Comercio justo y de diseño
El mercado solidario cambia de imagen de la mano de grandes creadores. ¿El resultado? Piezas modernas y beneficios para todos.
La familia Khadgi es la última revolución en el mundo de la decoración. «Esta fama solo significa para ellos que seguirán trabajando, además de que podrán contratar a más artesanos formados en su escuela de tejedores de Kumbeshwar, uno de los pueblos más pobres de Nepal», comenta Chris Haughton, el 50% de Node (madebynode.com), una empresa de alfombras de comercio justo que encargó a los Khadgi la producción de su primera colección. Lo novedoso de estas piezas –a la venta por 300 euros el m2– es que están ilustradas por artistas como Georg McFetride o Donna Wilson. Tal es su éxito que ya se codean con las creaciones de los Bouroullec o Zaha Hadid en la boutique online Designmuseumshop.com. «Con los beneficios hemos financiado la construcción de una escuela para 250 niños y un orfanato para 25», afirma Akshay Sthapit, la otra mitad de Node.
«La sociedad ha evolucionado y pide más productos con conciencia. Además, cuando las compañías privadas empezaron a comercializarlos, su primer paso fue crear una imagen que fuera competitiva», razona Pablo Cabrera, director de Fairtrade España. Esta organización engloba a más de 70 empresas (entre las que se encuentran Marks & Spencer, Celio o La Redoute) y ofrece más de 400 productos con su certificado. Las cifras son para tener en cuenta ya que, en 2011, este mercado alcanzó unas ventas de 4,9 mil millones de euros en el mundo. Solo en España en el mismo periodo creció un 39%, lo que supuso 20 millones de euros, un aumento del 12% respecto al año anterior. «Y el crecimiento se mantuvo en 2012», comenta Cabrera.
«El diseño era un paso obvio que el comercio justo debía dar para conquistar clientes», dice Piet Hein Eek, el autor de una colección de cestos de palmera (con precios que oscilan entre los 25 y los 150 euros) y de la línea de cerámica Fat Crockery (desde 12 euros) para Fairtrade. «Trabajé con un equipo de 300 artesanos vietnamitas, y el 30% de las ganancias se destina a financiar becas para estudiantes del país».
Cojín de World Effect.
D.R.
Otro punto importante es que iniciativas de este tipo han hecho que «más de 1,2 millones de trabajadores se beneficien de forma directa del comercio justo», confirma Mª Jesús Sanz Sanjoaquín, presidenta de Fairtrade España. «Ahora, cuando se compra diseño con conciencia ya no encontramos aquellas piezas tan alejadas del concepto estético occidental», nos comenta Jesús Santiago, propietario de la tienda Kotori (kotorishop.es) en la que ofrece menaje y decoración ética firmada por nombres como Ronél Jordaan o Armadillo & Co. «La imagen es fundamental para provocar la primera compra, las sucesivas las gana la calidad», asegura Juanjo Martínez, responsable de producto de Intermón Oxfam. Esta ONG colabora con estudios como los de Ramón Pérez Colomer, que ha trabajado para Louis Vuitton o Bulgari, o BatlleGroup. «A estos últimos les encargamos la imagen de nuestro chocolate y en tres meses ha superado con creces la presencia de la gama anterior», comenta Juanjo Martínez.
El gran modelo chocolatero, justo y cool, es el de la firma británica Divine Chocolate. La empresa contrató en 2006 al gurú americano William Murray Hamm –artífice de la imagen de Fortnum & Mason, Absolut o Heineken– para que los hiciera más atractivos. Las cifras hablan: 611.078 de libras de beneficio en su informe anual 2005-2006. Su cambio de look (con colores más fuertes y enfatizando el corazón en su tipografía) llegó en enero de 2007. «En 2011 alcanzamos los 1,7 millones de libras», dice con orgullo su director, Patrick Fleming. «En eso consiste nuestro trabajo, en eliminar los clichés negativos, en términos estéticos, asociados al comercio justo y sustituirlos por una imagen moderna. Así convertiremos estas compras en una tendencia y lograremos que estos productos sorteen la crisis», concluye Murray Hamm.
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