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La historia del joven que cambió Tinder por una valla publicitaria para ligar (y funcionó)

Braden Sharp, de 24 años, ha convertido en viral su particular forma de encontrar pareja.

Una de las vallas publicitarias alquiladas por Braden Sharp.
Una de las vallas publicitarias alquiladas por Braden Sharp.Twitter @callmemartini

La ciudad de Provo, situada en el estado de Utah, no es el mejor lugar del mundo para encontrar pareja. Es una localidad de algo más de cien mil habitantes, a una hora corta en coche desde Salt Lake City y cuya economía se mueve al ritmo marcado por la universidad de Brigham Young, propiedad de la iglesia mormona. Los afiliados a esta fe son mayoría entre los habitantes del estado (Utah alberga un tercio de todos los mormones de país) y la práctica totalidad en la institución educativa (hasta un 98%). De entre sus aulas han salido algunas caras conocidas, como la escritora de la saga Crepúsculo Stephenie Meyer o la leyenda ochentera de los Boston Celtics Danny Ainge, aunque debe su fama nacional a las estrictas reglas de comportamiento que rigen el centro.

El conocido como “código de honor” de BYU prohíbe a los matriculados desde beber alcohol, café o té hasta fumar tabaco o subir una fotografía a las redes sociales con ropa que pueda ser considerada “indecente”. Por supuesto, las relaciones sexuales prematrimoniales también están vetadas y cualquier transgresión de las reglas puede conllevar una expulsión fulminante en mitad del curso académico. La rigidez de la institución es tal que hasta existe una cuenta de Instagram, con cerca de 40.000 seguidores, que relata diferentes testimonios en primera persona de estudiantes acuciados por el “código de honor”. Teniendo en cuenta lo relatado, Provo no parece el mejor lugar del mundo para encontrar pareja. Así que Braden Sharp, de 24 años, tuvo que echarle imaginación al asunto.

“De verdad no hay ningún lugar como Utah”. Con estas palabras, la tuitera Alex Martinez subió a su cuenta una imagen que se convertiría en viral en las redes sociales. En la foto, tomada desde un vehículo, podía apreciarse una valla publicitaria de grandes dimensiones presidida por el retrato de un joven sonriente, la dirección web ‘date-braden.com’ y una enigmática sentencia: “Si lo del millonario no funciona, esta es tu oportunidad para conformarte por mucho, mucho menos dinero”. El siguiente paso que, a buen seguro, dieron muchos de los autores de los 15.000 ‘me gusta’ que consiguió ese tuit fue visitar la web. Pero antes, conozcamos al chico del anuncio.

Sharp, natural de Provo, es un científico de datos que también fue alumno de Brigham Young. Ver su cara en una valla publicitaria siempre estuvo en su bucket list, versión estadounidense de nuestra ‘Cosas que quiero hacer antes de morir’. Carente, al menos de momento, de un prometedor futuro como actor, modelo, estrella del deporte, político o agente inmobiliario, el joven decidió regalársela a sí mismo. En el mes de mayo, un multimillonario anónimo ya había comprado varias vallas en los alrededores de Provo para ofrecerse a potenciales pretendientes. Sharp vio entonces la oportunidad perfecta para subirse al carro de este improvisado Tinder analógico, porque el flirteo en 2019 ha pasado de la página de contactos del periódico a dos vallas electrónicas situadas en el trayecto al trabajo. “La compañía en la que trabajo nos da bonus que solo podemos gastar en una experiencia, así que todo parecía encajar maravillosamente. No fue nada estratégico ni demasiado meditado, solo era una idea que había mencionado delante de mis compañeros y a los que les entusiasmó”, contó después por correo a una de las jóvenes que se interesaron por él.

Lo del anuncio era solo el primer paso del plan. La web date-braden.com es una demostración del ingenio de este “chico de veintitantos años y sonrisa medio decente que has vislumbrado de camino al curro”. Sharp apuesta por los porcentajes para valorar sus aptitudes y puntos fuertes: 75% de sentido del humor, 95% en escritura a mano y un humilde –y a tenor de las imágenes, realista– 55% en cuanto a forma física. Entre las razones para salir con él destaca su habilidad musical (“sé doce canciones con la guitarra”) o su talento para las matemáticas (“si tenemos hijos, yo puedo ayudarles con los deberes”). También admite que no es perfecto. En el lado negativo, reseña su desaforada pasión por la saga de El señor de los anillos (“desapareceré de vez en cuando para darme un atracón”) o las cuatro horas que pasó creando la web (“en serio, eso dice mucho sobre mí”). Si una vez analizado su perfil alguien quiere seguir conociéndole, aporta una dirección de Gmail para dar el siguiente paso.

A día de hoy, Branden ya es otra de las grandes celebridades salidas de su universidad sin necesidad de pisar una cancha de baloncesto o de escribir romances entre vampiros. Su hazaña le ha llevado a aparecer en la web de la CNN y a ser entrevistado en uno de los programas de televisión más vistos de Estados Unidos: el show matutino Today de la NBC. La avalancha de respuestas a su anuncio ha sido de tal calibre que incluso ha puesto al cargo del correo electrónico a un becario de su empresa para que ejerza como filtro. Pese a que a día de hoy todavía no hay ninguna Mrs. Sharp, los 1350 euros invertidos en el alquiler de las vallas parecen haber dado su fruto. “Muchas chicas están esforzándose para conocerme. Algunas incluso están haciendo hasta su propia web para replicar la mía, y quiero corresponderlas a todas como se merecen”, confiesa el abrumado veinteañero.

Detrás de la anécdota divertida, el gesto de Sharp también es sintomático de la sensación de fracaso que muchos jóvenes experimentan a la hora de conocer gente en la era del reinado de las aplicaciones para ligar. Su web es una expresión de creatividad que refleja mejor su personalidad que cualquier etiqueta sobre sus gustos, descripciones de una línea o puñado de imágenes que conforman el perfil clásico en cualquiera de estas plataformas. “Tengo la sensación de que están más dedicadas al juego que a las citas en sí. Todo lo que haces es mensajearte con gente durante un tiempo y después no vuelves a saber de ellas”, aseguró en la revista Mel. Gracias a Braden, quizá Provo no sea un lugar tan malo para encontrar pareja.

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