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Firma invitada

Fortnite quiere ser la mejor red social nueva

La gran popularidad de este juego de acción nos recuerda que socializar es mucho más divertido cuando lo haces con tus amigos

Cuenta con más de 200 millones de usuarios, de los cuales hasta 8 millones pueden llegar a estar en línea al mismo tiempo. La mayoría pasa de seis a 10 horas a la semana en la plataforma, y la mitad de los adolescentes asegura que lo usa para estar al día con sus amigos.

¿Snapchat? ¿Instagram? ¿Twitch? No, Fortnite. El popular videojuego en línea se ha convertido en una de las redes sociales más grandes del planeta. No en un sentido tradicional, por supuesto, ya que Fortnite Battle Royale es, ante todo, un juego de disparos al estilo sólo puede quedar uno, especialmente popular entre adolescentes y veinteañeros.

Pero mientras los jugadores esperan para ser trasladados en avión y pasar a la siguiente batalla, e incluso mientras se juega a un ritmo implacable, también están charlando, y mucho. El chat de voz incorporado fomenta un diálogo continuo entre los jugadores, que pueden hacerlo solos o reunirse con amigos. Y la conversación no sólo se centra en bidones de plasma o pociones escudo, sino que aprovechan para comentar también cómo ha sido su día e incluso surgen nuevas amistades a medida que los jugadores interactúan. En este sentido, Fortnite se ha convertido en el clásico tercer espacio: un lugar que no es ni el hogar ni el colegio, donde los niños pueden reunirse y relacionarse con su propio lenguaje. En esencia, se puede decir que es como un nuevo sitio en el que reunirse (además, uno de  cada cuatro jugadores es mujer, una proporción de género rara en los juegos en línea).

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El juego se ha convertido también en una máquina de hacer dinero, alcanzando unos beneficios de 3.000 millones de dólares en 2018. Si bien el juego es gratuito en todas las plataformas (algo único para un juego AAA con un presupuesto masivo), Fortnite gana dinero a través de las compras opcionales de los jugadores. El ingreso anual medio por usuario alcanza casi los 100 dólares.Esto supone más que Google (27$), Facebook (19$), Twitter (8$) y Snapchat (3$), juntos.

Esto me ha hecho pensar. En Fortnite, los usuarios han encontrado una plataforma mucho más adictiva y mucho más social, en realidad, que muchas redes sociales. Entonces, ¿qué lecciones pueden sacar las redes sociales tradicionales de todo esto?

Mecánica

En el juego, 100 participantes llegan a la vez a una isla saltando desde un autobús volador con el propósito de ser el último en quedar en pie y vencer al estilo de Los Juegos del Hambre, para lo que cuentan con una gran variedad de armas, armaduras, estructuras y otras herramientas. Aunque, a priori, el tema puede resultar violento, el juego en sí no lo es, ya que en ningún momento vemos sangre o elementos gore. Al final del mismo, el jugador que logra sobrevivir, reclama la llamada Victoria Magistral. En total, cada partida dura alrededor de 20 minutos.

Esto parece algo obvio cuando lo piensas. Desde el principio de los tiempos, las personas se han relacionado con otros mientras realizaban otra actividad: durante una comida, en el trabajo, mientras hacían la compra, en la iglesia, etc. Más tarde aparecieron las redes sociales e introdujeron la idea de ser social como algo que uno hace de forma aislada, a expensas de cualquier otra cosa. Lo único que debes hacer en Facebook es moverte tu solo por el feed de noticias. Lo mismo ocurre con Instagram y Twitter. En cierto modo, se trata de un paréntesis o ruptura un tanto inquietante de lo que es la vida real, en lugar de ser una extensión de la misma.

Pero en Fortnite socializar es el resultado natural de otra cosa. Estás esperando que el autobús te recoja para la próxima batalla y poder hacer nuevos pasos de baile o estás tratando frenéticamente de construir un fuerte, una rampa o una torre, y la conversación simplemente fluye. “En un minuto estaré hablando de cómo ha sido mi día, algún problema de codificación o cualquier otra cosa, y de repente gritaré ¡CUIDADO, UN FRANCOTIRADOR A TU ESPALDA! , y todos lucharán por seguir con vida”, apunta el blogger y escritor de tecnología Owen Williams.

Este mismo concepto de social como un complemento de otra cosa, más que como foco principal, resulta evidente también en el éxito de Twitch, donde 15 millones de usuarios activos diarios dedican una media de 90 minutos todos los días a chatear mientras observan cómo otros juegan a videojuegos. No es que esta idea se pierda por completo en el caso de las redes sociales tradicionales: Facebook Live y otras plataformas de transmisión en vivo, donde los usuarios pueden ver y comentar, están más cerca de replicar esta dinámica. Simplemente necesitamos mucho más de esto.

