Las 9 mejores alternativas para reducir (o dejar) el café en 2019
Tanto si quieres despejarte antes de empezar el día como si buscas un sabor similar al de café o una bebida libre de estimulantes que apetezca y reconforte, estas son las opciones que deberías tener en cuenta.
Té negro
Si lo que buscas en un chute matutino de energía, el té negro es lo más te lo garantiza después del café. Es la variedad que tiene más teína, que se absorbe de forma más lenta que la cafeína y mejora la circulación sanguínea. Por eso está más indicado para personas a las que el café les altera especialmente y les produce taquicardias. El té negro tiene un alto contenido en antioxidantes, sobre todo flavonoides: cada taza aporta unos 200 miligramos. De ahí sus beneficios para la salud, de mejorar el sistema inmunológico a ayudar con las digestiones o incluso prevenir problemas de estómago como diarrea o gastritis. Sus efectos depurativos son tales que Judy Garland, a quien los barbitúricos le llevaron a una muerte prematura, solía consumirlo a grandes dosis antes de las actuaciones para despejarse y limpiar su organismo, según recogía la novela El jilguero. Ya sea Earl Grey, Ceilan, English Breakfast tea o Darjeeling, es el té que tiene un sabor más fuerte, por eso suele suavizarse con algo de leche. Otra idea es aromatizarlo con unas semillas de cardamomo.
Mate
La opción argentina es rica en xantinas, unos compuestos que estimulan el sistema nervioso central. Aumentan la concentración y la energía y hacen que el cerebro se ponga en marcha. Igual que el té, su contenido en polifenoles es alto y por tanto su poder antioxidante. Algunos estudios indican que ayuda a adelgazar, es beneficioso para los huesos y reduce el colesterol malo (LDL). “Mate power”, titulaba Clarín al glosar estas últimas virtudes, que se defendieron en unas jornadas que, vale la pena decir, organizaba el Instituto Nacional de la Yerba Mate. El único inconveniente es su compleja preparación, todo un ritual poco aconsejable para no iniciados. El hecho de ser una bebida pensada para compartirse –el encargado de preparar el mate va vertiendo agua y pasándolo– sirve para probar un mate comme il faut ahorrándose el proceso.
Té matcha
Antes de que arrasase en Internet, los monjes zen de Japón ya lo sabían: el té matcha da claridad mental y ayuda a concentrarse, por eso acompañaba sus largas horas de meditación. En esencia, es la hoja entera del té hecha polvo tras un proceso especial de cultivo, recolección y secado. Es decir, té verde un poder antioxidante multiplicado, se cree que hasta por diez, y muchas vitaminas (A, B1, B2, C y E). Mejora las defensas, ayuda con el tránsito intestinal y reduce la inflamación, entre innumerables beneficios. Se cree que su alto consumo es uno de los motivos de la longevidad de los habitantes de Okinawa. Además, su formato en polvo hace que sea muy versátil. Con él pueden hacerse smoothies y batidos, ya que al agitarlo produce espuma. Una de las preparaciones más populares es el matcha latte, esa especie de capuccino verde que puebla Instagram. Basta una cucharadita y media de té matcha, agua caliente, algún endulzante (ya sea la clásica azúcar o panela) y leche animal o vegetal.
Jengibre
Con su inconfundible aroma y punto picante, esta planta no deja a nadie indiferente. Aunque con la popularización de las gastronomías asiáticas se ha disparado su uso para cocinar en Europa, menos conocidas son sus propiedades estimulantes, que la hacen muy adecuada para infusiones. Basta con calentar agua y justo antes de que hierva poner unas rodajas de raíz de jengibre pelado, apagando el fuego. Una vez haya infusionado, puede aromatizarse con zumo de limón, menta, anís o limón. Aunque el jengibre se vende en polvo, siempre es mejor consumir la raíz fresca. Tiene también propiedades antibióticas y antiinflamantorias, por lo que mejora los síntomas de la artritis.
