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El verdadero color de pelo de las españolas

Si las rubias no se giran ante los piropos obreros, no tenga duda: hay tinte. Parece que a las españolas nos encanta cambiar el tono de nuestra melena. Tanto que a estas alturas, ¿sabemos realmente cuál es nuestro color de pelo natural?

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La mayoría diría que no. Algunas lo intuirán por sus raíces. Otras tienen tan asimilado el gesto de teñirse que se habrán creído su color artificial. E incluso las habrá que han llegado a pensar que el sol, esta vez sí, ha dotado a su melena de unos reflejos que ni hechos por el mejor peluquero. Pero es que si miramos las cabelleras de nuestras madres y abuelas podríamos creer que se trata de pura genética. Eso sí, habría que pasar por alto sus visitas semanales a la peluquería.

La española lleva tanto tiñéndose que ha olvidado su color de pelo natural. Los avances en los productos y técnicas de coloración han quitado el miedo a quien aún lo tenía, al garantizar, no sólo el tono buscado, si no también el cuidado del cabello. Un estudio realizado por L’Oreal sobre la mujer española y el color de pelo revela que 9 de cada 10 se lo han coloreado total o parcialmente en alguna ocasión y en los últimos 2 años más de la mitad ha cambiado el tono de su cabello.

Una de las propuestas ‘beauty’ de la firma BCBG para esta primavera-verano.

Imaxtree

El final del amor, el principio de un nuevo color

Las más asiduas son las que buscan disimular sus canas. Le siguen las que cambian para ocasiones especiales y según el estado de ánimo. Y por supuesto, un clásico: 2 de cada 10 mujeres renuevan imagen mediante un nuevo tono capilar al acabar una relación.

Entre tanto subidón hormonal o de sentimientos, será aún más difícil recordar nuestro color original. Pero hay datos. “Un 78% de las mujeres españolas son morenas, el 13% rubias, el 7% castañas y sólo un 1% pelirrojas”, apunta Kartika Chesnel, Directora de Marketing de L’Oréal Professionnel. Factores como la inmigración y la mezcla de razas van provocando un cambio genético en nuestra población pero seguimos siendo de cabellera predominantemente oscura. Eso sí, si lo comparamos con los porcentajes del color actual de estas mismas mujeres, la cosa cambia. Del 78% de morenas, bajamos al 64% a favor de las rubias, que suben a un 20% y de las pelirrojas que alcanzan el 7%. Es decir, el rubio y el pelirrojo siguen siendo los tonos preferidos.

Aunque ambas actrices han lucido mechas californianas (entre otros cambios de look), tanto Blanca Suárez como Leticia Dolera tienen una melena castaña.

Getty

Ellas creen que ellos las prefieren rubias

Del estudio de L’Oreal obtenemos que el 50% de las españolas está convencido de que a ellos les gustan las mujeres con un color de pelo determinado y creen que es el rubio. Y resulta ser verdad. Las rubias doradas o platino gustan al 55% de los hombres españoles. Al parecer, el pelo les da señales de cómo son estas mujeres. ¿Tanto habla de nosotros nuestra cabellera? Según este estudio, los hombres perciben a las pelirrojas como atrevidas y desinhibidas; a las rubias como sexys y sofisticadas; y a las morenas y castañas como clásicas, románticas y profesionales. Eso sí, ya estamos las mujeres para tirar piedras contra nuestro propio tejado. Porque 3 de cada 10 féminas creen que hay algo de cierto en el estereotipo de que las rubias son tontas.

Tengamos más o menos neuronas, lo que no somos es arriesgadas. “La consumidora española no se atreve con cambios radicales. Lo más habitual es aclarar gradualmente unos tonos. Sólo un 7% pide un look totalmente nuevo”, anota Chesnel. Seguimos a la cola de las alemanas o inglesas. Mientras ellas apuestan por renovarse y eligen el rojo como primera opción, nosotras, si somos castañas, queremos reflejos que tiren hacia el rubio o el moreno. Si somos morenas, lo aclaramos hacia el castaño o el pelirrojo. Y las rubias, resaltamos el color natural.

María Valverde sorprendió el año pasado con su nuevo pelo rubio.

Getty

Luego están las modas. “Ahora lo que se lleva son los mokas, un color chocolate que proporciona un equilibrio perfecto entre reflejos fríos y cálidos”, afirma Chesnel. Y por el momento nos olvidamos de las mechas de siempre. Si uno quiere estar a la última, siguen las californianas, el splashlight o el ombré invertido. Menos mal que el 60% se tiñe en salones profesionales, porque estas técnicas hechas por uno mismo darían lugar a resultados aún sin clasificar. Algo así como una venganza capilar.

En casa o en la peluquería, lo importante es renovarse. Variar el tono o el color. Y no somos las únicas que lo piensan. Gracias al estudio de L’Oréal sabemos que 2 de cada 10 hombres querrían que su pareja tuviera un color de cabello distinto al que lucen de forma natural. Así que, si no estamos conformes ni ellos, ni nosotras… o cambiamos de pelo o cambiamos de pareja. Porque siempre se quiere lo que no se tiene. Y en cuestión de melena, también.

Sheila Márquez, una de nuestras ‘top model’ más internacionales.

Cordon Press

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