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Retina para CapGemini

España, en el momento decisivo para subirse al tren de la industria inteligente

El plan de reconstrucción de la UE debe ser el detonante definitivo de la digitalización de la industria española, pero no todo se arreglará con dinero.

“La industria 4.0 es una necesidad, no algo optativo”. Paloma Peinado, CIO de Airbus Defense and Space España, resumía así el reto al que se enfrenta el tejido industrial español, que ha vuelto a ganar protagonismo mediático y político ante el estallido de la pandemia del coronavirus. Durante la pasada primavera, España, como muchos países europeos, descubría con cierta angustia sus dificultades para lograr suministros básicos con los que combatir el virus, pagando así, muy dolorosamente, las carencias de su tejido industrial. Pero, paradójicamente, los confinamientos aceleraron la transformación de la industria hacia la digitalización, de tal forma que actualmente el país está mucho mejor preparado para el reto de la llamada ‘industria 4.0’ que hace seis meses.

Ese concepto, ‘industria 4.0’, fue el protagonista de la mesa redonda virtual organizada recientemente por Cinco Días en colaboración con la consultora tecnológica Capgemini. Los ponentes –la citada Paloma Peinado, Ramón Pérez Blanco, vicepresidente de Capgemini, Carlos Buenosvinos, director general de SEAT:CODE, Francisco Gonzalo Landwerlin, CIO de SACYR, Javier Larraona, director TI&Digital Industrial y Trading de Repsol y Alberto del Sol, director de Marketing e Innovación de Vodafone Business-, coincidieron en que se ha avanzado hacia la digitalización, pero quedan retos pendientes por resolver, como la mejora de las políticas de ciberseguridad y las carencias del mercado laboral. Faltan perfiles para implementar masivamente una industria inteligente, basada en datos, que aumente la productividad y entronque con el reto, cada vez más apremiante, de la sostenibilidad.

Por qué ahora

Las tecnologías que están cambiando la industria no son totalmente novedosas: el big data, la sensorización, el Internet de las Cosas, el mantenimiento predictivo basado en la inteligencia artificial, la realidad virtual... llevan años de desarrollo, y ya estaban antes de la pandemia. Sin embargo, en la mesa quedó claro que ahora es el momento decisivo de la industria 4.0. ¿Por qué?

Confluyen, según expusieron los ponentes, varios factores. En primer lugar, el propio acelerón digital de la industria, como el de toda la economía, por las restricciones que implicó la pandemia en sus momentos más duros. Pero tal vez el factor decisivo sea el clima político de reconstrucción, vehiculizado en la de momento promesa de 140.000 millones de euros de inversión provenientes de la Unión Europea, de los que 72.000 millones serían ayudas directas.

Ese programa europeo tiene dos grandes objetivos: la digitalización y la sostenibilidad. La relación del primero con la industria 4.0 es obvia; en cuanto a la sostenibilidad, una industria digitalizada es una industria más eficiente en el uso de los recursos. “La industria inteligente es una manera de concretar, de forma práctica, el compromiso por la sostenibilidad", afirmó Pérez Blanco, de Capgemini.

Ahora están cerca de llegar unas inversiones millonarias que se echaban mucho en falta. “La transformación de la industria depende del músculo financiero”, afirmó Peinado, “y los avances hasta ahora no han sido demasiado grandes”. Para la ejecutiva de Airbus, los fondos europeos son una gran oportunidad, que solo se aprovechará plenamente si hay una óptima colaboración entre el sector público y las empresas. “Estamos ante una transformación tan grande que nadie la puede llevar a cabo de forma aislada”, aseguró; la empresa y la política deben colaborar, y las grandes empresas de cada sector tendrán que impulsar a toda su cadena de valor hacia la digitalización.

Falta financiación para apostar plenamente por la Industria 4.0, pero tal vez hay otros problemas. En esa línea apuntóCarlos Buenosvinos, director general de SEAT:CODE, el centro de desarrollo de software de la marca del Grupo Volkswagen: “Se dice que hace más quien quiere que quien puede, y creo que, en general, nos está faltando actitud y visión. Lo interesante ver cómo conectamos todos los puntos de la cadena de valor a través del dato, incluso generando nuevos modelos de negocio”. También fue crítico Alberto del Sol, director de Marketing e Innovación de Vodafone Business: “No hemos visto todavía grandes avances en la industria 4.0, porque parece que todo el mundo está esperando al despliegue del 5G. Sin embargo, algunos pasos ya podíamos dar con el 4G, y no se ha hecho”.

