¿Por qué se han disparado las ventas de los bolsos diminutos?
En los últimos tres años el tamaño de los modelos más exitosos ha decrecido un -38% en anchura y un -45% en altitud. Y la tendencia parece radicalizarse. Las predicciones del buscador especializado en moda Lyst señalan que el más popular de 2019 mide 7×7 centímetros.
Los bolsos cada vez son más pequeños. Lo dicen las pasarelas, las imágenes de street style y los datos: en los últimos tres años su tamaño ha decrecido un -38% en ancho y un -45% en alto. Así lo afirma el informe The Year in Fashion publicado por la plataforma de búsqueda especializada en moda Lyst. Según recoge el estudio, el modelo ‘Pierce’ de JW Anderson fue el modelo más deseado de 2016, la bandolera ‘Marmont’ de Gucci la más exitosa de 2017 y la riñonera también creada por Alessandro Michele, la más popular de 2018. Además, las búsquedas de minibolsos en el portal han aumentado un 147% desde marzo del año pasado. Y la tendencia no solo va a mantenerse, sino que promete radicalizarse. Sus predicciones, basadas en búsquedas y presencia en redes sociales, apuntan a ‘Vanity’ de Jacquemus como el bolso estrella de 2019. ¿Sus proporciones? Unos insignificantes 7×7 centímetros.
El tamaño de los accesorios y objetos de moda no es baladí y la reducción del tamaño del bolso puede explicarse por diversos factores. El económico es uno de ellos. Mientras que los modelos estándar de las grandes firmas de lujo pueden rondar los 2.000 euros de media, las opciones reducidas cuestan cientos de euros menos. La bandolera ‘GG Marmont Camera’ de Gucci en el tamaño mini, por ejemplo, tiene un precio de 850 euros (un coste, por cierto, muy similar al de su exitosa riñonera), mientras que el bolso shopper mediano de la misma colección asciende a los 1980. Esta diferencia hace que muchos consumidores, ansiosos de hacerse con un accesorio de firma sin hipoteca mediante, opten por las versiones más recogidas y beneficiosas para sus carteras. De ahí que muchas firmas de lujo versionen sus diseños icónicos en tamaños inferiores o lancen nuevas creaciones en clave minúscula.
La necesidad de llevar pocas cosas encima, más allá del móvil, también repercute en la reducción de su capacidad. El pago a través del smartphone hace que sea posible incluso prescindir de la cartera o reducir su presencia a un pequeño monedero con algo de cash. “Puedes meter todo lo que necesitas en los minibolsos. En mi caso es únicamente un bálsamo labial, un corrector y mi teléfono. Hago todo a través de él, incluso pagar la compra del supermercado”, explicaba a The Telegraph Sandra Choi, directora creativa de Jimmy Choo. La sorpresa –y controversia– llega cuando Jacquemus sube a la pasarela bolsos tan minúsculos que ni siquiera pueden albergar un par de monedas (mucho menos un móvil). ‘Mini Le Chiquito’ y ‘Mini Le Piccolo’, presentados hace unos días en París, revolucionaron las redes sociales, por su insignificante tamaño: caben en la palma de una mano y casi eran necesarias lentes de aumento para percibirlos al paso de las modelos. A pesar de su dudosa utilidad, estos bolsos-meme ya han protagonizado tantos titulares que hacen de Jacquemus un maestro del diseño marketiniano y del juego de proporciones (los maxiaccesorios también son su especialidad).
La comodidad, requisito indispensable en la moda de nuestro tiempo, también puede explicar una reducción de proporciones que ya empezó a hacerse palpable en 2014. Si las zapatillas dominan el mercado del calzado y los zapatos de tacón comedido marcan la pauta, no parece que tenga mucho sentido cargar con un pesado bolso enorme. Los tamaños ajustados en los que cabe lo imprescindible ganan adeptos y, como también apuntaba la directora creativa de Jimmy Choo, el problema de espacio si surge un imprevisto se soluciona guardando en su interior una bolsa plegable. Es frecuente, incluso, combinar bolsos pequeños o medianos con bolsas de tela para ir a la oficina. Los primeros aportan el toque elegante y sirven para guardar móvil, llaves y un par de básicos más, y las segundas cargan con el tupper, el libro y los porsiacasos.
No hay que descartar que, en general, las cosas de dimensiones reducidas resultan estéticamente más atractivas: nunca diremos de un maxibolso «¡mira qué monada!», pero ese mismo argumento puede llevarnos a comprar uno de los bolsitos microscópicos de Jacquemus sin más razón que la del deleite de los sentidos. En plena era de Instagram, en la que los likes parecen medirlo todo, los minibolsos aseguran la atención y el aplauso de los seguidores. Ver a Kim Kardashian con un tote bag negro no solo no tendría nada de especial, sino que quedaría peor en la foto. Encontrarla, sin embargo, portando un precioso bolsito enano teñido de un llamativo color es mucho más atractivo (y encaja mejor en el encuadre y la estética de lo cuqui que domina Instagram). No es de extrañar, por tanto, que el bolso estrella de 2019 mida menos de 10 centímetros. Otra cosa será encontrarle verdadera utilidad una vez se hayan disparado los ‘me gusta’.
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