Amnistía Internacional acusa a empresas europeas de vender a China tecnología de reconocimiento facial
El régimen de Pekín aprovecha la laxa legislación de la UE para hacerse con herramientas de vigilancia que vulneran los derechos humanos, según el organismo
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) ha publicado una investigación en la que asegura que tres empresas europeas de tecnología — Morpho, Axis Communications y Noldus Information Technology — venden diversos tipos de tecnología biométrica, de reconocimiento facial y de vigilancia, a agencias de seguridad del Estado chino y a entidades que, según la organización, “contribuyen a hacer cumplir leyes que violan los derechos humanos”. Las empresas acusadas lo niegan y los expertos debaten sobre la ética en el funcionamiento de estos sistemas y la responsabilidad de la Unión Europea (UE) para endurecer las “laxas” normas de exportación de tecnología de vigilancia.
Las tecnologías biométricas de vigilancia y reconocimiento facial están presentes en más dispositivos y lugares de los que creemos. “Así como existen álbumes de fotos en línea y redes sociales con millones de fotografías almacenadas, también existen sistemas de videovigilancia y teléfonos inteligentes que utilizan sistemas de reconocimiento facial a partir de bases de datos (o plantillas biométricas) obtenidas de las redes sociales”, explica el abogado especializado en tecnología en Ramón y Cajal Abogados, Andrés Ruiz Pérez vía telefónica. Los datos biométricos aceleran y simplifican procedimientos de autentificación e identificación, por ejemplo para ingresar a la aplicación de la cuenta bancaria o a una cuenta en redes sociales. Estas tecnologías son utilizadas por compañías y organizaciones pero sobre todo por gobiernos. Y el de China es uno de los que más las utiliza.
Según AI, estas empresas con sede en países de la Unión Europea exportan herramientas que en ocasiones se han utilizado directamente en campañas de vigilancia masiva a la población, como el polémico programa SkyNet o el caso de la vigilancia, persecución e internamiento forzoso de uigures y otras minorías islámicas del gigante asiático. “Las agencias de seguridad pública chinas están utilizando productos vendidos por empresas europeas para aumentar su capacidad de vigilancia abusiva. Estas empresas se lucran con la venta de tecnologías de vigilancia digital que están relacionadas con terribles violaciones de derechos humanos”, detalla AI.
Las agencias de seguridad pública chinas están utilizando productos vendidos por empresas europeas para aumentar su capacidad de vigilancia abusiva" Amnistía Internacional
- Los señalados
La francesa Morpho —especializada en sistemas de seguridad e identificación y que forma parte de la multinacional IDEMIA— recibió un contrato público del Departamento de Seguridad Pública de Shangai en 2015 para proporcionar equipos de reconocimiento facial. Fuentes de Morpho han explicado a EL PAÍS que el equipo vendido era “un sistema de reconocimiento facial para el uso de una fuerza policial local” y que “bajo ninguna circunstancia este equipo estaba en posición de ser utilizado para vigilancia en tiempo real”.
Por su parte, la sueca Axis Communications —que vende y desarrolla cámaras de seguridad especializadas en la monitorización remota— habría colaborado con el régimen desde 2012 para la instalación de una red de cámaras de seguridad (entre 8.000 y 30.000 aparatos) para la ciudad de Guilin, al sur del país, en el marco de una actualización del programa de vigilancia Skynet de la ciudad. La empresa sueca ha explicado a través de un comunicado que están conscientes de que sus tecnologías pueden ser utilizadas para fines distintos a los previstos a pesar de que ellos "indican claramente a sus cluentes cómo utilizarlas”.
La tercera empresa señalada —la holandesa Noldus Information Technology— y China también llevan varios años de relaciones comerciales, al menos desde 2012. Noldus ha vendido su tecnología de vigilancia digital a por lo menos dos universidades de la región de Sinkiang entre 2012 y 2018. Sinkiang es un territorio autónomo en el noroeste de China que alberga muchos grupos étnicos minoritarios y frecuentemente perseguidos por el Gobierno, como el pueblo turco uigur. Fuentes de la compañía han dicho a EL PAÍS que estos establecimientos compraron las herramientas exclusivamente “para la investigación en psicología del desarrollo y la educación”.
- ¿Armas de persecución china?
