¿Qué me llevo cuando compro un cosmético ecológico?
Hidratarnos el cuerpo, limpiarnos el pelo o descongestionar las bolsas de los ojos, todo es posible en versión eco.
La conciencia ecológica está cada vez más presente en la sociedad actual; ya forma parte de nuestros hábitos cotidianos reciclar papel, separar la basura, depositar las pilas y medicamentos en los lugares habilitados para ello o ahorrar agua. Ahora, incluso, nos llevamos la bolsa a los supermercados para evitar generar más residuos y muchas mujeres extienden este compromiso medioambiental también a sus preferencias cosméticas.
Pero, aunque quisiéramos, muy pocas podríamos hoy en día dedicar unas horas a preparar ungüentos para hidratarnos el cuerpo, limpiarnos el pelo, descongestionar las bolsas de los ojos o calmar la piel con un tónico a base de infusión. Es cierto que estas recetas caseras, si están bien hechas, ofrecen buenos resultados pero, a cambio, resulta engorrosa su elaboración y son muy perecederas (duran dos o tres días, dependiendo de los ingredientes) porque no tienen conservantes. Además, hay que ser muy escrupuloso con el instrumental empleado para evitar contaminaciones y utilizar un contenedor totalmente higiénico. Así que con tantas complicaciones, es más práctico acudir a la cosmética ecológica presente en el mercado:
Ma Crème Nature BIO, de L’Occitane, es lo más parecido a hacer tu propia crema. La primera hidratante que se puede preparar en casa. Está certificada, es 100% natural y todos sus accesorios son reutilizables.
La Leche Floral de Sanoflore es un desmaquillante que en lugar del agua neutra, utiliza agua floral destilada al vapor y a baja presión, y tensoactivos procedentes del azúcar “bio”, por loq ue es recomendable incluso para las pieles más sensibles.
Todo, y para todos
Hasta hace unos años, prácticamente tres marcas monopolizaban este segmento de consumo: The Body Shop, Yves Rocher y Weleda.
Los geles de la gama Earth Lovers, de The Body Shop, son los primeros 100% biodegradables. A base de extractos vegetales y frutales, sin jabón, sin sulfatos, sin colorantes y sin parabenos.
Pero la creciente demanda de “tratamientos verdes”, ya sea por su eficacia o por las prácticas sostenibles asociadas a sus procesos, ha favorecido el nacimiento de numerosas marcas con esta filosofía (Apivita, La Biosthetique, Jäsön, Alqvimia, Logona…). Incluso grupos como Estee Lauder han creado su propia marca “eco”; en 2007 puso en marcha Origins Organics, una línea de cuidados para rostro, cuerpo y cabello certificada como ecológica. “Antes de poner el nombre de nuestra marca sobre estos productos, queríamos tener la certeza de ofrecer unas fórmulas fiables, sostenibles, de máxima calidad, auténticas, sin comprometer su estética ni su eficacia”, explica Daria Myers, vicepresidenta y co-fundadora.
Totally Pure es un desodorante elaborado con vinagre orgánico y aceites esenciales de clavo orgánico, limón, ylang ylang, lavanda, mandarina, pachulí, palmorosa y jengibre.
Ése es un aspecto en el que han trabajado también el resto de las compañías, desarrollando no sólo las fórmulas, sino también un diseño del envase y del packaging atractivo, y mejorando la distribución, pues dos de las razones por las que muchas mujeres han obviado esta cosmética han sido simplemente porque “no parecía de calidad” o “no la encontraban”. A ese rechazo u olvido contribuía también la escasez de la oferta de productos. Hoy en día todo eso ha cambiado; muchas de estas marcas se encuentran en perfumerías o grandes almacenes y su catálogo incluye todo tipo de tratamientos, desde un champú a una crema corporal pasando por una loción refrescante.
Korres, una firma que nació en la primera farmacia homeopática de Atenas, dispone de una crema corporal a base de aloe vera, aceite de almendra y manteca de karité.
Sin perfume, 0% conservantes y procedente de uvas de cultivo biológico, la bruma Eau de Raisin, de Caudalíe, hidrata y calma la piel al vaporizarla sobre el rostro.
Cuestión de nomenclatura
Eco, natural, sostenible, orgánico, bio … ¿es todo lo mismo? En términos generales, aunque puede haber leves variaciones según el organismo que certifique los productos o la reglamentación del país en el que se fabriquen, podemos decir que “orgánico”, “ecológico” y “biológico” son sinónimos en cosmética. Significa que todos ellos provienen de productos naturales y que se manipulan siguiendo las estrictas normas de la agricultura ecológica (todo sobre cultivos ecológicos en España, en la web de Medio Ambiente, Rural y Marino).
Un producto “natural”, en cambio, es simplemente un producto derivado de unos ingredientes naturales, como las plantas, de las que retiene sus propiedades. Es decir, un producto ecológico es necesariamente natural, pero un producto natural no es siempre ecológico, pues se puede haber obtenido a partir de unos métodos de agricultura convencionales.
Hilando más fino, para que un producto sea “ecológico” al menos el 95% de los ingredientes vegetales de la fórmula y un 10% del contenido total de sus componentes debe proceder la agricultura ecológica (cultivos sin pestizidas, con fertilizantes naturales, etc..). El restante, de una lista muy restringida, en la que se encuentran algunos de los conservantes más suaves, como el ácido benzoico o el ácido salicílico. Además, ha de estar libre de componentes sintéticos, conservantes, parabenos, silicona, transgénicos, perfumes y colorantes artificiales.
A este criterio que afecta a la composición, se unen otros relacionados con su proceso de producción, como que no contenga organismos modificados genéticamente ni compuestos irradiados y que para la transformación de las materias primas se hayan utilizado tecnologías blandas, no peligrosas para la salud o el medio ambiente. Además, es fundamental que no haya sufrimiento en animales, y que el embalaje y el envase sean biodegradables o reutilizables.
La línea Essential Haircare de Davines, en la que se incluye este champú voluminizador, se fabrica con energía renovable al 100% e ingredientes naturales.
La fragancia solidaria H2O de Tous es un prodigio de compromiso empresarial. Su envase procede de la madera de bosques certificados, el vidrio del envase es 100% reciclable.
Al igual que el resto de productos cosméticos, están obligados a indicar su composición y deben detallar sus ingredientes, en orden de mayor a menor contenido en el producto. Los que cumplen con todos estos requisitos pueden llevar un sello certificador de organismos públicos o privados que avale su condición de ecológico. Los de mayor reconocimiento son Ecocert, de ámbito europeo; Cosmébio en Francia; y BDIH en Alemania; Soil Association Organic Standard en Reino Unido. En Estados Unidos está regulado por el USDA.
Aunque cualquiera puede disfrutar de las propiedades de estos tratamientos, son las pieles ultrasensibles las que más se benefician. Otro de sus atractivos es el precio, ya que suelen ser cosméticos más baratos, y en muchos casos unisex. El mayor problema está en su caducidad, pues son cremas que, una vez abiertas, tienen una vida inferior a las convencionales.
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