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Cámaras acorazadas para un mundo a prueba de hackers

Grifo-Box combina las exigencias de la seguridad informática con las garantías de la física para proteger datos de empresas y particulares

Getty Images

La nube será segura el día que no queden informáticos en el mundo". El día que las ranas críen pelo. El día que vuelen los cerdos. Con esta convicción se fundó Grifo-Box, una empresa especializada en la protección de información almacenada en soportes digitales, siempre offline y cajas acorazadas mediante. "Intentamos poner un poco de cabeza en la gestión de datos: convencer al cliente de que tener la información disponible 24 horas al día, si bien tiene un lado práctico, es un gran riesgo", asegura Daniel Pío, uno de los padres del proyecto.

La idea surgió hacia 2014, en una tertulia de café que giraba en torno a la relación entre los ataques informáticos y la gestión de datos. "Estábamos expertos de seguridad informática y de seguridad física, y cada uno teníamos una visión un poco particular", recuerda Pío. Los primeros cantaban las bondades de la hiperconectividad, de tenerlo todo al alcance de un click. Los segundos afirmaban que lo inmediato es incompatible con lo seguro.

Del término medio entre ambas posturas nació Grifo-Box. "Lo montamos en Londres hace poco más de un año porque no pensábamos que el Brexit iba a salir. Ahora hemos fundado una filial en España y estamos desarrollando la empresa madre en la haya", explica el fundador. Su objetivo es extender los servicios a toda Europa, siempre con arreglo a la normativa más restrictiva en materia de protección de datos.

Quien quiere escapar de las garras de los hackers con la ayuda de Grifo-Box tiene tres opciones: guardar un disco duro, previamente encapsulado bajo contraseña por el usuario, en alguna de sus cámaras acorazadas (club); realizar backups en racks que posteriormente se extraen del servidor y se almacenan en las mismas cámaras (data); o almacenar información en servidores habilitados temporalmente por la empresa, que después de transferirla a un pendrive que se guarda en las cámaras acorazadas, formatea el servidor empleado (dragon).

"Cuando alguien quiere recuperar los datos guardados con nosotros lo hace en un plazo de entre 24 y 48 horas. No somos una nube", añade Pío. Y tampoco son una cámara acorazada de las de antes; para asegurar la buena conservación de los discos duros, se establecen medidas de prevención y controles ambientales. "Estaba contratando una cámara acorazada en Francia cuando se me ocurrió hacer una prueba muy sencilla: la del bolígrafo. El bolígrafo se me quedó enganchado en uno de los armarios que tenían destinados a billetes y monedas. Resulta que había una toma de contacto y todo el mueble estaba imantado. De haber colocado nuestro producto ahí, Grifo-Box ya no existiría".

Hasta el momento, han recurrido a sus servicios, médicos, abogados, ingenieros e incluso colegios. "La perspectiva que tenemos para el próximo año es brutalmente positiva", afirma Pío. El as en la manga de Grifo-Box es la creciente conciencia de la vulnerabilidad de la información almacenada en la red. "Las nubes son muy buenas y muy útiles y pueden solventar muchos problemas. Pero no es segura. Hoy en día, todo lo que esté conectado a la red tiene un peligro añadido. Hay tanta gente trabajando para proteger un sistema como gente trabajando para vulnerarlo".

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