Barreras

Otra barrera que se ha encontrado la industria en su digitalización es, según explicó Pérez Blanco, la necesidad de reforzar drásticamente el área de ciberseguridad, empezando por su presupuesto. “No es sencillo, y también hay casos en los que falta dedicar el tiempo necesario para entender el riesgo que se está asumiendo", dijo. Con la digitalización aumentan drásticamente los puntos de posible ataque, en un proceso que tiene cierto paralelismo que el que vivieron todas las grandes empresas el pasado marzo cuando enviaron a su personal a trabajar a casa. Es un problema que puede ser especialmente grave en las pymes: “Hacen lo que pueden y la ciberseguridad no está en su lista de prioridades, desgraciadamente”, dijo Buenosvinos: “Por responsabilidad social, las empresas grandes tenemos que implicarnos en ayudarlas a encontrar soluciones, de tal forma que todo el tejido industrial sea más fuerte”.

Para Javier Larraona, director TI & Digital Industrial y Trading de Repsol, “hay dos tipos de empresas: las que han sido atacadas y las que aún no lo saben. Tenemos que ser conscientes de que la seguridad 100% es imposible, especialmente cuando crece y crece el perímetro a defender, como está sucediendo. Es fundamental una inversión clara en ciberseguridad, por mucho que los sustos nos vayan moviendo a actuar”. “Si hay un presupuesto global que no se va a reducir en el próximo año es el de ciberseguridad”, vaticinó concluyente Francisco Gonzalo, CIO de Sacyr.

La otra gran barrera que señalaron los ponentes es la falta de profesionales para cubrir los perfiles necesarios de una industria 100% digitalizada. Para Larraona, “ya no se trata de crear un entramado de formación al viejo estilo, porque la velocidad de los cambios hace difícil establecer una estrategia interna”. Simplemente, las empresas no pueden esperar a que los empleados terminen sus programas de formación para aplicar una tecnología. Para el ejecutivo de Repsol, ya que “hay más talento fuera de las organizaciones que dentro", la clave está en un entorno colaborativo, sin barreras geográficas y con acuerdos entre empresas. La colaboración con startups en incubadoras y ecosistemas de innovación puede ser otra forma de solucionar este problema.

Buenosvinos, de SEAT:CODE, se mostró más optimista sobre las posibilidades de la formación interna: “Hablamos de tecnologías con una curva de entrada muy fácil: con cariño y con planes de formación adecuados, se puede pasar gente de la línea de producción a desarrollar software. Tenemos que aprovechar el talento interno y también su conocimiento de la compañía y de su cultura”, defendió.

Llega una transformación de las habilidades profesionales en la industria, que se solapa con un cambio cultural anterior, como explicó Larraona, de Repsol: “Ya no producimos y luego vamos a convencer de que nos compren; ahora el cliente está en el centro, y la industria trata de entender qué necesita”. “Ahora podemos aprovechar el poder de los datos para ofrecer nuevas fuentes de valor, llevando a la práctica grandes ideas que tenemos guardadas en un cajón”, dijo Pérez Blanco. Se abre un nuevo escenario en el que, gracias a la tecnología, las empresas industriales pueden reimaginar el mundo, en áreas tan decisivas como la salud, la movilidad o la energía. Y es también una oportunidad para que la industria europea, y la española, recuperen el terreno perdido.

Así gana ‘inteligencia’ la industria

Definición. Frente al concepto, ya algo manido, de Industria 4.0, varios de los ponentes hablaron de industria inteligente. Francisco Gonzalo, CIO de Sacyr, la definió así: "La industria inteligente es una oportunidad para crear nuevas formas de eficiencia y flexibilidad, conectando procesos, flujos y partes interesadas"

Aportaciones. El fruto de esa conectividad se puede agrupar, como explicó Ramón Pérez Blanco, vicepresidente de Capgemini, en tres grandes grupos: productos inteligentes; operaciones inteligentes, gracias a la automatización y al uso extensivo de los datos, y servicios inteligentes de soporte. En esa línea está avanzando, por ejemplo, Airbus, que cuenta, según explicó Paloma Peinado, su CIO de Defensa y Espacio para España, con un portfolio "de servicios de datos para los operadores de nuestros productos. Y está creciendo exponencialmente". Áreas como la aeronáutica no solo se benefician de los avances del mantenimiento predictivo gracias al desarrollo del big data y la inteligencia artificial. "También estamos mejorando la eficiencia de nuestras operaciones internas, con plataformas de IoT y el uso de la realidad virtual", aseguró la ejecutiva.

Integrar y predecir. Para Alberto del Sol, director de marketing e innovación de Vodafone Business, "el gran salto se produce cuando digitalizas e integras los distintos silos de la industria, pues entonces puedes incorporar una capa analítica que te permita predecir y avanzar necesidades". Pero hay un matiz fundamental, dijo: la necesidad de hacerlo con la máxima eficiencia de recursos, para poder ser competitivo. Ahí entra el debate sobre las inversiones en ciberseguridad, imprescindibles.

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