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¿Alborotadores o idealistas? La desconcertante conversión de TMZ

A punto de cumplir su décimo aniversario, la web de cotilleos más popular de internet ha pasado de airear las vergüenzas de los famosos a llevarlos ante la justicia por sus delitos.

tmz

Empezaron trabajando para el éxito y han acabado ambicionando la gloria. TMZ, el sitio web sobre información rosa más popular del planeta, se acerca a su primera década de existencia con un balance tan rentable como discutido. Rentable por la facturación que maneja –42,4 millones de euros en el último ejercicio– y discutido porque no hay forma de alcanzar un consenso a la hora de adjetivar su actividad. Ha pasado de empaquetar y distribuir la casquería de Hollywood a enarbolar la bandera de la justicia social mediante la denuncia de delitos y la defensa de causas perdidas, lo que todavía desconcierta más a sus colegas. La reciente exclusiva del vídeo de la paliza que propinó el jugador de fútbol americano Ray Rice a su mujer o la difusión de los comentarios racistas de Donald Sterling, histórico dueño del equipo de baloncesto Los Ángeles Clippers, han propiciado el debate en la opinión pública y la condena social de sus protagonistas. TMZ lleva meses encadenando hitos propios del periodismo de investigación más idealista, una circunstancia que medios como Slate o The New York Times ya han celebrado con sorpresa en sus páginas. Sin embargo, no todos saludan el repentino celo quijotesco del proveedor de escándalos más visitado de internet. Su excesiva identificación con el sensacionalismo despierta demasiadas suspicacias, seguramente justificadas.

Desde que el abogado Harvey Levin se asoció con el gigante de internet AOL y Time Warner para lanzar TMZ en 2005, la misión de la web ha consistido en desacralizar la imagen de las celebridades y desvelar su realidad más sórdida. Lo han hecho a través de scoops o exclusivas en forma de vídeos, imágenes, fichas policiales y grabaciones obtenidas a golpe de chequera. Nada de rumores ni falsas acusaciones, sino hechos. Más de veinte millones de visitantes únicos al mes avalan la actividad informativa del medio que anunció antes que nadie la muerte de Michael Jackson o Dona Summer, así como la paliza atizada por Chris Brown a Rihanna en 2009 –con las correspondientes imágenes del rostro magullado de la cantante– o las detenciones de Mel Gibson y Justin Bieber. Pero en los últimos meses la actividad de la web se ha acelerado. Además de los casos de Ray Rice y Donald Sterling, TMZ ha sacado a la luz las pruebas policiales que acusan al jugador de fútbol americano Jameis Winston de delitos sexuales. A raíz de estas revelaciones, muchas voces se preguntan por el valor que tiene la web en favor del bien común y si ha llegado la hora de reconocerlo.

El periodista estadounidense Joe Strupp se preguntaba la semana pasada si la publicación del vídeo de Ray Rice no merecería un premio Pulitzer. "TMZ se ha adelantado a cabeceras como The New York Times o The Washington Post al encontrar una información que no admite dudas sobre el acto atroz cometido por Rice", defiende. Cómo tiene que estar el periodismo para que la web de chismorreo más famosa del mundo sea tomada en consideración para la próxima entrega de los premios Pulitzer, se dirán algunos. Pero como bien afirma Amanda Hess, de Slate, en los últimos años el célebre tabloide digital "ha pasado por encima de policías, fiscales y reporteros de investigación", dejándolos en evidencia. Jonathan Mahler, de The New York Times, justifica así sus alabanzas a TMZ: "Por extraño que pueda parecer, la agresiva cobertura de esta web forma parte de una larga tradición periodística. Los tabloides trafican con el chisme no solo para escandalizar sino para que los ricos y los famosos rindan cuentas de sus acciones".

Frente a esta visión tan heroica, el portal Buzzfeed publicó el pasado mes de julio un reportaje en el que revelaba la otra realidad que se esconde tras las "frívolas y macabras" siglas de TMZ. Además de citar algunas voces que describen las duras condiciones laborales de la redacción, sometida a largas jornadas y exiguos salarios, Buzzfeed puso el foco sobre el fundador de la página, Harvey Levin. Lo describió como un tipo de extremos e "incapaz de entenderse con las mujeres", lo que al parecer afecta de lleno a los titulares y la forma de tratar la información, "ciertamente sexista".

Resulta imposible hablar de TMZ sin recordar los orígenes de este tipo de prensa. La estadounidense Confidential fue una de las revistas pioneras en sacar a la luz los trapos sucios de los famosos en los años 50 y 60. Fundada por el editor Robert Harrison, cuentan que las ventas de cada número reportaron a su creador alrededor de medio millón de dólares. El estilo de la publicación, absolutamente despiadado en las formas y el contenido, fue muy criticado por Time o Newsweek. Confidential sacó del armario al pianista Liberace y al actor Rock Hudson y descubrió las costumbres menos edificantes de muchas celebridades. Tras encajar numerosas denuncias y afrontar un farragoso proceso judicial por faltar al honor y la privacidad de muchos rostros conocidos, en 1957 la revista prometió no hablar más de la vida íntima de los famosos. Confidential publicó su último número en 1978.

Portadas de la revista ‘Confidential’.

D.R.

Las similitudes entre Confidential y TMZ resultan innegables, pero la diferencia es que, pese a los intentos, esta última nunca ha sido condenada en firme por ningún delito. Al contrario, últimamente muchas voces reconocen su labor social en favor de la desautorización pública de la violencia o el racismo y la persecución de este tipo de delitos. Ahora que una creciente generación de famosos se confiesa alérgica a la provocación y los escándalos, todo apunta a que TMZ centrará sus esfuerzos en los más peleones. A ellos les espera no solo la acción de la justicia, sino la competencia de un ejército de sabuesos dispuesto a pagar lo que haga falta por un puñado de miserias. Al parecer, en nombre del bien común.

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