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Desmontando el mito de los dos litros de agua: la rutina de belleza de Gwyneth Paltrow exige tiempo, estas cremas, un poco de bótox y mucho dinero

Dedica más de 750 euros solo para la rutina facial de las mañanas. El suyo es el ejemplo perfecto de que las famosas están estupendas porque hacen de estarlo un trabajo a tiempo completo.

Gwyneth Paltrow en un evento en París en 2020.
Gwyneth Paltrow en un evento en París en 2020.Getty

Lo primero que hace Gwyneth Paltrow por las mañanas es cepillarse los dientes y tomar un batido de leche de nueces y mantequilla de almendra con un poco de proteína en polvo “de buena calidad”. Así lo ha contado la propia actriz y empresaria en la edición estadounidense de la revista Vogue. A continuación realiza una sesión de meditación trascendental junto a su marido Brad Falchuk, luego se hace un dry-brushing (o cepillado en seco) por todo el cuerpo con el que su piel se beneficia de un masaje circulatorio y de una exfoliación. Después comienza su rutina cosmética facial con un exfoliante de su propia marca (Goopglow Microderm Instant Glow Exfoliator, para ser más precisos). En los días más señalados, cuando tiene una sesión de fotos o ha dormido poco, se aplica los parches Hydrating Eye Mask de Jillian Dempsey (de biocelulosa e infusionados con ácido hialurónico y prebióticos) y utiliza la barra escultora dorada de la misma marca para hacer un masaje con vibración sobre todo el rostro. Después se aplica el reverenciado Active Botanical Serum de Vintner’s Daughter y la icónica Weleda Skin Food Original Ultra Rich Cream (que con un precio que no llega a los 10 euros es el el único producto de rango asequible en su protocolo). Termina con un toque de protector solar. Como maquillaje emplea el corrector de Westman Atelier en el contorno de los ojos y el bálsamo Olio e Osso, en tono peonía, por las mejillas. El último paso es una pincelada del bálsamo labial Ilia. En total, 874 dólares (algo más de 750 euros). Y estamos hablando solamente de su rutina diurna de cuidado facial. Todo lo demás (la de noche, el ejercicio, el pelo, la dieta, el dermatólogo y los tratamientos), suma aparte.

Lo curioso del caso es que a Paltrow se le asocia la etiqueta de “beauty minimalist” por su enfoque holístico, de productos veganos y pocas complicaciones, que efectivamente choca con otros intenso protocolos de famosas con marca propia de cuidado de la piel como Kylie Jenner o la draconiana rutina que sigue Jennifer Aniston.

Desmontando el ‘skin minimalism’

Cuenta Paltrow en otro artículo que si el año pasado le enseñó algo, a ella y a todos, es la importancia del “menos es más”, a crear y ser felices con una vida más simple. Como parte de esa simplificación en ella ha calado el concepto del minimalismo de la piel: “La idea de que no necesito una rutina de 30 pasos para mantener mi piel con un aspecto excelente, y que algunos productos seleccionados pueden ayudarme a ver y sentir mi piel mejor”.

Utilizar menos productos y de mejor calidad es un objetivo que nadie podría no compartir, desde luego, pero también es justo señalar que su cuidado de la piel no se reduce a ponerse menos capas de crema sino que requiere otros importantes pasos: “He descubierto que una visita a mi dermatólogo implica que puedo simplificar mi rutina nocturna”, declaraba la actriz en Vogue USA.

Los otros cuidados

Este verano, después de más de un año de la pandemia, Paltrow volvió a comprometerse con sus cuatro o cinco días a la semana de Tracy Anderson, la gurú estadounidense del fitness. Según ha contado, lleva siguiendo este método de entrenamiento desde hace 16 años.

“También me encanta sudar todos los días en mi sauna para desintoxicarme. Tengo una sauna Clearlight desde hace cuatro años. Me encanta meterme. Y si estoy de un lado para otro, está esta manta de sauna con infrarrojos de HigherDose, que es un 10 de 10. Simplemente te la pones y sudas. Puedes estar al teléfono, o puedes poner los brazos debajo, que es lo que se supone que se debe hacer, y simplemente relajarte, meditar o escuchar un podcast”, contó Paltrow en Vogue.

A estas prácticas la actriz añade otra rutina de autocuidado que sigue junto a su marido: el paseo terapéutico que le ayuda a liberar el estrés. Fue el entrenador personal Harley Pasternak quien se lo recomendó a su marido y desde hace cuatro años la pareja camina entre 60 y 90 minutos bien alrededor de su casa en Santa Mónica, bien en Beverly Hills.

Lo más raro que ha probado

Cuando se trata de probar remedios de origen natural la actriz está “abierta a cualquier cosa”, tal y como reveló a The New York Times. Incluso, a la picadura de abejas. “Es un tratamiento de miles de años llamado apiterapia. La gente lo usa para deshacerse de la inflamación y las cicatrices. De hecho, es bastante increíble si lo investigas. Pero, vaya, es doloroso”, contó. Aseguraba que aún no había probado la crioterapia pero que le gustaría hacerlo y entre otras prácticas poco ortodoxas también confesó que había probado el “oil pulling”, una práctica procedente de la tradición ayurvédica que consiste en mover una cucharada de aceite en la boca, a modo de colutorio, durante 10 a 20 minutos y que supuestamente ayuda a mejorar la salud bucal.

