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Así son las nuevas marcas españolas de ropa infantil

Materiales sostenibles, producción local y diseños que rompen los patrones de la moda infantil. Así son las marcas españolas nacidas en mitad de la crisis.

Marcas niños

01. 1+ in the family

«Algo cómodo, práctico, simple y sin florituras». Así define Gemma Mases las actuales tendencias de moda infantil, y las de su propio proyecto para bebés de entre 1 y 24 meses. Tras 17 años como freelance en el sector, Mases se decidió en 2012 a crear su propio sello. «Hemos visto desaparecer muchas empresas de textil en Cataluña; solo han quedado grandes grupos. Muchos nos hemos reinventado».

02. Babaà

El algodón, de Andalucía; la lana, de Castilla y León; el taller, en Cataluña; y la diseñadora, en Madrid. «No hay que irse lejos para tener la mejor calidad», señala Marta Bahillo. Para montar esta firma de punto renunció a un «puesto de ensueño» como creativa en una gran cadena de moda. Y no se arrepiente. Su obsesión es hacer prendas duraderas: «Un jersey de Babaà puede usarlo dos años el mismo niño, y luego pasárselo a un hermano o un amigo». Su sueño es tejer sus prendas de colores vivos para toda la familia.

«Busco un look vintage, con estampados atrevidos», dice Duygu Hamdioglu Massol. Vestido de Les Petits Vagabonds (67 €).

D.R.

03. Bonnet à Pompon

En el catálogo creado por Alejandra Sánchez-Ramade sigue habiendo faldones y polainas, y su estilo sofisticado pretende ser «tradicional pero cosmopolita». La firma más clásica de la nueva hornada es también la hermana mayor: tiene tres tiendas monomarca y cinco corners en El Corte Inglés. Tras su experiencia en Zara Woman y Cortefiel asegura que las colecciones infantiles «están acercándose a las líneas de mujer. También se crea moda en niños».

04. Búho BCN

«Que se sientan cómodos sin ir disfrazados». Eso es lo que busca Inés Surinyach para sus pequeños clientes. Hace cinco años que lanzó Búho BCN, «más por motivación que por un análisis de mercado». Su catálogo está compuesto por diseños sobrios que se atreven incluso con colores oscuros. Toda la producción se realiza en España, y se distribuye en 16 países.

Inés Surinyach hace prendas «sueltas y cómodas». Zapatos de Búho BCN (47 €).

D.R.

05. Les Petits Vagabonds

Duygu Hamdioglu Massol dejó Turquía, donde trabajaba como editora en la revista Marie Claire, para lo que creía que eran unas vacaciones en Barcelona. «Conocí al amor de mi vida y lo dejé todo atrás», narra. Obligada a reconducir su carrera, recordó cuánto disfrutaba escribiendo sobre moda infantil. Su proyecto se cimienta en dos ideas. La primera, que «el sentido del estilo comienza a desarrollarse a partir de la infancia». La segunda, más importante, que «los hijos de los demás no pueden verse obligados a trabajar solo para que los nuestros vistan bien».

06. Little Creative Factory

La crisis del ladrillo no dio mucha opción a la arquitecta Cristina Fernández: había que renovarse. La respuesta llegó en forma de bebé, Ona, y con ella, una opción de negocio. Desde hace dos años confecciona en Barcelona sus básicos (abrigos, sombreros, sudaderas) con toques vintage: «No queremos ser un motor de tendencias que se vuelven irrelevantes en unos meses».

Elena y Alicia Minguela buscan «la originalidad que no encuentran en grandes cadenas». Body de Rocky Horror Baby (14,90 €).

Jaime mena de Torres

07. Lovelyten

Primero fue la fibra. En concreto, la denominada Tencel, elaborada a partir de pulpa vegetal. Cristina Pedrero, cabeza visible de la casa, alaba sus propiedades: biodegradable, sostenible (tiene el sello de la Rainforest Alliance), antiarrugas y «más suave que el algodón más puro». Todos los productos, con sus denim desgastados como insignia, son de este tejido. «Nuestros valores están por encima de cualquier margen de beneficio», defiende.

08. Nadadelazos

«La industria estaba muy estancada, con rositas, azulitos…», cuenta Roberto Visús. El nombre de su proyecto, creado junto a Kristina Laux, da cuenta de su ideario: de bordados y florecitas, nada. Las ilustraciones que ella realiza a mano son el alma de cada colección, y las formas son amplias pensando en «los niños de verdad: los que pisan charcos, los trastos que no pueden parar, los que nos hacen perder los nervios… Y los que no».

Chaqueta de lino (19,50 €) y camisa (14 €), todo de 1+ in the family.

