El ‘boom’ de los cosméticos en miniatura
Las firmas de belleza son conscientes de las restricciones para facturar y cada vez apuestan más por las versiones ‘mini’ de sus productos. Hablamos con varias marcas para saber por qué el precio a veces no se corresponde con la talla.
Cada vez más firmas de belleza ofrecen a sus clientes la posibilidad de comprar sus productos en tamaño mini. Sin embargo, muchas veces no acabamos de dar el paso porque pensamos que nos sladrá mucho más rentable compar el tamaño más grande de nuestra crema favorita. Janet Sendacorta, del departamento de Marketing y Comunicación de Aveda, justifica el elevado precio de los cosméticos en miniatura porque “desde el punto de vista de los costes para las marcas supone un coste prácticamente igual. En nuestro caso concreto, invertimos mucho de nuestro presupuesto en el packaging, en utilizar envases ecológicos e incorporar la mayor cantidad posible de material reciclado para minimizar la huella ecológica y este coste es muy parecido independientemente de cuál sea el tamaño del envase”. Desde Nivea se apunta además que “los volúmenes de producción de dichos formatos no son tan grandes. Por este motivo, no se aplican las mismas reglas de la ‘economía de escala”.
En realidad, esta desproporción en el precio no es tan diferente a la que se encuentra entre las botellas de agua o en los diferentes tamaños de refrescos. Solo que agua o Coca Cola hay en cualquier lugar sobre la faz de la Tierra y un spray fijador fuerte ya es más complicado. Aún así, algunas marcas de cosmética nicho como la española Sepai desarrollan interesantes líneas de marketing. “Nuestras tallas de viaje cuestan proporcionalmente a los ml de crema”, señala Paola Gugliotta, creadora de la marca, “con lo que adquirir un producto de 5ml, 35 ml o 50 ml tendrá precios equivalentes entre sí”.
La cuestión del precio puede parecer una frivolidad, pero desde que se implantaron las nuevas normativas de seguridad aérea, muy restrictivas en cuanto al tamaño de los frascos para líquidos (sí, los temidos 100 ml como máximo), quienes pretenden no facturar no tienen más remedio que pasar por el aro y comprar miniaturas. O de otros que valgan como sustitutos, tampoco nos pongamos exquisitos. Al menos de esos que, de ninguna forma, se pueden rellenar en casa (pasta de dientes, laca, desodorante en spray…). Con los champús y la hidratante no hay problema: lo habitual es rellenar un bote de hotel o incluso los que astutamente ya se venden en Sephora o Muji vacíos y listos para rellenar. “Incluso tenemos neceseres con diferentes frasquitos dentro para que sea más sencillo de llevar”, comentan los responsables de producto de Sephora España. Esto da pie a armarte un minibote hasta con tu tratamiento de cuidado facial y eso que toda usuaria que haya leído las páginas de belleza de cualquier revista femenina sabe que manipular las cremas sin la debida asepsia es casi pecado mortal. Pero como se trata de ahorrar, lo uno compensa lo otro.
Con los sprays o los productos en tubo no hay tu tía. Toca comprar. Las firmas de belleza lo saben y cada vez son más los productos en versión mini para viajeras. “El año pasado las ventas de nuestros formatos mini alcanzaron los dos millones y medio de unidades y sus crecimientos son de doble digito”, confirman desde Nivea, una de las favoritas en los neceseres de viaje. En el caso de la marca alemana lo que más se demanda son cremas de manos y desodorantes. Y no solo para viajar, “también para llevar en el bolso. Pasamos muchas horas fuera de casa y eso nos obliga a trasladar al bolso algunos productos que antes guardábamos en el armario del baño, y cuanto más pequeños más cómodo se hace su uso”. Por no hablar del gimnasio o del cajón de la oficina, esa en la que cada vez se echan más horas y que nos obliga casi a empalmar la jornada laboral con el tiempo de ocio.
Como siempre en estos casos el sector lujo observa atónito tanta preocupación por los precios y más aún ese afán por rellenar frasquitos. “En la higiene corporal estábamos acostumbrados a usar productos de gran consumo que se presentaban en tamaños grandes (1000 ml.) y aprovechar las muestras de 50 ó 100 ml que regalan las marcas”, señala Angels Pijuàn de JC Apotecari. “En países donde se viaja con mucha frecuencia como EEUU o Reino Unido las marcas lanzan pequeños neceseres con lo esencial (gel de ducha, crema corporal, champú, acondicionador…) para facilitar a sus clientes que puedan seguir usando sus productos y no depender de las amenities de los hoteles”. Por ejemplo, el Essential Kit de Malin & Goetz con seis miniaturas de 29 ml que incluyen desde una limpiadora facial al acondicionador para el cabello (35 €). O el Tata Harper Deluxe Beauty Set con ocho chiquitiminiaturas de entre 4 ml y 15 ml donde no falta ni el sérum ni la mascarilla facial (67 €). Muchos de estos sets de miniaturas sirven, en palabras de Pijuàn, “como kits de iniciación a las marcas y permiten comprobar a buen precio si la marca gusta o no”. Ahí está, por ejemplo, el Oil Control Try-Me Kit de Sepai con limpiadora y mascarilla exfoliante presentados en un estuche de viaje (45 €). Y esta es también la filosofía de Glossy Box, donde por 15 € al mes, los socios reciben una caja con cinco miniaturas con novedades de firmas cosméticas de prestigio. Ahora que “el contenido de la caja siempre es secreto”, afirma Ana Vallhonrat desde el cuartel general de Glossy Box en España. “La próxima la Metropolitan Chic, un beauty kit para viajeras exigentes, con un neceser multiusos y una guía con los sitios más cool del mundo”.
Otra opción es rellenar botecitos con nuestros productos preferidos.
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Pero no siempre probar cuesta dinero. La filosofía de Clarins pasa por lo que llaman “el derecho a probar”: toda usuaria que se acerque a un especialista de belleza de la firma francesa recibirá siempre de manera gratuita muestras del tratamiento prescrito adecuado a su piel. Además regalan neceseres con miniaturas por compras superiores a 80 € y miniaturas a quienes compran en su tienda online. En esa línea Estée Lauder cuenta con una promoción en la que regala dos minitallas por la compra de productos en su web. En Sephora es habitual que obsequien a sus clientas con muestras de novedades e incluso, de perfumes que recargan en pequeños frasquitos. Y aquí hay quienes las usan para probar o para viajar. Total, puestas a probar, tanto da hacerlo en casa o en la habitación de un hotel. Si gusta al final se acabará comprando el formato grande. Y al final, todos ganan.
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