Hervé Falciani: “En España he encontrado el mejor ámbito jurídico para defender mis ideales y valores”
El ingeniero de sistemas Hervé Falciani desató un terremoto al recopilar los datos de más de 100.000 posibles evasores fiscales con cuenta en el banco HSBC. Hoy es un icono de la lucha contra el fraude y gira su mirada hacia las criptomonedas
Acabada la entrevista y la sesión fotográfica en la Escuela de Ingeniería Informática de la Universidad Politécnica de Valencia, el fotógrafo Jerónimo Álvarez quiere hacer un último retrato de Hervé Falciani junto a un obelisco de los jardines universitarios. Pero un guardia de seguridad advierte de que no se pueden tomar fotos allí sin permiso. Cuando el ingeniero de sistemas se entera, propone saltarse la prohibición, “y si el guardia vuelve, hablamos con él y le convencemos”. Con una negativa de principio, no parece buena idea desafiar el veto, pero Falciani insiste en intentarlo.
La foto del obelisco no llegó a realizarse, pero la persistencia por hacerla es una nimia muestra del carácter irredento y antiautoritario de Hervé Falciani (Montecarlo, 1972), un desconocido ingeniero informático del banco HSBC en Ginebra que saltó a la fama global en 2008 cuando huyó de Suiza con una lista de más de 100.000 presuntos evasores fiscales con cuenta en su exempresa. Desde entonces, la Lista Falciani ha permitido a varios países europeos recuperar parte del dinero defraudado (260 millones de euros en España), mientras su autor se convertía en icono de la lucha contra los delitos financieros y colaboraba con diversas formaciones políticas como Podemos o el Partido X. A la vez, la justicia suiza ha seguido persiguiéndolo: pasó seis meses en 2012 en la prisión de Valdemoro, Madrid, hasta que se denegó su extradición, y se le volvió a arrestar el pasado mes de abril, después de que Suiza emitiera una orden internacional de detención tras haberle condenado en ausencia a cinco años de cárcel. En septiembre tendrá una segunda vista judicial.
Ahora, desde su residencia en algún lugar cerca de Valencia, Hervé Falciani sigue queriendo tirar de la manta. En este caso, de la capa de oscuridad que envuelve el mundo de las finanzas, que en su opinión puede aclararse gracias a blockchain. Para ello, participa en Taboow.org, “un proyecto de la asociación de derecho Tactical Whistleblower que promociona tabu, una criptomoneda sostenible, base de una ICO lanzada el 14 de julio”. Apasionado al explicarse, Falciani insiste en hablar en un castellano correcto y esforzado.
- P. ¿Por qué ha querido centrar su trabajo actual en blockchain y las criptomonedas?
Hay gente muy competente en la lucha contra el fraude; el problema proviene de la política"
- R. Por la claridad de los conceptos dentro de esas tecnologías. Cuando hablamos de términos financieros como brokers o derivados, poca gente lo entiende. Ahora existen elementos accesibles a todos, que ofrecen los mismos servicios y cumplen con los mismos requisitos —o mejores— que las finanzas tradicionales. Hasta ahora eran conceptos muy intrincados, y las criptomonedas han despejado el camino. Por ejemplo, una pyme que tenga un proyecto puede encontrar financiación y ponerlo en marcha. Y sin pasar por un banco. Es genial que los que hasta ahora se quedaban fuera del juego financiero, como víctimas —cuando no conoces las reglas estás en desventaja—, puedan participar de una especulación buena. Solo mencionar especulación ya parece algo malo, pero tenemos que reapropiarnos de la palabra y usarla para el bien común.
- P. ¿Desaparecen las connotaciones negativas?
- R. Existirán, claro, pero cuando todos conocen las reglas el juego es más sostenible, más accesible. Pero no desaparece el peligro, y ahí entra en juego nuestra asociación, Taboow, que propone un seguro que genera valor y un certificado BCA [Blockchain Certification Authority] con el objetivo de que un asegurado con tabus sepa, por ejemplo, con quién se está relacionando en cada momento, sin desconocer los riesgos. La idea es que ese conocimiento no se quede en los países más desarrollados, que ya están aprovechando esta tecnología. Por ejemplo, Suiza, que ya ha definido legalmente lo que es una criptomoneda y permite pagar impuestos con ellas, o Dubái, cuyo registro de la propiedad usa blockchain.