Chai latte
La bebida nacional de la India ha conquistado el mundo. El más genuino es el Masala Chai, una mezcla de té normalmente negro muy aromatizada con especias como la canela y el cardamomo. Puede llevar también clavo, vainilla, jengibre, anís estrellado y pimienta. Se prepara con agua y leche y el especiado va variando según la zona del país y la importancia del día: es más potente en los días festivos y los Áshrams. El resultado es una bebida reconfortante usada por la doctrina ayuvérdica desde hace milenios para equilibrar cuerpo y mente. Aunque lo suyo es beberlo caliente, en los últimos tiempos también se consume en forma de batidos fríos y frappes. Y, en su versión vegana, la leche animal se sustituye por leche de avena, soja, almendras, arroz o avellanas. Popularizado en Occidente junto con la práctica del yoga –se ofrecía tras las clases– a día de hoy puede encontrarse hasta en el Starbucks.
Cacao
El desayuno infantil de toda la vida tiene también alcaloides estimulantes, en concreto teobromina, aunque su efecto es suave si se compara con la cafeína. De ahí su sabor amargo y el placer o la sensación de entusiasmo que despierta entre sus adeptos. El cacao crudo tiene más sustancias antioxidantes y en mayor concentración que cualquier otro alimento y sólo debe cierta mala fama en el mundo healthie a los azúcares añadidos que incorporan muchas marcas. Conviene elegir productos con una alta concentración de cacao (como mínimo un 70%) y, si puede ser, que hayan sido producidos en crudo (raw, en inglés). La extracción del cacao se hace a baja temperatura, de forma que los flavonoides y polifenoles no se pierden por el camino. Puede mezclarse también con leche de coco.
Golden milk o cúrcuma latte
La leche dorada tiene como principal ingrediente la cúrcuma, una de las especias más saludables que existen. De ahí su vistoso color amarillo, la mar de fotografiable. Además, puede elaborarse sin ningún ingrediente animal, sólo con utilizar leche de almendras u otras vegetales, está rica y es apta para celiacos. Todo ello la convirtió en tendencia gastro en 2016, según recogió entonces un informe de Google. La Golden milk o cúrcuma latte inauguró una nueva era poblada de leches de colores. De la leche rosa o beetroot latte, que tiene la remolacha como ingrediente principal, a la azul, donde mandan las algas (sobre todo espirulina). No llevan cafeína, por lo que más valen para sustituir el tradicional vaso de leche caliente de antes de dormir o para mañaneros que no necesitan de acicates.
Chaga
Se trata de un hongo negro como el carbón, que crece a temperaturas realmente bajas y se cría en los bosques de abedul de Rusia y Eurasia. Se le atribuyen cualidades casi mágicas: es rico en betaglucanos, que refuerzan el sistema inmunitario, regula el colesterol y la presión arterial, disminuye la ansiedad y la depresión al tener vitaminas del grupo B y minerales y protege los riñones, la vejiga y los huesos, entre un largo etcétera. El chaga se consideraba una hierba superior en la medicina tradicional china, en Siberia, “el hongo de la inmortalidad” y en Japón lo llaman el “diamante del bosque”. Se vende en polvo y forma tradicional de consumirlo es infusionado como si fuera un té. Si quiere mejorarse su sabor, muy amargo, puede mezclarse con cacao. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que está contraindicado para diabéticos, si se toman medicamentos anticoagulantes o si ya se está en tratamiento de enfermedades autoinmunes.
Achicoria soluble
Por su sabor y aspecto parecidos, la achicoria ya funcionó históricamente como alternativa al café en tiempos de estrechez. Ahora vuelve a estar de moda en su versión instantánea por sus muchas propiedades, en particular para el buen funcionamiento del sistema digestivo y el hígado. Tiene mucha fibra soluble, lo que evita el estreñimiento y mejora la flora intestinal. También es rica en antioxidantes, el principal el betacaroteno, que refuerza el sistema inmune y previene problemas de piel y oído. Y destaca por sus muchas vitaminas (provitamina A, C y vitaminas del grupo B) y minerales como el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio. Sin embargo, no sirve para despertarse: más bien para todo lo contrario: más bien induce al sueño y ayuda en la relajación.
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