Estos solares no solo protegen tu piel (también la fauna marina)
Fórmula y envase cuidan la piel y la fauna marina. El nuevo solar protege y nutre hasta el detalle.
El veto a dos filtros solares en distintos países del mundo por su efecto dañino sobre los corales –que algunos expertos ponen en duda– ha sacudido los lanzamientos del sector este 2019, hasta ahora circunscritos a su nivel de protección frente a los rayos UV, a sus texturas y a su durabilidad. El mensaje cambia: prima el respeto por la naturaleza en sus fórmulas y hasta en sus envoltorios. Las pantallas solares responden así a la preocupación por el medioambiente de los consumidores, tendencia que desde hace años mueve, con éxito, la industria: según el último informe de la consultora Grand View Research, la cosmética natural y ecológica alcanzó a nivel mundial en 2017 un valor de 12.190 millones de dólares; en nuestro país, la Sociedad Española de Químicos Cosméticos cifra en un 20% el aumento de estos productos en el mercado entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018. La concienciación del usuario, también en el cuidado diario de su piel, centra todos los esfuerzos de este segmento, cuyas novedades se enriquecen con ingredientes antiedad, defienden contra los efectos nocivos de la arena, el viento, el cloro y la sal, y ofrecen formulaciones específicas para poner barrera en zonas hasta ahora casi olvidadas como el contorno de ojos.
Indicios y respuestas
El pasado febrero, las autoridades de la isla de Key West, en Florida, aprobaron una ley que prohíbe la venta, en la ciudad, de cremas solares que contengan oxibenzona y octinoxato, dos filtros señalados como responsables del deterioro de las barreras de coral –que se blanquean al expulsar, al contacto con los químicos, las algas simbióticas que les otorgan sus colores y nutrientes–. La medida, que entrará en vigor en 2021, sigue a otra similar de Hawái, que fue pionera en el verano de 2018 y que se activará el mismo año. La República de Palaos, en Oceanía, ha ido un paso más allá: los productos con los filtros vetados no podrán cruzar sus fronteras a partir de 2020, y los turistas que los lleven consigo se exponen a multas de casi 1.000 euros.
La oleada de restricciones viene aupada por diversos estudios que plantean el daño de estos componentes a la fauna marina. «Los primeros indicios surgieron en 2008, cuando un grupo de investigadores italianos reveló que podrían ser los causantes del blanqueamiento de estos organismos», indica Isabelle Côté, profesora de Ecología Marina en la Universidad Simon Fraser de Canadá, en un artículo en The Conversation. Côté, sin embargo, plantea dudas, dadas las condiciones de dichos experimentos: «La exposición a los químicos fue corta e intensa, y no se asemeja a la duración y concentración que sucede en la naturaleza». La profesora remite a un estudio de 2016: tras analizar una muestra de agua de la isla hawaiana de Oahu, contenía un número de filtros muy inferior al dañino. La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), por su parte, no ve las limitaciones implantadas extrapolables a Europa o a países como Australia, Japón o China. «El reglamento europeo REACH, encargado de evaluar las sustancias químicas, tiene como objetivo proteger tanto la salud humana como el medioambiente, y ninguno de estos dos filtros está restringido por él», destacan desde la asociación. Côté, pese a todo, justifica: «A falta de evidencia firme, los indicios deberían bastar para actuar».
