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El mayor proyecto filantrópico español contra dos de los cánceres de peor pronóstico

La Asociación Española contra el Cáncer anuncia 18 millones de euros para una iniciativa contra tumores con supervivencias inferiores al 30% y al 10%

AECC cáncer
Laboratorio del Instituto de Oncología del Vall d’Hebron (VHIO), en Barcelona.Departament de Recerca i Universitats

La Asociación Española Contra el Cáncer ha anunciado este miércoles el mayor proyecto filantrópico español para financiar la investigación contra el cáncer independiente de la industria farmacéutica o las ayudas del Estado. Se trata de dos proyectos que recibirán 18 millones de euros en total y en los que trabajarán más de 350 investigadores. Las ayudas forman parte de la aportación que quiere realizar la AECC para lograr una supervivencia global en cáncer del 70%. Ahora, esa tasa se encuentra en el 55,3% en hombres y el 61,7% en mujeres. Para incrementar esos porcentajes, se han elegido dos proyectos para investigar en tumores en los que la supervivencia es muy baja y hay un gran espacio para la mejora.

El primero de ellos, dotado con diez millones de euros, se dedicará al estudio del cáncer de pulmón de células pequeñas (CPCP), un tumor que se asocia al tabaco y es de los más letales. Crece muy rápido y se disemina pronto, algo que hace que en alrededor del 70% de los casos se diagnostique cuando ya ha viajado a otros órganos. En esos casos, la supervivencia es mínima, de alrededor del 3%, pero tampoco es muy prolongada en los que se detectan antes. “Es muy sensible a la quimioterapia y a la radioterapia, pero la respuesta suele ser de corta duración y recidiva temprano; el porcentaje de curación a largo plazo es de menos del 10%”, explica Luis Paz-Ares, del Hospital 12 de octubre de Madrid, líder del proyecto junto a Marcos Malumbres, del Instituto de Oncología Vall d’Hebron (VHIO) de Barcelona.

Otro de los motivos de la baja supervivencia es que no se han podido desarrollar inhibidores de genes que provoquen el cáncer, así que no hay terapias moleculares disponibles para combatirlo, y la inmunoterapia, unos tratamientos que han cambiado las perspectivas de muchos pacientes en los últimos años, solo funciona en algunos pacientes y con un beneficio menor que en otros cánceres de pulmón. “Otro problema es que es difícil acceder al tumor, porque no se operan y la cantidad que se obtiene en las biopsias, que también son complicadas, es muy pequeño y se agota en el diagnóstico. Por eso, hay poco material para investigación”, señala.

La financiación de la AECC ha permitido crear un consorcio (SOSCLC) que continuará más allá de los cinco años que dura el proyecto. Son 40 grupos de 16 ciudades de toda España que tratarán de entender y atacar el CPCP desde muchos puntos de vista, con investigadores que estudiarán la biología del tumor desde un punto de vista básico a otros más clínicos que probarán terapias moleculares que hasta ahora no funcionan con este tipo de cáncer. Según cuenta Paz-Ares, también será muy relevante la aplicación de la biopsia líquida, que puede recoger información del tumor con un análisis de sangre, para superar la dificultad de hacer biopsias sólidas. Además, se pretende concienciar sobre una enfermedad muy asociada al tabaquismo, pero en el que también influyen otros factores de riesgo, como la exposición al radón.

La segunda ayuda, de ocho millones de euros, se destinará a la investigación del cáncer de hígado más común en un proyecto liderado por Josep Llovet, del Hospital Clínic de Barcelona, y Xoxé Bustelo, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. El carcinoma hepatocelular se detecta cada año en 6.500 personas en España y tiene ahora unas tasas de supervivencia inferior al 30%. El trasplante, que es uno de los tratamientos posibles, solo se aplica al 25% de los pacientes, por falta de órganos, y las recaídas tras la cirugía afectan a un porcentaje elevado de los intervenidos, hasta el 60% a los cinco años.

“Hay células circulantes que anidan de nuevo y producen la recidiva”, explica Llovet. Además, este tipo de tumores afectan a personas con cirrosis, producida por el virus de la hepatitis C, el consumo de alcohol, la obesidad o la diabetes, algo que complica el tratamiento. “Sobre esta enfermedad suele aparecer el hepatocarcinoma, porque se crea un entorno inflamatorio con mutaciones del ADN” continúa el médico. La cirrosis hace que la quimioterapia resulte demasiado tóxica para ser una alternativa y los programas de vigilancia de la población de riesgo se aplica a menos del 50%. Demasiados tumores se detectan cuando están muy avanzados.

Para superar estos obstáculos y mejorar las cifras de supervivencia, realizarán una prueba de concepto con 80 pacientes en 15 hospitales, a los que aplicarán un plan que ha mostrado su eficacia para mejorar la supervivencia en personas con otros tumores como el melanoma. Se trata de proporcionar una inmunoterapia antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor e incrementar las probabilidades de que no se produzcan recaídas. Este tratamiento, que también incorporará inmunoterapia tras la intervención quirúrgica, se aplicará a la mitad de los pacientes y se comparará con el tratamiento habitual hasta ahora, que solo aplica inmunoterapia tras la cirugía.

Además, en una parte del proyecto que implica a 10 centros de investigación, se emplearán las muestras de los participantes para buscar marcadores con los que predecir la respuesta de cada uno al tratamiento y personalizar las terapias o buscar formas de combatir las resistencias. Esta combinación de prueba de tratamientos e investigación sobre los mecanismos básicos de un tipo de cáncer es, para Llovet, una de las grandes ventajas de este proyecto, que no depende de los intereses específicos de una compañía farmacéutica que no presta el mismo interés a la faceta investigadora.

La directora general de la AECC, Isabel Orbe, explica la selección de los proyectos como parte de su estrategia para lograr el mayor impacto y también de impulsar la equidad en el tratamiento de la enfermedad. Por eso han hecho énfasis en que los proyectos incluyesen investigadores distribuidos por toda España, que trabajasen en red, compartiendo información, y que den la opción de que los pacientes sean tratados en su entorno. Y por eso eligieron tumores con menor supervivencia. “Si ya es malo saber que tienes cáncer, imagina que te dicen que es de pulmón de célula pequeña”, afirma. “Mira como estaba el cáncer de mama hace 50 años, y cómo se ha mejorado, queremos poner el foco en estos tumores que afectan a una parte importante de la población”, resume.

Orbe cree que otro de los valores y la originalidad de su enfoque es que, aunque los proyectos se diseñan para cinco años, “no son proyectos escritos en piedra desde el primero al quinto año”. “Es un proyecto que se va a construir entre muchos grupos que van a compartir conocimiento y vamos a acompañar a los investigadores para seguir ajustando los objetivos a la realidad, que puede cambiar con el progreso del proyecto”, apunta. “Nuestro sistema de investigación es muy rígido y no permite esa flexibilidad, que creo que es algo que está siendo muy bien recibido”, remacha. Por último, critica que el Estado no haga suficiente en la investigación contra el cáncer. “La gente cree que el cáncer es una enfermedad y son 200, absolutamente distintas, y puedes financiar la investigación del cáncer, pero no es lo mismo el de mama que el de pulmón”, continúa. “No confundimos la gripe con el VIH, y los dos son virus, y no podemos confundir el cáncer de mama, que ya hay una supervivencia del 90%, con el de pulmón de célula pequeña, que tiene el 3 o el 10″, concluye.

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