Sobre rellenos, inyecciones y bótox

Cuando cumplió los 40 Paltrow atravesó una crisis de mediana edad y tuvo una experiencia “muy mala con las inyecciones”, según contó en otra ocasión en Vogue USA, aunque no llegó a desvelar qué relleno utilizó. Durante un tiempo renunció a los procedimientos cosméticos a corto plazo hasta que hace tres años se encontró en una “fiesta de inyecciones” con amigos donde un médico estaba administrando viales de Xeomin, un medicamento que contiene la sustancia activa toxina botulínica tipo A que relaja los músculos en los que se inyecta y que se desarrolló eliminando proteínas aditivas, con lo que reduce la posibilidad de desarrollar anticuerpos contra el producto: “A la mierda, solo me pondré un poco. Tenía tanto miedo de que realmente cambiara mi rostro como la primera vez, pero fue muy agradable y muy sutil”. Tiempo después, Paltrow aceptó el papel de embajadora de la marca y ha desvelado que ahora se hace retoques semestrales de Xeomin. ¿Una contradicción que la reina de la «belleza clean» admita el bótox? Puede que sí, o puede que simplemente sea la única en reconocerlo en público.

En Allure, desveló un poco más: “Resulta que uno de mis amigos más cercanos es cirujano plástico. Su nombre es Julius Few, y lo conocí hace años a través de mi mejor amigo de la escuela secundaria; viven en el mismo edificio en Chicago. Comencé una conversación con él: «¿Qué están haciendo las personas que no quieren someterse a una cirugía mayor? ¿Cómo están envejeciendo las mujeres?» Más para Goop, siempre estoy haciendo estas preguntas. Me habló de Xeomin y le dije: «Está bien, lo probaré”. Y fue lo más fácil. Una cosita pequeñita [Paltrow señala entre las cejas], y eso fue todo. Llevó 90 segundos. No fue nada”.

Decidida a no guardar el secreto, en Instagram, publicó: «Lidiar con el envejecimiento es una experiencia de múltiples capas. Cuido bien mi piel, me hidrato y hago ejercicio, pero a veces una chica necesita un poco de ayuda extra. Estoy emocionada al probar @xeominaesthetic (incobotulinumtoxinA) para mis líneas de expresión, es una inyección antiarrugas purificada de forma única que no contiene proteínas innecesarias. Soy una gran fanática». En la edición americana de Harper’s Bazaar contó que estos tratamientos le dan el aspecto de estar «menos enfadada».

La verdad de la piel perfecta

Durante mucho tiempo el discurso oficial entre las famosas era el mismo: dos litros de agua y ocho horas de sueño. Sin embargo, ese mito como panacea de la piel perfecta tiene hoy poco recorrido. Ya no cuelan declaraciones como las que hicieron 17 modelos de Victoria’s Secret en 2016 (en Elle USA), donde atribuían fabuloso aspecto al agua y el ejercicio y donde alguna incluso compartía soluciones baratas como las tiras para poros que venden en las farmacias. Ninguna mencionaba a Mzia Shiman, la facialista que atendía las necesidades de muchas de ellas en su spa de Nueva York, con servicios como rellenos, luz LED o microcorrientes eléctricas, tratamientos que parten de los 200 dólares por sesión. Into the Gloss, una web especializada en belleza, tiene una interesante sección llamada The Top Shelf donde pide a las entrevistadas que detallen absolutamente todos los cosméticos que utilizan. El resultado casi siempre es el mismo: muchos productos y un gran presupuesto. Calcularon que la veterana modelo Angela Lindwall, por ejemplo, gasta 629 dólares en productos de cuidado facial.

Como publica The Atlantic en un interesante artículo, parece que “el mejor truco para el cuidado de la piel es ser rico”. Todos estos tratamientos, cremas y protocolos, desde luego, exigen tiempo y dinero. La periodista Jaya Saxena publicó una investigación en Racked sobre las conexiones entre la piel y la pobreza que venían a concluir una relación directa entre una y otra. “Asumimos que los que están en la cima están ahí porque han hecho algo bien. Y si tienen dientes rectos, cuerpos tonificados y piel suave, eso también”, escribió. “No es que pensemos que tener mala piel es una falla moral. Es lo que creemos que es la pobreza».

El velo de la perfección casi espontánea va cayendo gracias también a la mayor sinceridad de algunas celebridades. En una ocasión Elsa Pataky me contó antes de una entrevista que el secreto de su físico de acero es que no hay secreto: “Llevo desde los 17 años haciendo abdominales todos los días”. El milagro de su puesta en forma exprés nada más dar a luz a sus mellizos, y que tanto se comentó, no era tal. Lo novedoso de Pataky no era la rutina de entrenamiento que desvelaba en el libro que acababa de escribir (Intensidad Max, junto al entrenador personal de los famosos Fernando Sartorius) sino la negación de la generación espontánea que tanto se predica en el star-system. Las famosas están estupendas porque hacen de estarlo prácticamente un trabajo.

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