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Movilidad

Mobike prepara el lanzamiento en España de bicis eléctricas sin amarre

La firma china, presente en Madrid con 500 bicicletas, dará el salto a más ciudades de la península y estudia dónde introducir su nuevo modelo motorizado

M. G. Pascual

Ofo, el gigante chino de alquiler de bicicletas urbanas sin amarre, anunció la semana pasada su retirada de España tras una aventura de menos de un año (en este artículo te contamos su desembarco y expansión por el país). Mientras, su principal competidora, la también china Mobike, redobla su apuesta: suma ya 500 bicicletas desplegadas en barrios periféricos de Madrid (Fuencarral y Moratalaz) y tiene buen feedback de las conversaciones mantenidas con varios municipios en los que pretenden entrar. “La mayoría de los ayuntamientos con los que estamos hablando están muy entusiasmados y comprometidos en encontrar la forma más eficiente de llevar nuestro servicio a su comunidad”, explica Hunab Moreno, director general de Mobike España.

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Pero la gran novedad, lo que puede marcar la diferencia, será la llegada de su modelo eléctrico, la E-Bike. Presente ya en algunas ciudades de las provincias de Sichuan y Hebei en China, país en el que la compañía tiene unos 9 millones de bicicletas desplegadas, este nuevo modelo alcanza una velocidad máxima de 20 km/h y pesa 25,5 kg, concentrando hasta 70 km de autonomía por carga.

“Estamos trabajando para identificar las ciudades más adecuadas para probar nuestra bicicleta eléctrica en España”, indica Moreno. Algunas ciudades, como Madrid o Barcelona, tienen servicios municipales de alquiler de velocípedos eléctricos. Pero ninguna compañía se ha lanzado todavía a ofrecer este servicio bajo el modelo dockless (sin amarre).

Es precisamente la posibilidad de aparcar la bici donde se quiera, en vez de tener que dejarla en una estación habilitada, la ventaja que ofrecen compañías como Mobike frente a los servicios municipales. El sistema se basa en el candado inteligente que incorporan los vehículos: tras localizar la bici más cercana a través de la app (en el caso de las eléctricas se indica también el nivel de carga de la batería), solo hay que escanear el código QR que incorpora para desbloquearla y listo. Cuando acaba el trayecto, se deja en cualquier lado y se cierra el candado.

Las bicicletas convencionales (sin batería) de Mobike ya están presentes en Madrid.
Las bicicletas convencionales (sin batería) de Mobike ya están presentes en Madrid.

Las bicicletas Mobike incorporan una placa solar en la cesta para facilitar la recarga del candado inteligente, el alma del vehículo en tanto que informa de su ubicación y permite su desbloqueo por parte de los usuarios. Pero ese sistema no es suficiente para cargar la batería de la ayuda al pedaleo. ¿Cómo solucionar este problema? Otras compañías recurren al incentivo económico: cobran menos a los usuarios que deciden dejar las bicicletas en estaciones de recarga.

Mobike y Ofo, las dos grandes operadoras mundiales de bicis bajo demanda sin amarre, están disputándose el dominio global de las bicicletas bajo demanda. Cada uno de estos dos gigantes cuenta con unos 10 millones de bicicletas desperdigadas por el mundo, la inmensa mayoría en su China natal.

Ha sido precisamente el hecho de nacer y desarrollarse en el país asiático lo que les ha permitido llegar a los 200 millones de usuarios activos registrados (es la cifra que dan sendas compañías) en sus apenas cuatro años de vida. Un volumen completamente inalcanzable para las startups europeas y estadounidenses y que les deja en una posición de ventaja ante el resto de competidores.

Tienen además tras de sí un poderoso músculo financiero. La firma de las bicicletas amarillas cuenta con el apoyo de Alibaba y Hony Capital, mientras que las naranjas y grises acaban de ser compradas por Meituan Dianping, la plataforma de entrega en línea más grande del mundo. Las rondas de financiación a las que tienen acceso son de nueve y diez dígitos; su rentabilidad está todavía por ver.

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Sobre la firma

M. G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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