9 frases que jamás debes decir en una entrevista de trabajo
El cara a cara supone el momento de la verdad en el que tan importante es lo que decimos como lo que callamos. Aquí algunas de las frases que debes evitar.
El curriculum más completo, las cartas de recomendación más efusivas y el perfil de Linkedin más competitivo pueden acabar relegados al final de la papelera ante una mala entrevista de trabajo. Ni es una formalidad más ni un mero trámite previo a firmar el contrato con tu nueva empresa: el cara a cara supone el momento de la verdad en el que tan importante es lo que decimos… como lo que callamos. Aquí algunas de las frases que debes evitar:
1. “Mi antiguo jefe no me valoraba”. O lo que es lo mismo, criticar a antiguos jefes y compañeros. Ni de forma espontánea ni al ser consultado sobre tus relaciones laborales deberás ahondar en los problemas del pasado. No solo porque “el entrevistador pueda conocerlos e incluso tener una relación positiva con ellos: el mundo laboral es pequeño sobre todo si te mueves en un determinado sector”, alerta Coral Jaén, responsable de Comunicación de Infoempleo, si no porque “la entrevista desvela tus valores como persona: si eres buen compañero y capaz de hacer equipo”, explica Carlos Crespo, consultor senior de People Matters. En ocasiones, el entrevistador puede apretar al candidato “para ver cómo se produjo la salida del anterior empleo, pero hay que ser muy aséptico en el relato”, añade Álvaro Ceballos, director de Randstad Professionals en Andalucía.
2. “¿Cuándo empezaría?… es que tengo un viaje con mi pareja en un par de semanas”. Comentarios tan poco afortunados así como hablar de las vacaciones en nuestro primer careo son desaciertos más habituales de lo que pensamos. Saber cuántos días de descanso tendrás es algo que a todos nos interesa para poder organizar nuestro tiempo libre, si bien esta cuestión no es conveniente abordarla en la primera entrevista. “Parecerá que solo te interesa este aspecto y que ya estás dando por hecho que serás el candidato elegido”, alerta la responsable de Comunicación de Infoempleo.
3. “¿Cuál es el sueldo?”. Obviamente es una de las patas troncales en cualquier proceso de selección, pero debe ser el entrevistador el que, en esta primera reunión, haga alusión a la remuneración. “Aquí marca mucha diferencia la edad y experiencia del candidato -explica Carlos Crespo- obviamente entre los perfiles más senior se considera una de las cuestiones prioritarias mientras que entre los candidatos más jóvenes se valora positivamente la humildad de quien empieza”.
4. “Ay, perdona, que ya apago el móvil”. Llegados a este punto, dará igual que lo apagues con rapidez de centella y sin apartar la vista del entrevistador a que contestes la llamada de tu madre: el daño ya está hecho. “Al entrar a una entrevista debes tener la precaución de poner en silencio el teléfono -explica Álvaro Ceballos- una llamada aunque no se conteste hará que perdáis el hilo y tendrá un impacto muy negativo en tu imagen. Eso y llegar a una entrevista cinco minutos después de haber fumado un cigarrillo son dos habituales que arruinan cualquier entrevista antes incluso de que el candidato haya abierto la boca”
5. “Mis defectos son…”. Cuando el entrevistador te pregunte, que lo hará, por tus debilidades no pretende poner a prueba tu honestidad ni conocer cuáles son tus áreas de mejora; su verdadera intención es saber cómo has hecho frente a los obstáculos que han surgido en el pasado. “Todas las personas tienen habilidades menos desarrolladas, pero la manera de enfrentarse a ellas y adoptar medidas para mejorarlas, son indicadores que nos permiten saber cómo te desenvuelves en estos aspectos y tu actitud frente a las críticas”, explican desde Randstad.
6.“Soy el mejor para este puesto”. Olvídate de ser egocéntrico cuando te sientes ante el consultor de RRHH. El entrevistador quiere saber más de nosotros, pero hay que hacerlo “sin caer en el autobombo -indica el consultor de People Matters -. No hay que hacer una venta descarnada de nosotros mismos si no poner en valor nuestro perfil desde la equidistancia”. Esta actitud pasa, en opinión de Crespo, por una preparación exhaustiva en casa: “El candidato tiene que tener una actitud marketiniana, o lo que es lo mismo: hay que enganchar al otro con una historia creíble, justa, que encaje y que le convenza”. En una entrevista “Hay que saber venderse -completan desde Randstad: ser humilde puede dejar las habilidades subestimadas y remarcarlas demasiado puede dar la sensación de arrogancia: hay que buscar el equilibrio, no menciones habilidades básicas y mantén coherencia en el discurso”.
7. “Necesito este trabajo” o cualquier expresión que denote desesperación “genera un clima muy incómodo. Yo valoro mucho la motivación e incluso la ilusión que pueda manifestar el candidato, pero llevar la conversación a terrenos personales es un gran error -explica Ceballos-. En ocasiones ha pasado que un postulante se derrumbe en la charla y se eche a llorar, entonces se cruza una barrera y acabas consolando al entrevistado y pasando al plano personal: eso no es bueno”.
8. “Soy anti redes sociales, incluida Linkedin”. Ya sabemos que lo que mola ahora decir que no tienes perfil en Twitter, Instagram o Linkedin, pero en el ámbito laboral “hay que cuidar nuestro personal branding, la marca personal y la traza digital que dejamos -puntualiza Carlos Crespo-. Entre todas las redes sociales, la irrenunciable para los profesionales que optan a un puesto de trabajo es Linkedin ya que es donde todos buscamos talento, que permanece viva durante nuestra trayectoria y que demuestra que apostamos por la innovación”.
9. La educación y el protocolo nos dice que en un primer encuentro con la empresa a la que queremos entrar debemos tratar de usted a nuestro contertulio “por lo menos hasta que él mismo nos proponga dar un giro más cercano a la entrevista y tutearnos”, finaliza Ceballos.
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