Claudia Medrano y Alexia Esanu, las emprendedoras de la cosmética que hacen 86 pruebas antes de lanzar un producto
Tras la pandemia, decidieron hacer frente a todos los obstáculos para llevar adelante el proyecto que habían soñado: unir la ética al mundo de la belleza
En la calle del Bruc, en el corazón de L’Example y de la efervescencia de la Barcelona más cosmopolita, adentrarse en el santuario de belleza coreana, epicentro desde donde Claudia Medrano y Alexia Esanu proyectan su filosofía cosmética-ética de vanguardia al mundo, tiene ya de por sí un efecto saludable y relajante.
Estas dos jóvenes empresarias del mundo de la dermocosmética con un amplio background en la industria médico-estética trabajaron para las mejores firmas del sector durante años, en empresas de aparatología profesional basadas en Londres y en España recorriendo congresos médicos por todo el mundo.
De ahí que su experiencia y capacidad para enfocar el momento que vive la industria de la belleza a nivel mundial sea tan revelador. “Somos muy fans del skincare coreano porque son los que más innovan en tecnología y en fórmulas. Nuestro enfoque está en diseñar productos que simplifiquen los tratamientos de belleza y ofrezcan resultados rápidos. La mayoría de nuestros dispositivos integran múltiples tecnologías de vanguardia para maximizar la eficacia en el menor tiempo posible porque somos conscientes que nos dirigimos a mujeres ocupadas sea cual sea su ámbito profesional”.
Adiós a las fórmulas mágicas
Si se les pregunta qué las llevó a dar el salto de trabajar en las grandes marcas a crear la suya propia nos ponen en situación. En muchas de las grandes firmas de esta industria liderada por hombres, los directivos ni conocen ni usan los productos que venden, y desconocen también por completo los resultados de estos y los problemas de la piel de los/las usuarias.
Así que ofrecen todo el tiempo dispositivos de belleza y fórmulas “mágicas” buscando la rentabilidad basándose exclusivamente en el packaging y en los aromas. “Nuestros sérums y boosters activos potentes cuentan con la más alta concentración permitida en el mercado. No estamos interesadas en minimizar costes sino en lograr eficacia y mejores resultados. Forma parte de nuestra filosofía”.
Esta fue una de las razones por las que fundaron Sookskincare –Sook significa pureza en coreano–. Justo después del parón obligado tras la pandemia, decidieron hacer frente a todos los obstáculos para llevar adelante el proyecto que habían soñado: unir la ética al mundo de la belleza y de la tecnología para hacerla más efectiva, más doméstica y asequible y, sobre todo, menos engañosa.
86 pruebas son suficientes para lanzar “El Sérum”
En esta firma quisieron darle la vuelta a la industria con productos y fórmulas altamente efectivas, basadas en estudios científicos y con una atención a sus clientes directa, asegurando que siempre estén atendidos y creando así una comunidad fiel desde su propio Tester Club. En él sus usuarias más fieles prueban y dan su opinión antes de cada lanzamiento.
De hecho “nosotras mismas somos nuestras propias clientas y las más exigentes”, repiten como si de su propio mantra se tratase. “Hemos llegado a probar hasta 86 fórmulas antes de elegir la que comercializar para nuestro Flash Eye Serum”, por ejemplo, uno de sus productos estrella, que se aplica en el contorno de los ojos –y por extensión en el rostro, codos y zonas muy resecas– con uno de los dispositivos médicos de bolsillo más virales de la marca: Fix Eye.
“Es la calidad frente al lujo del packaging”, repiten mientras nos muestran el serum. Sus ingredientes van desde 2 tipos de ácido hialurónico –uno de ellos de bajo peso molecular para mejorar la absorción, hasta otros como Matrixyl, Argyrelox, Niacinamida, Oro coloidal, Centella asiática...–. Y Fix Eye lo aplica usando cuatro tecnologías diferentes: Terapia LED Roja, para estimular el colágeno; Masaje suave de la zona, que mejora la hinchazón; Calor terapéutico, que optimiza la absorción de productos y tecnología EMS, que aplica vibración para tonificar músculos de una zona difícilmente vigorizable.
SookSkincare se sitúa pues en este punto intermedio “entre la cosmética tradicional, que a veces no es suficiente, y los tratamientos clínicos, que muchos de nuestros clientes no pueden realizar de manera recurrente” diseñando por un lado productos cosméticos que desarrollan en Europa, en laboratorios de grado médico, mientras que los dispositivos tecnológicos los producen en Asia, “concretamente en China y Corea, bajo estrictos estándares de calidad en fábricas que cumplen criterios éticos y de vanguardia”, nos aseguran.
Es el caso por ejemplo de Skin Shot, un método no invasivo para mejorar la eficacia de tratamientos cutáneos mediante su tecnología de micro agujas. Con él se mejora la absorción de tratamientos cutáneos y se potencian los efectos de sérums y cremas, estimulando la regeneración celular y el colágeno. “Es seguro e higiénico, y cuenta con agujas reemplazables para cada uso”, nos explican.
Claudia y Alexia aseguran que “el futuro del skincare es ingerible” y que por eso Glow Drink arrasa entre sus clientes. “Este precursor de colágeno sin gluten, sin calorías y vegano, con sabor a manzana, no solo mejora la elasticidad de la piel y los problemas en las articulaciones, sino que también es muy efectivo en problemas de alopecia y fortalece las uñas”.
Mientras conversamos con ellas, sus clientes van y vienen por el Sook Studio y aunque prácticamente el 80% de los rostros felices son mujeres, también encontramos algunos hombres. El mundo de tecno-cosmética también les pertenece.
“Nuestra comunidad nos ayuda a mantener los pies en la tierra con sus comentarios y su continuo feedback, que además influye directamente en el desarrollo de nuestros dispositivos y productos”, comentan. “Agradecemos su lealtad y también las consentimos con detalles especiales para que siempre se sientan escuchadas y valoradas”. Este es el presente de la cosmética.
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