¿Cómo se beneficia China de los productos obtenidos? El régimen ha demostrado en múltiples ocasiones que parte de su éxito radica en los sistemas de vigilancia hacia su población. Por ejemplo, el producto estrella de Noldus es el software FaceReader que se utiliza para el análisis automático de las expresiones faciales de enfado, felicidad, tristeza, sorpresa y disgusto. Según la investigación, el FaceReader ha sido utilizado por universidades chinas vinculadas al aparato de seguridad pública y la policía, pero sobre todo por el Ministerio de Seguridad Pública. La utilización de este tipo de tecnologías está ligada a uno de los casos más famosos de persecución, vigilancia y confinamiento obligatorio contra grupos minoritarios en el país: Los Cables Secretos de China. Esta investigación fue publicada el año pasado y reveló cómo funciona un sistema organizado de represión diseñado y ejecutado por el régimen de Xi Jinping sobre la minoría musulmana uigur.
Otro caso de vigilancia y represión china es el de Skynet. En 2015, el Gobierno chino implementó el programa —apodado por los medios españoles como “El Gran Hermano chino”— que constaba de más de 100 millones de cámaras equipadas con machine learning y un sistema de reconocimiento facial e instaladas para registrar las interacciones de sus ciudadanos. La tecnología permite al Gobierno saber qué y a quién ven, esté donde esté. El régimen había previsto que para este año, Skynet estuviera funcionando al máximo. La empresa sueca Axis Communications habría contribuido directamente con la instalación de cámaras para este programa en la ciudad de Guilin, al sur del país, según AI.
- Prohibido en Europa, vendido a China
La relación entre el sistema de reconocimiento facial y las ansias de control, persecución y adoctrinamiento del Estado chino van de la mano, y tal y como apunta la investigación de AI, el suministro de material de vigilancia por empresas europeas al régimen podría haber “contribuido con la limitación de las libertades de los ciudadanos del gigante asiático”. A la vez, Europa es muy estricta en cuanto al uso de reconocimiento facial y sistemas biométricos.
“Es incoherente que Europa proteja el dato biométrico de una forma tan rigurosa y a la vez que permita el comercio de sistemas que pueden vulnerar la protección de dichos datos a países terceros donde no se respetan los derechos fundamentales”, señala Natalia Martos, CEO y fundadora de Legal Army. En la Unión Europea, dicho tratamiento está regulado por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que los cataloga a los datos biométricos como categorías especiales. “Por tanto, en Europa el uso de estos sistemas suponen un tratamiento que, en principio, se encuentra prohibido por el RGPD. Solamente pueden utilizarse en determinadas situaciones excepcionales tasadas en la normativa y cumpliendo una serie de requisitos legales que son muy exigentes”, explica Martos.
“Dotar a sistemas de videovigilancia y teléfonos inteligentes de sistemas de reconocimiento facial de forma indiscriminada y sin ningún control podría poner fin al anonimato y a la circulación no registrada de personas. Además, estas tecnologías, podrían ser utilizadas de forma malvada generando problemas de usurpación de identidad graves, pues una sonrisa a una cámara podría sustituir a las tarjetas, códigos o contraseñas”, advierte el abogado Ruiz Pérez, que es partidario del cumplimiento de los principios recogidos en la normativa, entre otros el llamado “Privacy By Design”. “Este principio establece que el tratamiento de datos debe diseñarse de forma preventiva desde el inicio con un enfoque proactivo y salvaguardando la privacidad del usuario desde los primeros pasos de definición y desarrollo de productos o servicios”, explica y agrega que este principio “afecta fuertemente” a tecnologías que todavía no están generalizadas y en las que se ven implicados distintos actores y actividades.
AI ha puesto la investigación sobre la mesa de la UE y ahora le exige medidas contundentes. “El sector europeo de la vigilancia biométrica está fuera de control, pues es una industria que mueve miles de millones de euros y que florece vendiendo sus mercancías a responsables de abusos contra los derechos humanos”, ha denunciado Merel Koning, responsable de Política, Tecnología y Derechos Humanos en Amnistía Internacional, en un comunicado de la organización. Según Koning, el actual sistema de reglamentación de las exportaciones de la UE es “defectuoso y tiene que repararse en seguida”.
Puedes seguir a EL PAÍS TECNOLOGÍA RETINA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aquí a nuestra Newsletter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.