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Cinco parejas cómplices de maestros y discípulos

Todo el mundo, en algún momento de su vida, encuentra un maestro, alguien capaz de inspirar una carrera o confirmar esa vocación. Preguntamos a cinco conocidos profesionales cuál fue el suyo.

Maestros y discípulos
Alicia Aguilera
Ana Aladro Muñiz y Francesca Rinciari (Realización)

Con el verdadero maestro, el discípulo aprende a aprender, no a recordar y obedecer. La relación con el lúcido no moldea, sino que libera», afirma el líder espiritual indio Sri Nisargadatta Maharaj. Esta frase podría resumir la relación que mantienen los protagonistas de este reportaje. La tradición socrática del maestro y el discípulo tiene también una amplia huella en nuestra cultura. Y el profundo valor que damos a la experiencia ha permitido construir sociedades, si no mejores, más críticas y susceptibles de mejorar. En estos tiempos de inmediatez, de crisis y redes sociales, el conocimiento de quienes acumulan un buen hacer a sus espaldas es, sin lugar a dudas, un valor a reivindicar. Y, como ejemplo de reconocimiento, el que María Casado, Esperanza Elipe, Loquillo, Jorge Eduardo Benavides y Liberto Rabal han querido hacer en estas páginas a sus respectivos mentores.

Alicia Aguilera

01/ ROSA MARÍA CALAF Y MARÍA CASADO. INFORMAR EN FEMENINO

Rosa María es una periodista curtida en mil batallas que ha escrito alguna de las páginas más importantes del periodismo desde la Transición. María Casado la describe como «una profesional que ha ayudado a derribar muchos muros y que, para las mujeres que hemos llegado después, ha facilitado que normalicemos nuestra presencia en la primera línea de la información».

La televisión pública ha sido la plataforma desde la que ambas han ejercido –Casado continúa haciéndolo al frente de Los desayunos de TVE y El debate de la 1– un periodismo alejado de la frivolidad y el espectáculo. «Nadie nace enseñado, y yo siempre he aprendido de los que más saben», reflexiona Calaf.

Casado tuvo un aprendizaje rápido, casi a la fuerza. Al poco tiempo de entrar en TVE se produjo un ERE en la cadena pública y muchos de los grandes nombres del periodismo que ella tenía como referentes salieron por la puerta. «Cuando te pones delante de un micrófono ganas credibilidad día a día… pero también puedes perderla en un segundo», afirma María y Rosa María Calaf asiente.

Tienen filosofías de vida parecidas –«trabajo, trabajo y un poco de suerte»– y hasta algunos puntos en común en sus trayectorias profesionales. Curiosamente, ambas empezaron en la radio y pasaron en distintos momentos de su carrera por los conocidos estudios Sant Cugat de Barcelona. Otra coincidencia (aunque menos llamativa teniendo en cuenta que los hombres siempre han ocupado más puestos de poder en la comunicación) es que tanto Calaf como Casado tuvieron la suerte de encontrar en su camino a jefes que confiaron plenamente en ellas. En el caso de Calaf, fue José Joaquín Marroquí, director de los estudios Miramar. Y en el de María, los directores de Informativos Fran Llorente y Julio Somoano.

Esperanza lleva vestido de United Colors of Benetton.

Alicia Aguilera

02/ MARÍA LUISA MERLO Y ESPERANZA ELIPE. HUMILDAD SOBRE EL ESCENARIO

Nieta, hija y madre de actores. María Luisa lleva toda una vida entregada a las tablas y atesora una carrera excepcional. Pero como les pasa a muchos profesionales del sector, ha sido su presencia en la televisión, la que le ha proporcionado otro tipo de popularidad. A pesar de su enorme fama, ella sigue autocalificándose, entre risas, como «la antidiva». Y es precisamente esa actitud la que atrae a la actriz Esperanza Elipe: «Todo lo que dice María Luisa es arte. Y además lo hace sin darse cuenta, con toda la naturalidad del mundo, porque relata su propia experiencia, su vida. Una vida dedicada a la actuación y que, sin lugar a dudas, ha inspirado a varias generaciones de actrices», asegura. Para Elipe, popular por su participación en series como Camera café y Vive cantando, Merlo es especial, «una mujer muy vital y muy movida».

Lo comprobamos durante la sesión de fotos, en la que posan con una gran complicidad. Actualmente, ambas comparten escenario en la obra Locos por el té, que se representa en el Teatro Cofidis de Madrid. «La veteranía sirve, por ejemplo, para que la gente te obsequie con comentarios preciosos en Twitter. Un día recibes las palabras de elogio y entusiasmo de una niña que también quiere ser actriz y otro, el agradecimiento de alguien que simplemente se alegra por haber recibido tu contestación. ¿Hay algo más valioso?», pregunta Esperanza. Merlo, haciendo gala de nuevo de su sencillez, apostilla: «Es un regalo que nos dan».

