron en sociedad sobre las pasarelas a principios de los 90. Durante esa década llegaron al corazón de la moda: Dior, Prada, Gucci, Marc Jacobs o Karl Lagerfeld se dejaron seducir por ellas o las reinterpretaron, como Isabel Marant, para afrenta de los ortodoxos. En un paso más, la española Camper las transformó en un éxito en la calle.

Talismán de eterna juventud para adultos que se resisten a crecer, las zapatillas son hoy la continuación de un espíritu transgresor para un creador como Hedi Slimane, que ha hecho de las Converse su fetiche. Similar impulso es el que mueve a Charlotte Gainsbourg a combinarlas con ropa de Balenciaga. Pero Charlotte es la herencia genética del escaparate más sofisticado de este calzado: la pareja Serge Gainsbourg –que exhibía su estilo de dandi francés con vaqueros, americana y tenis blancas– y Jane Birkin –que contrastaba las zapatillas con su bolso dedicado por Hermès y sus grandes jerséis de lana–.

Elementos clave del vestuario contemporáneo, las zapatillas están destinadas a seducir cada temporada a un público adicto a la captura de la novedad. Cada marca cuenta con sus fieles, sean Kate Moss, Madonna, Rihanna, Pete Doherty, Agyness Deyn o Kirsten Dunst, la adolescente María Antonieta imaginada por Sofia Coppola para su biopic versallesco, que, en un momento de delirio anacrónico, mostraba una pareja de Converse entre el atrezo de la futura reina.

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