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Pecho con efecto ‘Cenicienta’

Hablamos con expertos sobre las inyecciones de suero fisiológico, la última medida que promete aumentar la talla de sujetador de forma temporal.

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Getty

Las españolas buscan sentirse mejor con su pecho. Esa es una de las conclusiones que podrían extraerse del informe “La realidad de la Cirugía Estética en España” que realizó la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) en 2010. Este tipo de operación se ha convertido en la más demandada en España, ya que se estima que entre 18.000 y 19.000 mujeres se someten a un aumento pecho cada año.

Pero no todas aquellas que quieran lucir una talla más de sujetador necesitan pasar por quirófano. En Estados Unidos se está dando una alternativa que cuenta con cierta acogida: las inyecciones de suero fisiológico. Esta medida consiste en inyectar suero (agua con cloruro de sodio) debajo de la piel, lo que provoca un aumento del pecho como resultado de la absorción del suero por parte de las células de la mama. Sin embargo, esta técnica es temporal, “ya que el organismo tarda unas 24-48 horas en reabsorber el suero”, explica el doctor Javier Moreno Moraga, director del Instituto Médico Láser (IML).

Según recoge New York Times, se presentó como una solución que ciertos cirujanos plásticos como el doctor Norman M. Rowe sugirieron a sus pacientes para un retoque rápido. El procedimiento comenzó como una forma de que las mujeres que querían realzar su pecho pudieran ver cómo serían los resultados si elegían la cirugía, pero pronto se ha convertido en una medida que por 3.500 dólares te permite lucir un pecho perfecto en fiestas, bodas u otro tipo de eventos.

Esta técnica, comenta el doctor Moreno “no ha sido inventada ahora, existe hace mucho tiempo y ciertas actrices la han utilizado en algún momento de algún rodaje” y explica que “se conoce en todas las clínicas de cirugía plástica porque en realidad es un truco para un aumento mamario temporal”. En este punto coincide con el doctor Miguel Chamosa, presidente de la SECPRE, que insiste en estas inyecciones como “una simulación para ver qué volumen se necesita para la prótesis, del mismo modo a como se podría hacer virtualmente”.

Para Chamosa, las inyecciones de suero pueden tener sus ventajas principalmente para las operaciones relacionadas con la cara, donde también se utilizan, sobre todo en beneficio de esos pacientes indecisos que pueden cotejar el antes y el después en fotos. Sin embargo, y aunque pueda ser “un buen truco para posar con un buen canalillo” la infiltración de mamas con suero fisiológico es una solución tan pasajera que el IML no la considera interesante. Además de posible riesgo de infección (siempre debe hacerse en condiciones de máxima asepsia), Moreno Moraga explica que puede producirse cierta asimetría porque “la reabsorción del líquido puede ser no uniforme” y en el proceso “la paciente puede tener más tamaño mamario en un lado que en otro”.

Por su parte, si bien Chamosa es partícipe de que sí se hagan porque “son seguras” siempre que se hagan por un profesional, declara que “los puristas estarán en contra porque a la mama hay que dejarla tranquila y no inyectarla nada”. En esta línea, la comunidad científica se ha opuesto también a otros tipos de inyecciones para aumentos mamarios como macrolane, un tipo de ácido hialurónico más denso que el que se usa en la cara y que ha sido prohibido en países como Francia, según explica el presidente de SECPRE debido a que “dificulta la lectura de resonancias” entre otras cosas.

¿Cuál es la solución para aquellas mujeres que desean tener más pecho, pero no quieren someterse a una operación quirúrgica? Tanto Chamosa como Moreno coinciden en la lipotransferencia, una solución por la que se inyecta grasa autóloga del paciente en el pecho. Pero esta técnica tampoco es perfecta porque como explican desde el IML “la lipotransferencia tiene sus limitaciones y no se consiguen aumentos muy importantes, es interesante para aumentos mamarios discretos. Se puede hacer siempre que la paciente tenga suficiente panículo adiposo (tejido adiposo) sobrante en otra zona de donde se pueda extraer”.

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