- P. Pese a todo, la mayoría de la gente no acaba de entender blockchain. ¿Cómo lo definiría de una forma sencilla?
- R. Es una tecnología que permite registrar datos y contratos de forma inalterable y facilitando la trazabilidad. Si lo simplificamos, son cromos, como los de Panini, que se quedan registrados en este sistema blockchain y se pueden intercambiar. Y no pueden desaparecer, siempre estarán visibles. Se sabe siempre la cantidad y dónde están esos cromos. Después, se pueden agrupar servicios y bienes tras estos cromos, como si fueran títulos financieros.
- P. Hace poco John Flint, consejero delegado de su exempresa HSBC, hablaba con escepticismo de las criptomonedas, por sus problemas de transparencia. ¿Cómo cree que entrarán los grandes bancos en este mercado?
La tecnología blockchain permite compartir un negocio, no que el primero que llegue se quede con todo”
- R. Me hace gracia, muchísima gracia, que a Flint le preocupe la trazabilidad... Digamos que tenemos varios retos. El mercado de la criptomoneda puede ser más amplio que el mercado financiero actual. Es un modelo que permite no solo trazabilidad sino distribuir un negocio. Nosotros [Taboow] podríamos incurrir en malas prácticas, quedarnos con todo el negocio de los seguros de criptomonedas y construir un monopolio. Pero la tecnología blockchain permite compartir un negocio, no que el primero que llegue se quede con todo. Ese es el verdadero cambio que da miedo a las grandes entidades.
- P. Volviendo a los bancos, obviamente acabarán entrando de lleno en algún momento.
Las criptomonedas ayudan a reducir la desigualdad”
- R. Es que ya están dentro. Suiza permite a los operadores de criptomonedas sacar una licencia financiera, está poniendo puentes entre las finanzas convencionales y las nuevas. Estos operadores manejan 300 millones de euros en negocio al mes. Bitcoin Suisse AG es un ejemplo de empresa registrada como intermediario financiero. Gestiona ICOs [Initial Coin Offerings] y fondos en criptomonedas para empresas. El paradigma cambia, la innovación financiera y tecnológica no quedará controlada por los de siempre. No tiene sentido que solo lo aprovechen los que pueden montar una sociedad en Suiza o Delaware y que no lo hagan los empresarios locales.
- P. La asociación en la que participa, Taboow, ¿tiene ánimo de lucro?
- R. No, la asociación proporciona las herramientas, es open business. Taboow promociona la criptomoneda sostenible tabu, que no solo permite la seguridad de los usuarios, incluso los no experimentados, sino que además facilita la agilidad financiera dentro de un modelo de economía circular. Podemos hacer que la criptomoneda sea accesible. Es un juego nuevo que atrae a los inversores de siempre, pero también a los novatos, que necesitan protección, porque ahora es como el salvaje Oeste.
- P. Sigo sin entender cuál es el modelo de negocio que propone Taboow. ¿Cómo se van a financiar?
- R. Como todas las asociaciones, no tiene ánimo de lucro. Puede financiarse a través de cotizaciones de los miembros, de servicios o de donaciones, pero sin repartir beneficios. El crecimiento de valor del tabu contribuirá también a la financiación de la asociación. Este token es un antimonopolio, pero no es nada hippie. Sin desprestigio para los hippies: me identifico más con ellos que con muchos de los banqueros...
- P. Las criptomonedas son también campo fértil para organizaciones criminales, como las que trabajan en la deep web. ¿Cómo se puede evitar este uso ilegal?
