Comodidad, fluidez y superposiciones

Frente a un escenario global incierto, la moda ofrece alternativas que se presentan como refugio seguro en el que resguardarse. «La principal tendencia ha sido una silueta equivalente a una hermosa tienda de campaña», escribía la crítica de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, tras la Semana de la Moda de Londres en la que se presentaron las colecciones para esta primavera. «Un espacio hecho con tela para protegerse del día. Aunque el recurso más obvio cuando se habla de defensa suele ser la chaqueta militar con hombreras, estos volúmenes resultaron mucho más interesantes», decía la experta. Vestidos que cuelgan y flotan desde la clavícula, sin restricciones, entre las propuestas de enseñas como Victoria Beckham, Alberta Ferretti, JW Anderson o Sportmax. Capas sobre capas y patrones que fluyen hacia prendas en las que prima, ante todo, la comodidad.

«La túnica y los cortes fluidos se han convertido, sin duda, en la referencia de la temporada. Un vestir relajado y envolvente que abraza la silueta femenina», defienden desde el departamento creativo de la firma española Javier Simorra. Piezas que se superponen y se lucen despegadas del cuerpo: «Con el movimiento feminista ya muy arraigado en nuestra cultura, las mujeres se visten más para ellas que para la mirada masculina», explican desde la plataforma de datos Edited. La compañía estima que el llamado mercado de la ‘moda modesta’ alcanzará los 359.000 millones de euros en 2024.

Independientemente de las creencias, la apuesta dialoga de manera directa con una audiencia global: «La demanda es la misma. Nos dirigimos a mujeres actuales y eso hace que las necesidades sean muy similares», añaden desde Simorra. Su última colección, Pangea, aboga precisamente por la unión y la diversidad.