Resulta un tanto angustioso ver cuán fácilmente las redes sociales pueden volverse antisociales. Los troles son la pesadilla de cualquier plataforma en línea, pero pueden aparecer también en los canales sociales tradicionales. El bullying y el discurso del odio son la triste realidad del día a día, y Twitter y Facebook han hecho todo lo posible en los últimos años para tratar de acabar con ello. Después existe una pregunta más profunda que plantea cómo de social deben ser las redes sociales. Con tantas plataformas, la experiencia del usuario puede convertirse fácilmente en un ejercicio de narcisismo: proyectar una imagen de su vida retocada, que no es real, en un intento de recopilar me gusta, mientras siente envidia de las publicaciones realizadas por otros.

Sin embargo, a todos los efectos, Fortnite está haciendo algo muy diferente. Williams explica cómo "uno se siente genial al participar en una experiencia conectada que no supone tener que discutir con los trols de Internet todo el día. Puedo silenciar a quien quiera y concentrarme en hablar con mis amigos, conectándome con ellos más a menudo". Por su parte, Nick Paumgarten, redactor de The New Yorker, explica cómo el juego puede incluso “llegar a sacar una parte amable de los participantes” cuando los jugadores colaboran entre ellos para sobrevivir. Eric Klopfer, profesor en el MIT y director del Scheller Teacher Education Program, apunta en la newsletter de CommonHealthque Fortnite puede resultar crucial para establecer conexiones sociales en el mundo online de hoy en día, algo que raramente se le achaca a las redes sociales tradicionales Para ser claros, Fortnite, como cualquier juego en línea, tiene su cuota de trolls que deliberadamente sabotean el juego, como lo demuestran los videos de YouTube. Pero esto es algo totalmente diferente al bullying o el abuso que se ve en las redes sociales, donde el 38% de los estadounidenses asegura sufrir ataques todos los días.

Aunque jugar es gratis, no es fácil entrar en Fortnite. De hecho, muchas personas que lo intentan por su cuenta terminan sintiéndose frustradas. Pero este difícil proceso se debe posiblemente a una cuestión de imagen. Así, para poder acceder al juego como novato, debes ser iniciado por otra persona, es decir, un jugador que ya esté dentro y entienda los entresijos de la plataforma. Este halo de exclusividad, como saben todas las sociedades secretas, clubes VIP, etc, puede ser clave a la hora de construir una comunidad potente. Vale la pena recordar que Facebook comenzó como una plataforma exclusiva de Harvard antes de expandirse a otras universidades de élite y sólo después al público general.

Snapchat también iba por el mismo camino, con una interfaz de usuario que, al menos inicialmente, resultaba desconcertante para cualquier persona mayor de 18 años. En un mundo en línea donde todo parece ser accesible para todos en todo momento, esa exclusividad puede generar atracción y marcar la diferencia. A día de hoy, son demasiadas las redes sociales que tratan de serlo todo para todo tipo de personas, alcanzando así a un grupo intergeneracional mediante una interfaz insípida que sería mejor olvidar, todo ello con el objetivo de atraer al mayor número de ojos posible. ¿Pero realmente esto tiene sentido? Fortnite muestra un camino diferente.

Por supuesto, no hace falta decir que Fortnite es, ante todo, un sofisticado juego en línea. No está diseñado expresamente para ser una red social, por lo que no quiero llevar este análisis más allá. Al mismo tiempo, Fortnite no está libre de conflictos y controversias. Los padres están cada vez más preocupados por la posible adicción y abundan las historias de niños que descuidan los trabajos del colegio, los deportes e incluso sacrifican horas de sueño para poder jugar durante horas y horas. De hecho, gran parte de lo que hace que Fortnite enganche tanto (las recompensas al azar, el acceso gratuito, la capacidad de personalizar las funciones) es precisamente aquello por lo que las redes sociales han sido tan criticadas en el pasado.

Dicho esto, Fortnite nos ofrece una visión de lo que puede ser una red social nueva y totalmente diferente. En el mejor de los casos, se trata de un mundo en constante cambio a través del cual poder aprender y explorar, en lugar de una interfaz estática y repetitiva. Es un espacio para pasar el rato y conectarse con amigos. Es el lugar perfecto para soltarse la melena en lugar de dedicarse al postureo. Y esto es lo realmente divertido. Las redes sociales dejaron de serlo hace ya mucho tiempo, y si quieren seguir estando presentes en las vidas de la generación Z y más allá, quizás deberían tomar nota y aprender algo de Fortnite.

Ryan Holmes es el CEO de la plataforma de gestión de redes sociales Hootsuite

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