Las firmas parecen estar de acuerdo con la opinión de la experta, y este año han enfocado sus esfuerzos en reducir el impacto de sus productos sobre los océanos. Una de las marcas que lo practica desde hace tiempo es Biotherm. L’Oréal, grupo al que pertenece, puso a prueba recientemente cinco filtros solares (entre ellos, dos orgánicos de su línea Waterlovers), y los resultados, publicados en la revista Coral Reefs, han satisfecho sus expectativas. «El departamento de Investigación e Innovación, junto al Centro Científico de Mónaco, expuso durante cinco semanas a los corales a concentraciones de estos ingredientes muy superiores a las que se dan en el medio marino», explica María Tomé, del departamento de Formación. «Al final, conservaban plenamente su capacidad de fotosíntesis». Del mismo modo ha actuado Clarins, que nunca ha puesto los filtros en tela de juicio: además de testar sus creaciones, investigan con el centro monegasco la biología de estos organismos. «Queremos comprenderlos mejor para poder preservarlos más eficazmente», cuenta el formador David Rodríguez. Tampoco Isdin ha utilizado las dos sustancias, y ahora lo deja patente en su gama 5 Star Daily Protection: «No supone una reformulación, sino una evolución de la comunicación para que el usuario entienda los beneficios inherentes al producto», cuenta Aurora Garre, medical marketing manager. Sus ejemplos dejan claro que, para muchas compañías que ya prescindían de los ingredientes de la discordia, se trata más de una ampliación de objetivos cuyo fin es informar y suscitar debate.
Con todo, son varias las firmas que optan por no limitarse a su composición respetuosa y buscan contribuir en la preservación de la naturaleza más allá de sus fórmulas. Estima la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que para 2050 habrá más plástico en los océanos que peces. Los envases de las líneas solares de Biotherm y de Clarins se fabrican con materiales 100% reciclados y reciclables, y firmas como Caudalie estudian cómo reducir el número de elementos del packaging. «No es concebible que una compañía consuma plástico y papel en exceso», opina su fundadora, Mathilde Thomas. Para ir más lejos, la francesa se ha comprometido este 2019 con la organización Coral Guardian a trasplantar y restaurar más de 3.000 corales en Indonesia y Colombia, y con las fundaciones Reef World y Surfrider a acometer acciones de protección y sensibilización en favor del ecosistema marino. Un tipo de responsabilidad que, desde Biotherm, presumen tener desde hace años. «Para el envoltorio de Waterlovers hemos reciclado 118 toneladas de plástico y vidrio desde 2017», explica con orgullo Tomé.
Escudo antitodo
La concienciación de los clientes y la necesidad de cuidar el entorno parecen ir acompañadas por un mayor interés por otras realidades que también nos afectan. El último estudio sobre el consumo de productos de perfumería y cosmética en España de Stanpa desvela que en 2018 la venta de solares se mantuvo en línea con el ejercicio anterior, creciendo un 2,3% en el canal de farmacia. Desde la asociación analizan los resultados como un reflejo de la sensibilidad de los consumidores sobre su uso. «Son fundamentales para reducir el envejecimiento cutáneo», destacan. Y es que el sol es responsable, según insisten varios estudios, del 80% del deterioro de la piel. «Por extensión, son la mejor fórmula antiedad», opina la doctora Virtudes Ruiz, con clínica en Murcia y Lorca. «Si no proteges tu piel del sol, no importa cuántas cremas te pongas: la lesión ya está realizada».
Una nueva generación de solares parece querer llevar estos beneficios un paso más allá, y enriquecen sus fórmulas con activos hidratantes, antiarrugas, antimanchas… «Ahorran tiempo en la rutina de belleza, lo que facilita una aplicación disciplinada», cree la doctora Ruiz. «Nos permiten escoger una crema que se adapte mejor a las necesidades de nuestra piel», coincide Patricia Cuenca, directora técnica del centro barcelonés Oxigen. La novedad plantea dudas. ¿Sustituyen entonces a la rutina cosmética? «¡Bajo ningún concepto! Sería un error», considera el doctor José Vicente Lajo Plaza, director del Centro Médico Lajo Plaza en Madrid. «En primer lugar se han de aplicar los productos de cuidado diario y, como último paso, o penúltimo si se utiliza maquillaje, la protección solar», aclara Cuenca. Ruiz añade el efecto que este hábito tiene sobre la piel: «Al extender la crema, la acariciamos durante unos minutos, aportando un bienestar que nuestro cuerpo y nuestra mente agradecen». Otra cuestión: si se deben reponer cada dos horas, como cualquier solar, ¿no sobrecargaremos la dermis de activos? «Las cantidades de agentes hidratantes y vitaminas E y C que manejan suelen estar muy por debajo de las necesidades diarias, con lo cual veo casi imposible la sobredosificación», responde Lajo Plaza. «Y habría que entrar a valorar si llegan a penetrar de verdad en la piel». De forma parecida se expresa la doctora Ruiz: «La mayoría de sustancias hidratantes se quedan en las capas superficiales de la epidermis y pasado un tiempo se evaporan, con lo cual viene bien la reposición».
