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Cinco mitos falsos sobre la píldora del día después

Por qué debería llamarse píldora postcoital en vez de píldora del día después y todo lo que tienes que saber sobre cómo usarla.

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La historia ha sido contada muchas veces. Cuando el plan A, llámese píldora, parche o cualquier método hormonal de anticoncepción precoital, DIU, condón, coitus interruptus, “método del ritmo” o esos improvisados cálculos aritméticos con los que nos encomendamos a la Divina Providencia, nos fallan, siempre se puede recurrir al plan B: los métodos de anticoncepción de emergencia, como la píldora del día después. Si bien el nombre técnico de su más importante principio activo (levonorgestrel) no es muy fácil de pronunciar, debido al nombre tan apocalíptico con el que se ha popularizado (“píldora del día después” suena a arma secreta escondida en algún laboratorio a punto de provocar una explosión nuclear en cadena) siempre ha sido sobrevolado por diferentes malentendidos, además de esquivar con un lenguaje evasivo (el día después ¿de qué?) la distinción entre los métodos anticonceptivos precoitales y postcoitales, y aquí estamos dispuestas a esclarecer estos mitos y realidades acerca de este método anticonceptivo de emergencia porque ser madre es un derecho pero no una obligación.

La píldora postcoital no es un un método abortivo. Si se ingiere cuando la implantación del cigoto en las paredes del útero ya ha ocurrido, entonces su efecto es nulo. Pero en caso contrario, las diferentes combinaciones de sus principios activos inhiben el acceso de los espermatozoides al óvulo. Esto ha sido objeto de controversias donde diferentes sectores religiosos se han esforzado en interpretar que el embarazo comienza en el momento de la fertilización del óvulo y no en el momento se produce el “anidamiento” en las paredes del útero, como afirman asociaciones médicas como (la Sociedad Española de la Contracepción) con ese lenguaje propio de los guionistas de Alien.

No provoca infertilidad ni embarazo ectópico (cuando el feto crece fuera de las paredes del útero, en una de las trompas de falopio o un ovario) ni defectos de nacimiento en futuros embarazos como afirma este reciente estudio de la Universidad de Princeton. Luego de tomarla, actúa para prevenir la concepción producto de los actos sexuales realizados antes, pero no la actividad sexual que se realice en días posteriores.

Cuanto antes se la tome, mayores son las posibilidades de que haga efecto. Y por eso el nombre de “píldora del día después” a diferencia de “píldora postcoital” es impreciso y ambiguo. Si bien puede tomar hasta 72 horas días después de mantener relaciones sexuales sin protección, según la Organización Mundial de la Salud tiene una eficacia promedio en la reducción de riesgo de quedar embarazada de un 94% si la tomamos dentro de las 24 horas posteriores a la relación sexual desprotegida. Otra opción es la llamada “píldora de los cinco días después” que en España se llama EllaOne y tiene un margen de acción de hasta 120 horas después.

No puede usarse como método regular de anticoncepción. Aunque no representa ningún riesgo para la salud solo se debería usar en una situación de emergencia porque su eficacia es inferior que el uso de un método anticonceptivo precoital.

No es cara y en España se vende sin receta desde el año 2010 gracias a la Ley de Reproducción Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Las principales marcas son Norlevo y Postinor, y en las farmacias españolas su precio promedia entre los veinte y los treinta euros. También se puede conseguir de forma gratuita en los centros de asistencia primaria, los hospitales de urgencias y las asociaciones de planificación familiar de las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Navarra, Cataluña, Extremadura, Galicia y Baleares, según datos de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).

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