- R. Harán falta siglos para encontrar la misma opacidad en la criptomoneda que observamos en las finanzas tradicionales. Es una barbaridad lo que ocurre, solo hace falta ver las noticias. Y eso que lo que se conoce es un porcentaje pequeño. Pero cada bitcoin se puede rastrear. Hasta los que se sentían más protegidos, como Silk Road en la deep web o los ladrones de bancos rusos detenidos en Alicante [en marzo, en la Operación Carbanak, llamada así por uno de los virus de malware que usaban], los han atrapado gracias al bitcoin. Se equivocaron, creían que el bitcoin era anónimo, pero si no usas de forma limpia una criptomoneda te estás exponiendo. Hay criptomonedas que no son transparentes ni rastreables, por su construcción, pero las que sí lo son gozan de mucha ventaja para luchar contra el fraude.
- P. Se supone que una moneda como bitcoin está diseñada para evitar la tributación, ¿o es el uso que se hace de ella?
- R. Lo que pasa es que reproduce por imitación el mecanismo de las finanzas, incluido lo que se llama optimización financiera. No puede ser que lo usen solo las multinacionales. Cuantos más empresarios lo aprovechen, más se reduce la desigualdad, por lo que si se encuentran lagunas habrá que modificar la ley.
- P. ¿Cómo cree que ha cambiado, en estos diez años desde que empezó la crisis económica (y también su aventura) la actitud de la banca hacia el fraude?
- R. El aparato financiero dibuja los límites legales y cuando ve fronteras borrosas, las cruza. Eso sigue ocurriendo, es la naturaleza humana y no cambiará. Solo lo hará si lo que permite la actividad financiera es transparente, no una firma en un papel, sino una herramienta. Hasta ahora tenías que dar tu confianza a un señor trajeado, no a un procedimiento o un sistema.
- P. Desde su propia experiencia en la lucha contra el fraude, queda claro que son necesarios profundos conocimientos tecnológicos. ¿Cree que las administraciones europeas cuentan con equipos con estas competencias?
- R. Sí, el problema no viene de las competencias, sino de la política. Hay gente muy competente, pero son los mandos los que pueden poner problemas. Si descentralizamos los negocios las decisiones políticas no serán tan necesarias, se reequilibrarán las cosas, los ciudadanos y los políticos tendrán más claro dónde se sitúa el entendimiento común y cuáles son las prioridades.
- P. En la web de Taboow.org se habla de una herramienta de protección de género. ¿En qué consiste?
- R. Una sociedad que aprovecha todos los talentos es más fuerte. Con Smashboard buscamos un asesoramiento para nuestro departamento de recursos humanos. Queremos pluralidad y crear una comunidad en base a un elemento común —una criptomoneda— con todos los talentos posibles. Yo puedo ser parte del patriarcado, sin saberlo, y me interesa esta herramienta para saber que no pierdo oportunidades por haber crecido en un ámbito patriarcal.
- P. Yendo a un tema más personal, ¿cómo llegó a Valencia?
- R. Por el fraude. Es una tierra de contraste en ese ámbito, con toda la iniciativa de la Generalitat o de la Agencia Antifraude valenciana que dirige Joan Llinares [antaño gestor cultural, como auditor destapó la corrupción en el Palau de la Música Catalana y lleva un año en su actual cargo]. Además, me gusta la playa, la luz y tengo amigos, pero al principio fue la lucha contra el fraude.
Tras pasar casi seis meses en 2012 en prisión preventiva mientras se decidía si se le extraditaba a Suiza, fue arrestado de nuevo en abril de este año. ¿Fue un gran shock?
- R. No fue una gran sorpresa. Solo estuve una noche en el calabozo. Lo cual no quita que vaya a tener un segundo proceso, en septiembre probablemente. El sistema judicial funciona y aplica las normas internacionales, hasta cuando se aprovechan de un vacío legal. Se supone que no se pueden juzgar dos veces los mismos hechos, pero al parecer hay una enorme complejidad en el mundo jurídico y financiero internacional. Para mí fue una sorpresa la posición del anterior Gobierno. Antes hablábamos de intercambio de cromos, y sospecho que eso era lo que querían hacer conmigo [canjear a Falciani por las independentistas huidas a Suiza Anna Gabriel y Marta Rovira]. Ellos tenían la posibilidad de no jugar a esto, que es muy feo, pero eligieron hacerlo. Al final, este tipo de actitudes, entre otras cosas, les pasaron factura. Por suerte para España.
- P. ¿Cómo ve su futuro a corto plazo? ¿Huyendo otra vez?
