Cómo los jerséis ‘de abuela’ volvieron a los armarios sibaritas convertidos en moda
Las pasarelas y la calle se rinden a las prendas de lana en todas sus versiones y las convierten en aptas para cualquier ocasión.
Hace ya bastantes años que tejer se convirtió en una especie de yoga cosmopolita. Las cafeterías de Nueva York empezaron a llenarse a mediados de los 2000 de hombres y mujeres cargados con agujas de tricotar y ovillos de lana. Hoy aquella fiebre, lejos de desaparecer, suma legiones. Vogue tiene una edición especial de ‘knitting’ en Estados Unidos y las marcas de lanas artesanas y kits para hacer uno mismo el jersey se multiplican. El furor que hoy despierta todo lo hecho a mano engloba desde la cerveza artesana hasta la cosmética y las prendas de punto están viviendo una auténtica revolución.
Los jerséis gruesos de lana, adornados con ochos o motivos jacquard se han convertido en insospechados protagonistas de todo tipo de looks: del más chic al más urbanita. Se desprenden de esa estética de prenda rústica con la que pasar un fin de semana en el campo para pasar a ser objeto de la pasarela y el street style más rompedor.
Marion Cotillard elegía un amplísimo chaleco de ochos para rematar el vestido vaporoso con el que acudió hace poco a un estreno. La fotógrafa e icono de estilo, Jessie Bush, tiene el jersey grande y colorido como una de sus prendas fetiches. Lo lleva a modo de vestido o combinado con minifalda y sandalias. Todo lo contrario que la influencer Erika Boldrin, que prefiere la versión mini de un jersey de ochos para darle otro estilo a su falda midi y sus zapatos de salón acolchados.
La versión más festiva pero, no por ello menos confortable, se la vimos a Eva Chen en la pasada Semana de la Moda de París. Con un conjunto en morado de falda de satén y jersey a juego.
Todas las prendas anteriores tienen algo en común: parece que están hechas a mano, sacadas del armario de nuestra infancia o rescatadas de entre todos aquellos jerséis que nos tejía nuestra abuela. La apuesta por el punto para este invierno promete convertirse en una de las más seguidas: es práctica, evita el frío y explora nuevas combinaciones de lo más atractivas.
Una tendencia que ha sido aupada desde la pasarela. Chanel proponía gustosos jerséis a todo color con la ‘doble C’ dibujada, aptos para las adictas a la logomanía, y chaquetas con estampado de montaña y botones joya. Prada va más allá y convierte al punto en el principal protagonista gracias a los vestidos de landa negros con llamativos y coloridos estampados de jacquard. La propuesta de Miuccia Prada para un día en la oficina diferente pero muy cómodo. Valentino también apuesta por el negro y los vistosos estampados para acompañar looks sobrios.
Ya en las cadenas de moda rápida, donde realmente se le toma el pulso a las tendencias, nos encontramos con que, efectivamente, las prendas de punto serán parte fundamental de nuestro armario este invierno. Siempre lo han sido solo que esta vez traspasan cualquier frontera de etiqueta y lo mismo econtramos una chaqueta cropped de fina angora y botones joya, que un jersey amplio perfecto para el look más informal de domingo o con uno de referencias victorias de cuello alto, ochos y volantes.
Pero no solo eso, también hay modelos forrados de lentejuelas para llevar de fiesta, vestidos de espíritu minimalista y hasta pantalones, que ocupan un destacado lugar en la sección de punto que esta temporada parece vivir una auténtica explosión creativa. Una creatividad que promete contagiar tentándonos a coger las agujas y retomar aquellas lecciones que una vez intentaron darnos nuestras madres o abuelas.
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