Unidas por los robos: de la camiseta de ‘Free Winona’ a la de ‘Free Cifuentes’
La prenda que definió la década pasada resucita gracias al escándalo del hurto de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Cristina Cifuentes ha dimitido esta mañana tras la difusión por parte de Ok Diario de un vídeo en el que aparece retenida por un agente de seguridad después de robar dos cremas de la firma Olay en 2011, cuando era la número dos de la Asamblea de Madrid. El escándalo se suma al caso del máster que supuestamente hizo en 2012 en la Universidad Rey Juan Carlos, y cuya obtención, rodeada de irregularidades, ha abierto una crisis en la Universidad y una investigación en la Fiscalía.
En el vídeo de Cifuentes se ve a la por entonces número dos de la Asamblea madrileña negando a un guardia de seguridad haberse hecho con las dos cremas antiedad, para después pagarlas sacando monedas y billetes de su cartera. En el establecimiento, un hipermercado del Puente de Vallecas de Madrid, ya se había avisado a la Policía, que la dejó en libertad sin tener que pasar por la comisaría.
En diciembre de 2001 Winona Ryder fue pillada por las cámaras de circuito cerrado del prestigioso Saks Fifth Avenue de Los Ángeles. La actriz cruza la puerta, cargada con bolsas –ha comprado en el local–y con un traje metido en una funda. Ya en la calle, dos trabajadores del establecimiento le piden que vuelva a entrar. Allí le acusan de haber sustraído artículos valorados en 4.700 dólares, a los que había arrancado la alarma. Tras trece días de juicio, en noviembre de 2002 fue declarada culpable de robo en mayor cuantía y vandalismo e inocente del tercer cargo del que se le acusaba, el de hurto. Fue condenada a tres años de libertad condicional y el pago de 6.355 dólares por el material sustraído y de 1.000 dólares a la corte.
Con diez años de diferencia entre los dos robos –2001 y 2011–, el escándalo ha hecho que Internet una el destino de la mujer que afirmó en esta revista que «cuando te reúnes con hombres y «te haces la rubia», pero sin bajar la guardia, consigues muchísimo más» con el de Winona Ryder, actriz que alcanzó la leyenda por arrancar unas alarmas en una tienda e intentar hacerse con un botín de 5.000 dólares en prendas de lujo.
Algunos usuarios han materializado esta convergencia cleptómana con la iconografía de una camiseta simbólica:
Hablamos de la camiseta del Free Winona que Billy Tsangares diseñó en 2002, en plena polémica por el robo, y que puso a la venta en su tienda Y-Que del barrio de Los Feliz en Los Ángeles, junto al incienso y bolas de discoteca que poblaban el local. En un mes vendió 300 y no dejó de recibir llamadas de posibles clientes que querían comprarlas desde otros puntos del país. La camiseta, sin pretenderlo, se convirtió en un símbolo de la pasada década… y en un tremendo chiste: el Free Winona aparecía estampado con una joven que ni siquiera era la intérprete. Era una modelo de pelucas de los 60 que Google imágenes tomó por la actriz cuando Tsangares la buscó para su estampación.
Su creador contaría al Chicago Tribune que la gente se sentía identificada con la prenda porque «llevar la camiseta hace que sientas que defiendes una posición política, aunque sea una enorme broma». Winona nunca estuvo en la cárcel: pagó 20.000 dólares de fianza pero su Free Winona fue visto como una proclama entre el cachondeo y la denuncia para tratar de liberarla del yugo y acoso mediático a su persona –un patrón que se repetiría con el Cocaine Kate y las camisetas superventas del escándalo–. La cuadratura del círculo llegó cuando la propia actriz la vistió en la portada de la revista W en junio de 2012, una década después de lo que ella siempre recuerda como «el incidente». Si Cifuentes ha definido al robo de sus cremas como un «error involuntario», Ryder alegaría ir puesta de oxicodona por pastillas contra el dolor que le habían recetado tras haberse roto el brazo.
Lo contaría años después a Vogue, donde se mostró indignada por el hecho de que la noticia de lo ocurrido con ella superara en titulares en su día a la supuesta captura del líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden. Durante el escándalo, en pleno post 11 de septiembre, nunca emitió un comunicado ni habló con la prensa. Volvió a casa con su familia en San Francisco y decidió no aceptar ningún papel durante un año. Marc Jacobs se enamoró de su look durante el juicio –»estaba guapísima, aunque estuviese en un tribunal», diría a Hello! – y decidió ficharla como rostro de su campaña primavera verano en 2003. No le importó ni lo más mínimo que entre el botín de su hurto se encontrase un jersey de su firma, valorado en 700 dólares. En la campaña aparecería despeinada, con tijeras en la mano y varias prendas desparramadas a su alrededor. Algunos apuntan a que la mejor estrategia de Olay sería la de hacer lo propio con Cifuentes y asegurarle así un futuro prometedor como blogger de belleza.
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