Alicia Aguilera

03/ LUIS ALBERTO DE CUENCA Y JOSÉ MARÍA SANZ (LOQUILLO). POESÍA CON ACORDES

Un poeta con alma de rockero y un rockero con alma de poeta. «Siempre lo he pensado: con esos textos suyos, si Luis se hubiera dedicado a la música, nos habría fundido a todos». La frase de Loquillo resume la admiración que siente por el filólogo, poeta, traductor, ensayista, columnista, crítico, editor literario, académico, investigador y compositor (ahí es nada) Luis Alberto de Cuenca. Sin embargo, el músico se recuerda a sí mismo escuchando, durante todo el servicio militar, una canción que consideraba una tortura: Caperucita roja –«Hola mi amor, soy yo tu lobo…»–, que casualmente Luis Alberto escribió para la Orquesta Mondragón. Tiempo después, en el año 2000, se hizo justicia poética y Loquillo descubrió en él a un compositor sutil y con un enorme poder de seducción.

Desde entonces, la colaboración entre ambos, aseguran, ha sido fructífera y divertida, y ha desembocado en una gran amistad. «Mi padre me enseñó a respetar a los mayores y a valorar la experiencia», explica el cantante barcelonés. «Llega un momento en el que uno no puede ser discípulo toda la vida y tiene que convertirse en Sócrates», apunta Luis Alberto, quien nunca dudó en poner su talento al servicio de músicos sensibles, pero críticos con el establishment, como es el caso del Loco. Su colaboración, inteligente y cargada de entendimiento, ha dejado álbumes como Balmoral y Su nombre era el de todas las mujeres (adaptación de los poemas de Cuenca).

Alicia Aguilera

04/ LUIS MATEO DÍEZ Y JORGE EDUARDO BENAVIDES. AMIGOS DE LETRAS

Cuando Jorge Eduardo Benavides llegó a España procedente de Perú, tenía clara su vocación de novelista, pero albergaba serias dudas sobre la posibilidad de vivir de la literatura. Trabajó en la construcción, lavando platos e incluso como periodista de moda. Pero nunca paró de escribir. Alfaguara le publicó su primera novela, Los años inútiles, en 2002. En la actualidad ha consolidado su carrera como escritor –acaba de ganar el Premio Torrente Ballester– y está inmerso en la redacción de su próxima novela, la séptima de su trayectoria.

Conocer la obra del autor leonés Luis Mateo Díez durante los primeros años que residió en nuestro país resultó decisivo para afianzar su vocación. La lectura de La fuente de la edad (Alfaguara, 1986) fue su referente, un espejo en el que mirarse.

«Considero maestros a aquellos que me han ayudado a ordenar mi vida», confiesa Mateo Díez al reflexionar sobre el tema. El escritor ocupa el sillón «I» de la RAE y tiene una obra fecunda y compleja que lo sitúa entre los más sólidos autores del panorama literario español. «Jorge y yo somos dos personas que no tenemos un ego acentuado y por eso hemos congeniado en esta amistad y complicidad», asegura. Actualmente trabaja en una nueva novela sobre las luces y sombras de la existencia.

Asunción lleva chaqueta de Max Mara y camisa de Hermès. Liberto, traje de chaqueta de Gucci y camisa de Louis Vuitton.

Alicia Aguilera

05/ ASUNCIÓN BALAGUER Y LIBERTO RABAL. RESPETO A LA FAMILIA

La viuda y el nieto de Paco Rabal, nada menos. Una relación donde se mezclan, a partes iguales, el cariño, el afecto que surge de lo cotidiano y las exigencias propias de una profesión llena de sobresaltos.

Para el actor, su abuela ha sido una fuente de cariño y de amor, la persona que más le ha cuidado, y a la que también le une una afinidad especial. A nivel profesional, asegura que es un lujo contar con su presencia, imponente sobre las tablas. «Para mí, que soy de carácter más trágico, ha sido de gran ayuda tenerla a mi lado», explica Liberto. Al escuchar a su nieto, Asunción no puede evitar las risas y la ternura.

Ahora se encuentran trabajando juntos en Una vida robada, de Antonio Muñoz de Mesa, en el teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid. La obra indaga en los secretos de una familia que vivió el drama de los niños robados. Es la historia de unos hijos que no saben quiénes son sus padres y unos padres que no saben quiénes son sus hijos. Algo que no ocurre con Asunción y Liberto: «Mi gran referente era mi marido, Paco Rabal. En toda mi descendencia veo una prolongación de su abuelo. La semilla era buena», dice Balaguer.

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