A su vez, la medicina estética contrarresta los efectos del astro con nutricosmética. «Receto un tratamiento por vía oral con algún tipo de fotoprotector o de inductor de melanina para preparar lo mejor posible los melanocitos», revela el doctor Lajo Plaza, que se centra en reforzar la barrera cutánea. La doctora Ruiz apunta directamente a los efectos nocivos del sol y aconseja Astaxantina, «un potente antioxidante, de forma oral y tópica».
Más allá del astro rey y del paso del tiempo, la industria empieza a trabajar contra otros agentes externos. «La arena blanca refleja hasta un 25% de los rayos que le llegan, que se suman a la exposición directa que recibimos», afirma Mercedes Arquero, responsable de formación de Vichy. «Y al frotar la que se queda adherida a nuestra piel, perdemos en un 50% la efectividad del protector». «El viento, al entrar en contacto con el cutis, evapora el agua y lo deshidrata», dice Begoña García, product manager de Germaine de Capuccini. Sobre la sal, la doctora Ruiz recomienda dejarla un tiempo por sus propiedades beneficiosas, como sus efectos exfoliantes y antisépticos, y enjuagar luego con agua dulce. El más perjudicial, para todas, es el cloro. «Es un químico que deteriora la barrera protectora de la piel», explica García.
La solución frente a estos efectos viene en forma de innovación. La tecnología antiarena de las fórmulas reduce la adherencia de esta a la piel, y por tanto su roce. «Al eliminarla de la superficie, el solar se mantiene y nos sigue protegiendo», puntualiza Arquero. La inclusión de ingredientes como el ácido hialurónico, conocido por su capacidad hidratante y de estabilización de la barrera natural de la piel, se encarga de frenar el efecto de los otros agentes. «El filtro es la base, pero no debemos olvidar el resto de la fórmula», recalca Arquero.
Área sensible
Otra preocupación creciente entre los consumidores mira a las zonas más expuestas al sol durante todo el día: junto a la frente, la nariz, los pómulos, las manos y el cabello, reciben radiación constante los labios y los párpados. Y, sin embargo, el grueso de productos faciales contemplan, entre sus precauciones, no aplicarlos en el contorno de ojos. Los solares, también. Cuenca, de Oxigen, recomienda para este tipo de fotoprotectores «extenderlos quedándonos en el hueso de las cuencas oculares, pues es muy fácil que exista una reacción alérgica o irritación». Esto se explica por las características particulares de esta zona. «La piel mide 1,2 milímetros frente a los 2 del resto del rostro», advierte el doctor Lajo Plaza. «Ni el contorno ni los labios tienen glándulas sebáceas, que lubrican y protegen», apunta la doctora Ruiz. «Ambas superficies, además, disponen de mucha movilidad y por tanto son más propensas a las arrugas de expresión desde edades tempranas».
Existen ya en el mercado productos específicos para estas áreas, la mayoría en formato stick, con hasta factor 50, y firmas como Isdin trabajan en las formulaciones de sus cremas faciales con el objetivo de que las mismas puedan usarse en estas partes sensibles. «La exclusiva tecnología Safe-Eye Tech garantiza que no pica en los ojos», asegura Garre, de la marca. El doctor Lajo Plaza apunta las características que estas composiciones deben tener: «Para los párpados, nos interesa una textura agradable que mejore la piel sin agentes irritantes ni exfoliantes; en boca, activos que potencien y mejoren la hidratación, pues es la más propensa a perder agua; para las manos, pueden ser mucho más espesas, pues no necesitan transpirar tanto como la cara».
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