Inma Cortés

09. Olalà Kids

Los complementos de Elena Stanic (bandanas, baberos, sujetachupetes) utilizan estampados, del cómic al navy, «pensando en la perspectiva de quien se lo va a poner». Esta comunicadora audiovisual se pasó a la moda infantil en 2013, tras el nacimiento de su segundo hijo. La explicación es, en parte, económica: «La ropa infantil no requiere de mucha inversión inicial».

10. Otto & Tula

La inspiración llegó con el embarazo. Lorena Losada sabía que no le bastaba con regentar una tienda en el centro de Sevilla: tenía que crear. «Casi sin querer, comencé a dibujar en mi cabeza cosas para mi hija», cuenta. Hace solo unos meses que dirige Otto & Tula, todo está hecho a mano por ella y una costurera y realiza también prendas por encargo: «Alguien que confía en lo que haces y apuesta por las marcas pequeñas se merece todo nuestro respeto y atención».

En esta marca sevillana, todo está tejido a mano. Cárdigan y gorro de Otto & Tula (c. p. v.).

D.R.

11. Picnik

Lunas, tipis, flechas, pájaros y el zigzag de la camiseta de Charlie Brown. El estilo Picnik se basa en el print alocado y los colores intensos. «¡Hacemos ropa para niños y no de adulto para que la lleven los niños!», reivindican Laura Armet y Jordi Pey. Su apuesta ha calado en Japón y Corea, sobre todo (exportan el 85% de su producción), y están en 150 puntos de venta. Quieren crecer, claro, pero bajo una premisa: seguir produciendo todo en Barcelona.

12. Piñata PUM

La tienda online de Piñata PUM no está dividida entre niñas y niños. Todo un manifiesto. «Apostamos por ropa unisex, camisetas oversize, pantalones anchos, sneakers… Queremos enseñarles unos principios, no encasillarlos», cuentan Helena Twose y Andrea Romañach. Ambas cambiaron el diseño para adultos (la primera se for- mó en la ESMOD y la segunda colaboraba con El Delgado Buil) por un mundo que «no pone fronteras a la creatividad».

Los diseños de Picnik se reconocen por sus estampados y colorido. Body de Picnik (35€).

D.R.

13. Piu et Nau

«El otro día, una clienta contactó con nosotras preguntando por aquellos vaqueros que según sus hijos sirven para jugar al fútbol», cuentan con orgullo Anna Tarruella y Lavínia Mayer. Es el mejor cumplido que podrían hacer a un proyecto basado en la comodidad de los pequeños y cuyo lema reza «Let kids be kids» (en español, «dejemos que los niños sean niños»). Si una prenda gusta estéticamente pero no es confortable, no se produce. «Nos reímos pensando en que de pequeñas teníamos dos tipos de ropa: la agradable y fea, y la de domingo», dicen. Sus creaciones están en 60 tiendas multimarca y una flagship en Barcelona.

14. Rocky Horror Baby

«Star Buaaars», «All you need is Mom», «Tequila for Dad, milk for me». Los lemas de esta firma malagueña, creada por Elena y Alicia Minguela en 2011, beben de la cultura pop. «Existía un nicho de este mercado que no estaba cubierto», explican las hermanas, que ya dirigían un comercio de babywear. «Queríamos hacer algo distinto pero comercial». La solución: ropa «para los bebés más alternativos».

«Queremos que los niños disfruten vistiendo nuestra marca», afirman las creadoras de Yporqué. En la imagen, mono y vestido de Yporqué (c. p. v.).

D.R.

15. Tinycottons

Esta marca catalana ha convertido sus prendas en un relato de ida y vuelta. Sus materias primas son el algodón Pima, que importan de Perú, y la lana española. El patronaje se realiza en España, pero se produce en Portugal. Una globalización tranquila: «Nuestras tintas son ecológicas y controlamos nuestras fábricas, tienen todas la certificación Fairtrade», aseguran Barb Bruno y Gerard Lazcano, que sumaban 14 años de experiencia en el sector antes de crear el sello en 2013.

16. Yporqué

«La nuestra es ‘ropa para jugar’, y pierde todo el sentido sin la participación del niño». Una psicóloga, una diseñadora y una publicista (Elisenda Herrera, Andrea Miró y Beth Gilberga) no podían hacer otra cosa que «prendas que estimulan». La primera fue la camiseta con sonido, que incorpora una bolsa-altavoz con una pista pregrabada. Después vinieron los pijamas-disfraz de Batman, las sudaderas-tocado de jefe indio o los gorros de motorista. «Este sector ha sido muy estático, y el universo infantil está aún por descubrir», opinan.

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