Alquilar ‘maridos de Instagram’: la broma que se fue de las manos
Una empresa ofrece arrendar a hombres para asistir a las blogueras durante la semana de la moda de Nueva York.
«Solíamos comer nuestra comida. Ahora solo sacamos fotos de ella». Cabizbajos, tristes, resignados. Hombres que han perdido el brío. Hombres rendidos a su destino vital: ser un ‘marido de Instagram’. Dícese del consorte de una joven con una legión de seguidores en la red social ególatra por excelencia. Los maridos de Instagram son hombres que se autodenominan «palos humanos para selfie», hombres cuya única funcionalidad es la de sacar fotos a su pareja con su smartphone, arriesgando incluso su vida, porque un ‘marido de Instagram’ se sube a una escalera de incendios y a lo que haga falta (qué remedio) para dar con el lado más fotogénico de su chica.
Este era el material sobre el que satirizaba el vídeo humorístico Instagram Husband de The Comedy Hour. Un clip de dos minutos y medio en el que parodiaba esa obsesión por mostrar una vida ideal (y alejada de los parámetros de normalidad) y que alcanzó millones de visualizaciones a finales de 2015.
El término fue rápidamente absorbido por la cultura pop (con Jay Z erigido como cabecilla de esta curiosa tribu) y la cosa parecía haberse quedado ahí, en una simple broma para reírse de las blogueras y de lo desdidacha que debía ser la vida de sus parejas, con chistes visuales en su particular página de Tumblr. Hasta ahora. TaskRabbit, una app especializada en la asistencia total a sus usuarios (ya sea ir a una farmacia, montar tu mueble de Ikea o fregarte los platos) ha multiplicado su fama ipso facto con una estrategia de marketing impecable: poder alquilar a ‘maridos de Instagram’ durante la Semana de la Moda de Nueva York, que empieza su última edición hoy. Entre las tareas que ofrecen: Fotografiarte, ir al showroom a recogerte la ropa que las marcas te presten, hacerte la colada y la compra mientras estás en los desfiles y lavarte la ropa y reorganizar tu armario cuando alcances «el coma post desfiles».
Si bien la narrativa del marido de Instagram puede hacer arquear más de una ceja –ya saben, un discursito más elaborado que el de las bromas de Jorge Cremades o el de Pepa y Avelino en Noche de fiesta, donde relega al hombre al papel de eterno sufridor ante una mujer obsesionada por lo material y superficial), la broma está dando mucho juego. La jugada de Task Rabbit puede ser mucho más publicitaria que real, pero el servicio está disponible. Igual hasta da beneficios.
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