¿Son las toallitas desmaquillantes buenas o malas para tu piel?
Se han convertido en un producto imprescindible cuando estamos cansadas pero queremos desmaquillarnos. Hablamos con expertos sobre cómo y cuándo usarlas sin que perjudiquen nuestra piel.
Nos ponemos en situación: llegamos a casa tarde, después de una noche de juerga, y lo que nos llama a gritos es la cama. Pero tenemos interiorizadas las consecuencias de ir a dormir sin desmaquillarse, así que nos arrastramos al baño a por una toallita desmaquillante, que en estos casos es como maná caído del cielo.
Reconozcámoslo, hay mujeres que no pueden vivir sin ella. Es el caso por ejemplo de Kim Kardashian. En una entrevista para el blog Into the Gloss, la estrella confesaba que siempre recurre a las toallitas porque siente “que no se quita completamente el maquillaje si no es con ellas”. Ya sea por esa mayor sensación de limpieza, o por pereza o falta de tiempo, las toallitas a menudo se convierten en la herramienta principal de nuestra rutina de limpieza facial diaria. Pero ¿hasta qué punto es bueno (o malo) recurrir tanto a ellas? Los expertos despejan nuestras dudas.
Lo primero de todo, ¿qué lleva una toallita desmaquillante?
La Dra. Patricia Ricarte, directora del departamento de Asesoría de la firma Germaine de Capuccini, nos explica que se trata de tejidos sin tejer (un tipo de textil muy utilizado en productos de higiene por sus propiedades) “impregnados en una emulsión con aditivos como pueden ser los extractos de algas o wakamé”. Al igual que otros limpiadores, esas emulsiones estarían compuestas principalmente por dos tipos de componentes, unos “agentes surfactantes que disuelven la suciedad y otros agentes emulsificantes que arrastran los restos de sebo, maquillaje y células”, señala la Dra. María Segurado, asesora dermatológica de Nivea.
¿Qué ventajas tienen?
Ambas expertas apuntan a su comodidad, no solamente por su facilidad de uso (mediante arrastre, atrae los restos de maquillaje), sino también por su portabilidad. Esto las hace perfectas para ocasiones específicas como un viaje o cuando practicamos deporte. No hay nada como meterlas en la maleta o en el bolso sin tener que llevar medio neceser a cuestas.
Toallitas desmaquillantes refrescantes de Nivea (3,53 euros) y toallitas de Comodynes (4,30 euros)
¿Y qué inconvenientes?
Su limitada función. Ricarte insiste en que son solamente “productos de higiene, no de tratamiento”. Además, la limpieza que hacen es superficial, ya que “en la mayoría de los casos no suele ser suficiente para arrastrar el maquillaje en profundidad, sobre todo a nivel de poros” advierten desde Nivea.
El propio gesto a la hora de utilizar las toallitas desmaquillantes también sería un inconveniente a largo plazo porque podría desencadenar un problema para la piel. Minia Campos, doctora de la clínica Gonzalez y Campos y dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que al no haber aclarado en el proceso de limpieza, un uso continuado podría llevar a “aumentar el riesgo de alergia”, motivado además por “conservantes, alcohol y fragancias” que se le añaden a la toallita. En este punto también coincide Segurado, quien advierte que no enjuagarse la piel con agua puede hacer que queden “residuos de conservantes, tensioactivos y emulsionantes que a la larga pueden provocar sequedad e irritación en personas con piel seca o sensible”. Esto hace que aclarar la piel con agua abundante después de utilizar una toallita sea prácticamente obligatorio.
¿Son aptas para todo tipo de pieles?
Mientras que las pieles normales las toleran (solo en un uso excepcional especifica Campos), están contraindicadas para pieles sensibles, rosáceas, con dermatitis atópica y también para las pieles acneicas no tratadas. En el caso de este último tipo de piel, tanto Campos como Ricarte apuntan a que podría empeorar su estado. En su lugar, podría utilizarse un agua micelar, sugiere Campos, aunque siempre aconsejados por un profesional que nos indique el producto más adecuado para nosotros.
¿Podrían sustituir a otros limpiadores en nuestra rutina diaria?
En algún momento puntual sí que podría utilizarse en lugar de otros productos como el tónico o el agua micelar, pero solo en situaciones excepcionales, y desde luego, no como una rutina.
Para garantizar una limpieza profunda, la doctora Minia Campos sugiere utilizar a diario un producto que apliquemos por la mañana y por la noche. Cada piel exige su específico, pero hay limpiadores que funcionan mejor que otros en determinados casos. Por ejemplo, los limpiadores de contenido en aceite (leche o aceites limpiadores) arrastran mejor los restos de cosméticos y maquillaje, mientras que los “productos jabonosos eliminan mejor la grasa de la piel, la suciedad y el polvo” determina la Dra. María Segurado.
De igual modo, utilizaremos una o dos veces al día una crema hidratante con propiedades como el ácido glicólico, “capaz de romper las uniones entre las células muertas. Un uso continuado unifica y contribuye a dar más luminosidad” señala Campos. Una vez a la semana se podrá recurrir a un exfoliante o mascarilla casero. Para limpiezas en profundidad, mejor a recurrir a peelings en consulta.
Toallitas desmaquillaontes de Bourjois y toallitas con wakamé, de Germaine de Capuccini.
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