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La tecnología y la economía circular: catalizadores del consumo responsable del plástico

España está a la cabeza: es el segundo país que más arroja sus desechos al Mediterráneo y el cuarto país de la Unión Europea que más consume, según datos ofrecidos por WWF.

Getty Images

El consumo y vertido de plástico es una de las plagas ecológicas a las que se enfrenta el medio ambiente en la actualidad. La ONU estima que se vierten más de ocho millones de toneladas al año en los océanos. Desafortunadamente, España está a la cabeza: es el segundo país que más arroja sus desechos al Mediterráneo y el cuarto país de la Unión Europea que más consume, según datos ofrecidos por WWF.

El desastre del consumo de este material, y la consecuente contaminación del mismo, no es exclusivo del ámbito empresarial, gubernamental o cívico. Se trata de un asunto que atañe a todos estos actores. Hay que cambiar la mentalidad sobre el consumo irresponsable en todos los ámbitos de la sociedad para poder luchar contra esta lacra. Este cambio, como no podía ser de otra manera, tiene que ir encabezado por las empresas y las administraciones públicas, que son los que deben dar ejemplo al ciudadano.

Un caso interesante son las medidas adoptadas por el Gobierno destinadas a acabar con la compra de bolsas de plástico en supermercados. Entre 2007 y 2014 el consumo de estas bolsas se redujo a la mitad. Aún así seguía siendo un consumo elevado por lo que, desde el Gobierno, se aprobó un Real Decreto para que todas las bolsas de plástico fueran de pago.

La economía circular y la tecnología como catalizadores del cambio

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La Unión Europea se ha posicionado como una de las referencias en la transición al consumo y reciclado responsable del plástico, optando por un nuevo modelo de economía: la Economía Circular. Para ello se ha de promover la necesidad de reutilización y reciclaje, así como la promoción de materiales más sostenibles. Por ejemplo, desde la Comisión Europea se propone eliminar los productos de plástico de un solo uso. Para 2030 todos los envases deben ser reutilizables o reciclables.

Así, la innovación y la tecnología deben ser los pilares en los que se sustente la economía circular. Las nuevas tecnologías ofrecen un amplio abanico de oportunidades que permiten mejorar el ciclo de vida de los productos para una mayor eficiencia y un consumo más responsable. Este es el caso de TagItSmart, un proyecto avalado por múltiples empresas, y que ha recibido 7 millones de financiación, destinado a implementar IoT en la cadena de valor. Para ello generan productos conectados que se pueden monitorizar mediante etiquetas (Smart Tags) durante todo el ciclo de vida del producto, desde la producción hasta el reciclaje.

Una de las tecnologías punteras en la gestión de residuos de plástico es la solución SmartWaste desarrollada por Minsait y que se está aplicando en ayuntamientos y entidades locales con la ayuda de Ecoembes. La plataforma utiliza el Big Data y el IoT para centralizar datos desde distintas fuentes de información como sensores, redes sociales, encuestas, censos y satélites para convertirlos en datos de valor que permitan una mayor eficiencia en el reciclaje de residuos de plástico.

Otro gran ejemplo de cómo la tecnología optimiza el consumo responsable es el proyecto ContendorGo desarrollado por la cátedra de visión artificial de la URJC, en colaboración con Elaborarium. Esta herramienta combina tecnología de geolocalización en contenedores de residuos y técnicas de machine learning mediante inteligencia artificial para que las máquinas aprendan de manera automática. Así se da un mejor servicio al ciudadano y aumenta la recogida selectiva de envases.

Empresas GIP concienciadas con el consumo responsable de plástico

El cambio de la cultura social hacia un modelo económico más sostenible, circular y respetuoso con el medio ambiente debe estar liderado por el conjunto de la sociedad. Ahí es donde las empresas con un nuevo modelo económico, las empresas GIP (Generan un Impacto Positivo en la sociedad), pueden encontrar un valor diferencial para posicionarse a la cabeza de este nuevo paradigma.

Diferentes compañías están apostando por técnicas y modelos que permitan reciclar y/o reutilizar el plástico oceánico. Este es el caso de Adidas que, durante 2018, produjo 11 millones de deportivas fabricadas con plástico reciclado de los océanos, con el esfuerzo a nivel costes que ello supone. Esta tendencia está siendo muy recurrente en el sector textil, con empresas como Zara elaborando prendas a partir de botellas de plástico reutilizadas o H&M con su línea exclusiva llamada H&M Conscious, fabricada exclusivamente con materiales naturales y respetuosos con el medio ambiente.

En definitiva, hay muchos datos que demuestran que impactar positivamente la sociedad y el planeta con productos sostenibles y respetuosos es una clara tendencia y una oportunidad para aquellos que se suban a esta ola. Según un reciente estudio de B-Corp, las compañías con propósito sostenible han crecido 4 veces más que las que no lo son en los últimos dos años. En resumidas cuentas, el propósito debe acompañar a las empresas.

Daniel Marote es socio director de Hydra.digital y experto en experiencia de cliente, marketing y transformación digital.

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