- R. Nunca he huido ni quiero huir. Pero he tenido que cambiar de país para encontrar un lugar que no escondiera o destruyera la información por la que yo había luchado tanto. Tenemos que saber por qué valores luchamos. Es difícil entender que las leyes de Suiza no representen siempre los valores de los derechos humanos. En España, lejos de ciertas opiniones, se protege la separación de los poderes y los derechos humanos. No me puedo imaginar huyendo. Aquí he encontrado el mejor ámbito jurídico para defender mis ideales y valores. Aceptaré lo que decidan los tribunales españoles.
- P. Ha colaborado con Podemos y fue cabeza de lista del Partido X en las europeas de 2014 [100.000 votos, pero no obtuvo escaño]. ¿Repetiría en política como candidato o en otro papel?
- R. El Partido X es el partido de la democracia directa, algo parecido al concepto del que hablamos de las finanzas directas. Los impulsores están ahora en varios partidos, más convencionales. No me interesa tanto la política, me siento más cómodo en el ámbito empresarial. Por supuesto, con interés en tener impacto en ciertas iniciativas políticas. Lo he hecho, por ejemplo, con el Movimiento 5 Estrellas italiano, del que no me gusta todo lo que propone, pero colaboré con los que se dedicaban a la parte bancaria en su programa, sobre un sistema de pago nacional. Y en España he tenido contactos respecto a lo que se podría hacer en la lucha contra el fraude del IVA, por ejemplo. Mi posición política es la de un ciudadano.
La vida de Hervé Falciani dio un vuelco el 20 de marzo de 2008. Ese día, HSBC denunció que alguien pretendía vender en Líbano una base de datos de clientes suyos. Falciani ha negado siempre tener una motivación económica tras su compilación de cuentas bancarias opacas, y argumenta que el viaje a Líbano fue la manera de hacer saltar la liebre y abrir un procedimiento judicial. Desde entonces, tras salir de Suiza, ha residido en Francia y España, colaborando con sus agencias tributarias, lejos de su familia.
- P. ¿Cuál es su situación familiar? ¿Cada cuánto ve a su hija?
- R. Es el ámbito personal, no quiero hablar mucho. Solo puedo decir que ante las dificultades estoy orgulloso de ver que seguimos adelante. Eso me permite tener equilibrio, no es fácil. Toco madera.
- P. Han sido diez años muy intensos...
- R. 15, han sido casi 15 desde que empecé a enfrentarme a la posición de HSBC Private Bank Suisse.
- P. 15 años muy intensos. No sé si cambiaría algo, pienso en ese viaje a Líbano que dio munición al HSBC y Suiza para argumentar que usted fue allí buscando vender los datos del banco.
- R. Por desgracia, siguen sin existir alternativas para lograr lo que conseguí con ese viaje. Es difícil de entender, es pura teoría del juego, pero así es el derecho internacional antifraude. Falta una ley de protección para los delatores o whistleblowers y los testigos. Hay cosas que se pueden mejorar, ver cómo se puede aprender, por ejemplo, del sistema de protección de testigos de EE UU.
- P. Hablando de protección, hoy ha venido sin escolta.
- R. Sigo teniéndola en ciertos casos, soy aún testigo protegido. Si te fijas en la Agencia Antifraude valenciana se pueden copiar y replicar medidas sobre cómo mejorar las normas, también para proteger a testigos.
- P. Lo que usted provocó con los datos que se llevó del HSBC no fue solo que ilustres empresarios pagaran sus impuestos, que también, sino ir a la raíz del fraude.
- R. Todo está relacionado. Lo que ha pasado con muchos empresarios nos ha mostrado también el privilegiado tratamiento político y administrativo que se les daba. Lo que necesitamos son hechos explicados que no puedan borrarse, ni disfrazarse, ni pervertirse. Y esto entronca con el funcionamiento de blockchain. La base de todo bien común son los hechos, lo que permite que la justicia opere, que la ciudadanía cambie las leyes si se necesita. Merecemos hechos. Las ideologías son interpretaciones, y están muy bien, hasta que intentan pervertir los hechos.
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